Capítulo 1 "El contrato"

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Tomo asiento frente al escritorio y ojeo algo en su portátil.

—Hay un contrato cerca de aquí —comento Samuel.

Sin dejar de intentar de embocar la pelota de básquet en su cesto Maximus sonrió.

—¿Tiene buena pinta? —pregunto curioso.

—Alguien que vive cerca ha denunciado eventos raros en el lugar, luces que se prenden y se apagan a cada rato y siluetas oscuras que aparecen en las ventanas.

—¿De qué lugar estamos hablando? —pregunto Cristina desde la otra punta de la habitación.

—Eso es lo interesante —dijo Samuel y guardo silencio un segundo para darle suspenso a la situación —Es un asilo abandonado, bastante grande.

Sus dos compañeros se quedaron callados analizando sus palabras.

—Nunca hemos ido a un asilo —soltó Maximus y dejó el balón en el suelo.

—Apenas si logramos salir vivos de esa granja abandonada —recordó Cristina con pavor.

—Podría ser una buena idea, ya sabes, un reto —propuso Maximus —¿Pagan bien? Deben pagar bien para llevarnos a ese lugar.

—Por supuesto que pagan bien, pero no es la paga lo que me interesa. Nunca intentamos ir a un lugar como este.

—Siempre hay una primera vez para todo ¿No es así? —pregunto Cristina encogiéndose de hombros.

—Bien pues entonces preparen sus materiales y el camión. Tenemos un nuevo trabajo que hacer.

Samuel acepto el contrato y se puso de pie.

—Voy a comprarme un puto crucifijo que la última vez casi la palmo de no ser porque el fantasma era más lento que mi abuela —dijo Maximus y salió de la habitación.

Samuel camino hasta la pared donde reposaban las fotos de evidencia que habían tomado en sus trabajos posteriores.

—¿Por qué volvieron a poner esto aquí? —pregunto receloso.

Cristina tomo la foto entre sus manos y la miro detenidamente.

—Es nuestra mejor foto —dijo simple.

Odiaba tener que verla cada vez que entraba a la base de operaciones por eso había quitado la foto tan pronto como había podido.

Pero no es tan fácil deshacerse de los fantasmas del pasado.

Era la foto que los había impulsado a la fama mundial.

Había salido en periódicos, televisión y durante meses había dado de que hablar en las redes sociales incluso los habían acusado ser un montaje.

La habían tomado en la casa embrujada, en ella se veía al propio Samuel tratando de colocar un trípode en un pasillo y detrás de él aparecía una silueta oscura flotando en el aire.

La foto había sido tomada por alguien a quien prefería no recordar.

—¿No estás pensando que realmente podemos hacer este trabajo solo nosotros tres? —pregunto Cristina y volvió a dejar la foto en el estante.

—No voy a hacerlo, hemos mejorado desde nuestra última vez...

—Ya oíste a Maximus, estuvimos muy cerca de palmarla, la suerte no siempre nos va a acompañar —lo interrumpió Cristina —No seas terco Samuel, sabes que nuestra vida está en juego en esto.

—¿Crees que solamente él puede salvarnos? No seas ingenua Cristina.

—No encontrarás a otro mejor investigador y fotógrafo de él, tú mismo me los has dicho hasta cansarte —le recordó ella y esas palabras que antes lo habían hecho sentirse orgulloso ahora se sentían como una puñalada directa al corazón —Lo que ha sucedido entre ustedes no va a cambiar la realidad. Lo necesitamos.

—Nos las hemos apañado bastante bien sin él, que Maximus sea un poco subnormal es cosa suya —insistió Samuel.

—¿Solo Maximus la paso mal la última vez? —replico filosa ella.

Samuel se cruzó de brazos.

—No fue mi culpa que el incienso se acabará justo en el momento que más lo necesitaba —se defendió él.

Cristina resopló, quería mucho a su equipo pero tenía que admitir que podían volverse tan obstinados como niños pequeños cuando se lo proponían.

—¿Lo llamas tú o lo llamo yo? —pregunto directa.

—¿Realmente crees que el señor "soy muy importante" va a contestar tus llamadas?

La castaña arqueo una ceja y sonrió de lado.

—¿Sabes que olvidaste tu teléfono en el escritorio antes de irte la última vez hace tres días? —pregunto viendo como el pelinegro desviaba la mirada para evitar enfrentarla.

Samuel bajo la vista, lo había descubierto pero aun así no le daría el gusto de hablar sobre ese tema.

—Sé que te ha estado llamado y no le contestas —acuso ella.

—No me interesa lo que él tenga que decir y punto —dijo caminado hasta la salida.

—Está bien —dijo Cristina mirándolo irse —Si morimos será tu culpa y volveré como fantasma para hacerte la vida imposible —bromeo y escucho como Samuel se reía.

—No serás el primer fantasma que me persigue, te recomiendo que ya empieces a hacer la fila.

La habitación quedó nuevamente sola y la chica sonrió con astucia apenas diviso la figura de Samuel desapareciendo en el pasillo.

—Entonces lo llamo yo —susurro y saco su teléfono.




Phasmophobia ; RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora