01. No es mi fin, es mi comienzo.

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"Vive como si no hubiera un mañana, es mi última petición...

Te querré por siempre,

Charlotte."

—No... no puede ser, esto no puede estar pasando —inevitablemente lágrimas desbordaron por mis ojos. No podía controlarlas—. ¡Díganme que es mentira! ¡Por favor díganme que es mentira! —grité, entre llantos mientras mi hermana, mi padre y mi madre no podían mirarme a los ojos ni dirigirme la palabra —. ¡Charlotte está viva, yo lo sé! ¡No, no, no!

                                                                                                                            **

—Gracias por todo, amiga, estarás siempre en mi corazón. Por favor, cuídanos desde el cielo... Pronto nos encontraremos, sólo espera. La vida lo dirá—susurré frente a su tumba, estaba en el funeral, despidiéndola... Aún no lo creía, mi mejor amiga, se había ido, tonta enfermedad terminal. Comencé a llorar—. Y tal como lo querías, seguiré tu consejo, y viviré como si no hubiera un mañana. Te lo prometo—deposité mi ramo de rosas, sus preferidas, a un costado de donde descansaba su cuerpo.

Las lágrimas persistentemente seguían cayendo, pero aún así intenté limpiarlas con mis dedos y me di la vuelta para encontrarme con los parientes y algunos amigos de la difunta.

—Jade... —una voz masculina susurró en mi oído —. ¿Podrías dejar de llorar? —me giré, ofendida por su petición.

—¿Qué diablos te pasa? ¿Cómo quieres que no llore, Hoseok?

—Es fácil, ella nos dio como último mensaje a todos sus amigos que viviéramos como si no hubiera un mañana. ¿Por qué estar llorando? Mira, hasta el chico con el seguro se casaría esta sonriendo, pensando en momentos lindos que pasaron juntos —señaló a David con el brazo —. Sería mejor si simplemente pensaras en lo bueno...

—¡Eres un maldito descarado! —por la furia que tenía con el mundo de haberme quitado a la persona que me entendía mejor que nadie, y lo que me venía a decir un amigo de ella que habré visto tres ocasiones en cumpleaños o juntadas, levanté mi mano y sin piedad le di una cachetada. Y obviamente, todos los presentes fijaron la atención en nosotros—. ¡Ella se ha ido! ¡Santo cielo, ella ya no está aquí y tú pidiéndome que no llore! Tú... tú... —levanté mi puño, con la intención de volver a pegarle pero un muchacho que conocía bien corrió hacia mí y me tomó por los brazos, deteniéndome. David.

—Jade, deberías calmarte...—me dijo—. Estamos en su funeral, respétala y también a su último deseo... Deja de llorar —me volteé, nuevamente indignada.

—¡¿Tú también?! ¡¿Por qué todos me dicen eso, no tengo derecho a llorar por ella?! ¡¿No entienden que su vida acabó y jamás volverán a verla?! —exclamé desesperada.

—Jade, tranquilízate —llegó Emily, las tres éramos amigas muy unidas—. Estás faltándole el respeto a Charlie y a todas las personas para las que ella era importante.

—¿Saben qué? ¡Me largo! Parece que la única que está mal por todo esto soy yo. Parece que ninguno de ustedes la quería. Me retiro.

Corrí hasta la parada de autobús, en mi vestido y zapatos negros, y mi maquillaje corrido. Sin saber su destino, subí al primero que arribó y apresuradamente tras pagar el boleto, elegí uno de los asientos de atrás de a dos, del lado de la ventana.

Sentí cómo un peso se dejaba caer a mi lado, y giré mi rostro para ver a la persona.

—Hola —me saludó.

—¿Qué quieres? Eras su mejor amigo, deberías quedarte en el funeral.

—¿Y tú? Eras su mejor amiga, deberías quedarte en el funeral —replicó Hoseok—. Pero mira, estamos aquí, queriendo escapar de la realidad. ¿No es cierto?

—Claro que no—negué con la cabeza—. Yo puedo asumir bien que ella está mue...—tomé aire—muerta.

—Oh, claro, puedes asumirlo—me miró—, o eso creo. Pero no lo superarás tan fácil.

—¿Cómo que no? ¡Mírame, estoy calmada! —exclamé como demente mientras otra tanda de lágrimas amenazaba con salir. Hoseok me dio una mirada de lástima y preocupación—. No me mires así, por favor no... —le rogué ya comenzando a llorar.

Hoseok se limitó a quedar en silencio y secar mi rostro con sus dedos pulgares, tratándome suavemente, y mágicamente compartiéndome de su paz. Pasó sus manos a mi cabello y lo acarició delicadamente, para luego adueñarse de mí en un fuerte abrazo.

—Tranquilízate, ella no querría verte de esta manera... Tenla más en cuenta, es por eso que nosotros no lloramos en público. Queremos cumplir el pedido que nos dejó... —dijo en mi oído.

—¡Están fuera de quicio! ¿Cómo quieren que no este mal?—me quejé aún con mi cabeza sobre su pecho.

—Jade, estás siendo egoísta. Si ella estuviera aquí...

—¡Pero no lo está! ¿Qué no lo entiendes? —grité ya harta, alejándome de él bruscamente—. ¡Por culpa del maldito cáncer ella no está aquí!

Miré a mi alrededor, y pude notar a todas las personas en el bus observando la escena dramática que estábamos montando.

—¡¿Y ustedes que miran?! —les grité, todos llenos de miedo voltearon hacia otro lado—. Ya, me largo—me paré frente a una puerta y toqué el botón para avisar que se detuviera en la siguiente parada. Una ancianita a mi lado me miró de reojo, seguramente pensando en lo que me estaba pasando y que era extraña. Suspiré y decidí ignorarla.

Me bajé rápidamente del autobús con la intención de adentrarme en lo primero que vi, un bar.

Pero alguien me tomó del brazo, impidiéndome el paso.

—¿Y ahora qué?

—Debo darte algo—rodé los ojos y di la vuelta para mirarlo como corresponde. Estiró su mano y me alcanzó una hoja pequeña, cuadrada y rosada que pertenecía al bloc de notas reposicionables de colores surtidos de Charlotte. Lo llevaba a todas partes, y cuando veía algo que le llamaba la atención lo anotaba allí. Siempre me había preguntado por qué.

Nerviosamente, lo cogí y leí lo que estaba escrito con una pluma negra y una letra cursiva que conocía muy bien... Charlotte.

"No es mi fin, es mi comienzo"

Un escalofrío me recorrió por dentro, y mis ojos volvieron a cristalizarse.

—¿Y... e-esto qué significa? —le pregunté, completamente perdida por el repentino asunto y atónita porque ella había escrito aquello. El chico de cabello negro, conocido como Jung Hoseok, se encogió de hombros con las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Lo sabrás pronto —se giró sobre sus talones y cruzó la vereda, desapareciendo ante mis ojos, que veían todo borroso. Con mi brazo intenté secarme, pero sin mucho resultado y desganada, entré al establecimiento repleto de gente fumando y tomando.

Tomé asiento y apoyé mis codos en la barra. El muchacho que atendía me obligó a pedir algo y al final opté por un vaso de cerveza.

Extraje mi teléfono celular de mi pequeño bolso, y guardé la nota dentro de éste. Marqué a mi hermana y al tercer tono, atendió.

—¿Estabas con tu novio? —le pregunté apenas respondió.

—Ajá, pero... ¿Tú no deberías estar en el funeral?

—Samantha, ven a recogerme.


Like there's no tomorrow (J-Hope BTS)Where stories live. Discover now