The Chameleon | Número Cinco y Tú (PAUSADO TEMPORALMENTE)

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Después de saludar con Vanya, nos reunimos con los demás en la sala, había un silencio inquietante, demasiado diría yo.
Vanya y yo estábamos sentadas al igual que Luther, Allison y Diego, pero en diferentes lugares, mientras que Klaus hacía algo en el bar.

Por un momento pensé de que nadie hablaría, por lo que iba hablar para romper el hielo. ¿Qué diría? Ya no importaba porque Luther se me adelantó.

— Empecemos con esto, se me ocurrió hacer una especie de funeral en el patio al atardecer, decir unas palabras en el lugar favorito de Papá.

— ¿Tenía un lugar favorito? — interrumpió Allison

— Sí claro, bajo el roble, yo siempre me sentaba ahí con él, ¿ustedes no?

— ¿Habrá servicio de comida? ¿té? ¿galletas?, los sándwiches de pepino nunca fallan — interrumpió Klaus mientras se sentaba entre Vanya y yo.

— No y apaga eso, papá no dejaba fumar aquí.

— ¿Esa es mi falda? — volvió a interrumpir Allison dirigiéndose a Klaus.

— ¿Qué? Oh sí, esto... la encontré en tu cuarto, es anticuada lo sé, pero... me mantiene fresco ahí.. abajo — le respondió y yo me reí.

— Escúchenme, hay cosas importantes que resolver — nos llamó la atención.

— ¿Cómo qué? — cuestionó Diego.

— La forma en que murió — le respondió

— Y aquí vamos — volvió a decir.

— Pero no entiendo, dijeron que fue un infarto — dijo Vanya.

— Sí, según el forense.

— ¿No es el experto? — preguntó un poco confundida.

— En teoría.

— ¿En teoría? — preguntó Allison

— Luther ¿es enserio?

Esto se está tornando un poco sospechoso.

— Solamente digo que como mínimo algo pasó — se justificó — la última vez que hablé con papá, se oía raro.

— ¡Oh! ¡Quelle Surprise! — exclamó Klaus de forma sarcástica.

— ¿Raro cómo? — preguntó Alli.

— Se oía intranquilo, me dijo que no tenía que confiar en cualquiera.

— Luther, era un viejo paranoico que estaba perdiendo la poca razón que le quedaba — interrumpió Diego.

Puede que Diego tenga razón.

— No, debió saber que algo iba a pasar — y dale con lo mismo — oye — miró a Klaus — sé que no te gusta hacerlo pero tienes que hablar con Papá — Allison sólo suspiró.

— No puedo... llamar a Papá al más allá y decirle; "Oye, ¿Quieres... dejar de jugar tenis con Hitler por un momento y atenderme?"

— ¿Desde cuándo?, ¡Es lo tuyo! — le reclamó

— Mi estado mental... no es el adecuado

— ¿Estás drogado? — interrumpió Allison

— Sí sí, ¿Cómo es que ustedes no? Si también escuchan estas tonterías

— Pues ponte sobrio, esto es importante y... también está el asunto del monóculo — le ordenó

— ¿A quién le importa el estúpido monóculo? — susurró Diego molesto.