Parte 2

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Habían pasado unos días desde que Horacio llevó a Volkov a la vieja bodega con intención de ayudarlo a relajarse un poco, aún no estaba seguro de si había funcionado, pero según lo que el ruso le había dicho en el coche de camino a Del Perro Heights, se había sentido mejor, el mismo dijo que había sido algo liberador. Horacio no entendía mucho a que se refería con esas palabras, pues el ruso no se había movido en toda la noche, pero confiaba en que el comisario no le mentiría.

A pesar de que Volkov no había mostrado ninguna reacción negativa al estar cerca de él, incluso bebiendo dentro de su departamento, Horacio se sentía nervioso y lo evitó en lo que quedaba de la semana, no fue muy difícil hacerlo, el comisario entraba en servicio muy tarde, solo bastaba trabajar temprano para evitar esa sensación de nerviosismo que lo inundaba el pensar como reaccionaría Volkov a verlo nuevamente. Pero ya no podía seguir evitándolo, o eso pensó Horacio, no podía seguir acobardándose cuando todo salió bien, seguramente el comisario ni siquiera le dirigiría la palabra, él era así, un hombre frio y muy profesional. Con ese pensamiento en su cabeza, Horacio entró en comisaria listo para un nuevo día de trabajo.

Horacio amaba ser policía, se le daba bien, era emocionante y podía ayudar a las personas de la ciudad. En poco tiempo ya había dominado las armas reglamentarias y comenzaba a destacar en los atracos debido a su gran desempeño, no podía esperar a que lo ascendieran a Oficial I.

- Cuando llegue el abuelo, lo vamos a mirar a los ojos y le pediremos que nos ascienda. Estoy harto de ser un alumno de mierda – escuchó a Gustabo susurrar – Mentalidad de tiburón Horacio, no te dejes intimidar –

El Súper Intendente si era bastante aterrador, pero Horacio le tenía un gran aprecio a pesar de todo, sabía que por pedirle cosas lo más probable que recibirían sería un porrazo. Horacio le expresó su preocupación a su hermano.

- Hmmm – el rubio sabía que el riesgo de que eso ocurriera era muy alto, y no tenía ganas de ser aporreado – ¿Y si le preguntamos a Greco? ¿O a Volkov? –

Al escuchar que Gustabo tenía en mente pedirle un ascenso a Volkov, Horacio sintió que su estómago se volvía muy pesado, no quería causarle ningún disgusto al ruso, ni mucho menos verse como alguien que solo quería subir de rango para ganar más dinero, esa no era su motivación ni quería que Volkov lo creyera. Y al comisario Greco no lo conocía mucho. Si esas eran sus opciones Horacio prefería pedírselo directamente al Súper, ya le había pedido suficientes cosas como para perder la vergüenza.

Mientras Horacio intentaba decirle a Gustabo que prefería hablar con Conway, éste atravesó la puerta principal de comisaria, y como era de esperar, el comisario Volkov iba justo detrás de él. El Súper Intendente dio unos pasos dentro de comisaría, encendió su radio y rápidamente organizó la malla, se notaba la experiencia digna de un Súper Intendente y veterano de guerra.

- ¡Súper! – exclamó Gustabo mientras caminaba hacia él – Horacio y yo queremos hablar con ustedes – dijo señalando a ambos hombres parados frente a la recepción de comisaría.

Horacio entró en pánico y rápidamente detuvo a Gustabo jalando de su camiseta desde atrás, lo último que quería era decepcionar a Volkov cuando su relación mejoraba, éste rápidamente se volteó y Horacio susurró.

- Gustabo no, por favor –

Su hermano miró extrañado a Horacio. No lo estaba viendo a él, y al seguir la dirección donde miraban sus ojos no se demoró en entender más o menos cual era el problema. Como Gustabo, en cierto grado, se sentía culpable del rechazo que recibió su hermano por parte del ruso, prefirió ayudarlo.

- Pensándolo bien, Súper necesito hablar con usted a solas, es importante – se corrigió.

- Buenas tardes súper nenas – respondió Conway con una mirada de reproche.

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