Éste solo le dio una sonrisa que enamoraría a cualquiera, y no iba a mentir, Sugawara era lindo y atrae la atención fácilmente.

Momentos más tarde, se encontraba en la fila para rematar. Y estaba por llegar su turno cuándo fue hacia atrás para tomar vuelo. Corrió calculando el momento justo para saltar y pegar la pelota, y en el momento que su mano la tocó estando en el aire, se sintió completa. Aterrizó mirando a la pelota rebotar y sonrió.

Sintió una mano en su hombro y al darse la vuelta, Daichi la miraba satisfecho.

—Eres buena en esto.

Le sonrió y miró al resto que estaban entre sorprendidos y admirándola. En su mente imaginó que estaban haciendo sonidos de sorpresa, ya que la boca de la mayoría estaba abierta.

Salió del camino de Hinata para que este rematase. Al ver como el chico literalmente volaba, se le iluminaron los ojos al recordar al Pequeño Gigante.

Cuándo éste término su remate, le hizo unas señas mientras que él la miraba con la cabeza inclinada.

—Espera, Hoshi-chan.—leyó de sus labios—¡Suga-sempai, Hoshi quiere decir algo!

Rápidamente, el vice-capitan llegó al lado de Hinata, mientras ella repetía lo que quería decirle. Sin embargo, ahora eran dos cabezas inclinadas.

—Uhm, lo único que entiendo es que dice remate.

Una tercer cabeza se inclinó, aumentando su desesperación.

—¡Oh!, ese movimiento lo hizo el otro día cuando recibí. Me lo dijo pero no lo recuerdo— Nishinoya cerró los ojos como si aquello mejorase su memoria.

Una cuarta voz se escuchó, haciendo que los tres chicos mirasen a unos metros, creando que la chica también— Hinata, tu remate fue genial.

La expresión de sorpresa no tardó en plasmarse en cada rostro de la cancha. En lo poco que llevaba ahí, no había visto a aquel chico emitir una sola palabra.

—Umh, gra...— la confusión de todos había sido interrumpida de nuevo por aquel chico.

—Eso quiere decir ella. «Hinata, tu remate fue genial».

Hoshi comenzó a saltar agradeciendo internamente al chico, ya que no se atrevía a decírselo.

—Vaya, ya me parecía raro que Tsukishima felicitase a alguien.—logró ver a Tanaka decir.

—¡Gracias, Ukai-san!—el pelinaranja la veía desde abajo, tenía casi la misma estatura que Noya— El otro día te vi bloqueando muy alto y yo soy bloqueador central, ¿Me podrías ayudar con eso?

Ella alzó el pulgar, dándole a entender que con gusto le enseñaba lo que sabía para hacer un buen bloqueo. El pequeño comenzó a saltar para luego mirarla y ella creyó que le dijo Hoshi-sempai, y lo corroboró cuando Hinata fue llevado por un celoso Nishinoya, quien decía que era mejor sempai.

Sugawara se acercó a ella—¡Perdona, Hoshi-chan!—hizo una reverencia.

En realidad, la menor de los Ukai era la que se sentía mal. Sin su hermano y con la voz desecha, alguien debía estar pendiente de ella. Tomó a Suga de los hombros para que éste la mirase y le dio una sonrisa, mientras hacía señas con las manos.

—Dice que no te preocupes. Que ya se mejorará y podrá hablar de nuevo.

Aquello no pudo ser visto por Hoshi, quien ahora tenía su cabello bajo la palma de Daichi, mientras éste se lo revolvía. Se la llevó para quedar frente a frente con el rubio claramente más alto que ella. Intercambiaron unas palabras para que luego su capitán los agarrase de los hombros y se dirigiese a ella.

—¿Te molesta entrenar con Tsukishima de ahora en adelante?

Negó con la cabeza tratando de no ponerse roja como tomate ante la intensa mirada del rubio. Debía admitir que él era el que más la intimidaba aunque ni siquiera pudiese escuchar su voz.

Caminaba lentamente hacia su casa luego de un entrenamiento cansador. Lo único que quería hacer era comer y tirarse en su cama luego de un refrescante baño. Su mirada fue hacia abajo al sentir algo allí, y vio un pequeño gato negro con una mancha blanca en su ojo izquierdo. Su instinto fue agacharse en el borde de la calle y acariciarlo, al llevar su mano al cuello del minino, supo que éste se encontraba ronroneando.

Tomó al gato entre sus brazos al mismo tiempo que fue llevada hasta la acera de un tirón, su corazón latió muy rápido al ver pasar un auto a una velocidad que supo que era ilegal. Dejó al pequeño gato en el suelo para mirar a la persona que la había salvado. Se sonrojó al ver que se trataba del rubio con lentes.

«Gracias por eso» su mirada cambió a otra más interesada «¿Pero qué haces aquí?»

El chico ni siquiera la miraba, sólo prestaba atención a sus manos para luego hablarle— Tomamos el mismo camino al parecer. Considerando que eres distraída, el entrenador quiso que te acompañara de ahora en adelante.—agarró su bicicleta que había dejado de lado y comenzó a caminar, dejando a una chica con una expresión molesta a unos pasos.

Soltó un suspiro y comenzó a caminar detrás del chico. Al parecer no mentía con respecto a que vivían cerca, ya que al dejarla en su casa, vio como éste entró a la suya en una que estaba en la siguiente calle. Entró a su hogar dejando sus zapatos de lado y desatándose su cabello negro. Caminó hasta la cocina para ver a su hermano con la nariz algo roja aún, y poniéndose frente a él, comenzó su queja.

«¿Por qué enviaste a alguien a cuidarme?» ni siquiera dejó al otro que le explicase «Al menos le hubieses dicho que no me lo dijera».

Con aquello, subió a su habitación como la adolescente dramática que era. Con el que menos se llevaba era con Tsukishima, y de todos ahí, era el que más lenguaje de señas sabía ¿Y ahora la acompañaba a casa?

Quizás si era absurdo que le intimidase, ella era un año mayor y él parecía inofensivo. A partir de ahora trataría de hablar más con él.

En el piso de abajo, Keishin Ukai se encontraba revolviendo el ramen, mientras preguntaba al aire:—¿De qué estaba hablando?

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora