14. El peor ladrón del mundo.

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Una mano viajaba alrededor de la piel de su vientre y no habría ningún problema, ninguno en realidad, pues el tacto se sentía demasiado bien sobre su piel, pero la consciencia poco a poco le trajo a Jimin aquellas sensaciones que él no podía contener y que jamás había soportado por la sensibilidad de la zona, las cosquillas.

- Ohhh oh- rápido detuvo la mano que recorría su piel sin permiso retorciendose en una carcajada ahogada.

El reconocimiento del brazo tan cálido ajeno a él y la deliciosa sensación de las sábanas que cubrían su cuerpo le invito a abrir los ojos de una sola pieza.

- No puede ser - el abrazo fuerte que sintió fue equivalente al empujón con él cuál se libero dejando sin delicadeza la suave firmeza de la cama y cayendo al suelo en una sonora queja.

- ¿Qué demonios hago aquí? Oh por dios por qué estoy desnudó - en medio del tumulto de las sábanas observó su cuerpo y temió lo peor, constató con un movimiento interno que algo no estaba bien. - ¡Aaaahhhh! ¡¿no me diga qué?!

Rápidamente y con la mejor dignidad posible se puso de pie llevando la sábana con él.

- ¡Oh no, no, no! - alzó la sábana de sus pies cuando sintió que de dentro de él escurrían lo que parecían litros de semen. - ¿como pudo....? - alzó la mirada a ver al alfa que mantenía una sonrisa en su rostro y con la mirada roja fija en el, con una mano en su erección acariciándola de arriba a abajo y la otra detrás de su cabeza. Su mente no podía procesar mucho pues la manera en que los recuerdos que su Omega le mostraba la exquisita forma en qué el alfa lo había reclamado y como este se había ofrecido en respuesta.

- Eres el más hermoso Omega que he visto jamás.

- ¡Alto! ¡No se atreva a acercarse!

Jimin dio un paso atras viendo la obra de arte que estaba ahora en el piso de madera. Un aroma distinto persibio en él.

- ¡Oh no! en verdad esto no puede estar pasando - las ganas de llorar al persibir ahora en su cuerpo el aroma a chocolate y madera de él, reconociendo con claridad aquel aroma tan carácteristico de la casa y que lo volvía loco, había sido del alfa. - ¡me ha marcado con su aroma! ¡esto tardará días en quitarse! ¡¿cómo se atrevio?!

- Pero si yo huelo a ti tambien, tengo tu marca en todo mi cuerpo. - el alfa olió el torso de su mano.

Rayos ahora recordaba que se habian marcado mutuamente, demasiado tierno para el gusto de Jimin.

Sus piernas estaban muy pegajosas, él no tomaba pastillas para evitar embarazos como le había recomendado alguna vez Jin, por qué él jamás habia mostrado interés en ningún alfa y por qué dado su condición "rara" no sabía si era fértil.

Pero en ese momento sentía miedo, por que jamás había sido sometido a ninguna revisión médica para comprobar que esto fuese cierto.

Solo quería salir de allí.

Observó la estancia y como la puerta de salida estaba bloqueada, por una estantería de libros.

¡Oh no! ¡no tenía salida! observó la puerta semiabierta del baño y luego planeó al menos un refugio, pues no había más que esperar que el alfa se le pasara el celo.

¡Demonios! Debió tomar las pastillas al menos por precaución.

Su Omega se retorció gustoso dentro de él cuando el alfa lo llamó en un gruñido.

- ¿Qué hace? No, no, no lo haga, no se acerque se lo advierto, no sabe de lo que soy capaz.

- Eres mio, eres mi Omega, llevo tanto tiempo esperando por ti ¿Cómo pretendes que no esté cerca?

Róbame el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora