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Kaminari se consideraba un ser humano. Y como todo ser humano que se respeta, tiene ciertos errores.
Por ejemplo, un año se confundió y pensó que el cumpleaños de Kirishima era un mes antes —y menos mal que Sero le hizo ver su error, porque si no, se hubiera presentado el 16 de septiembre en el cuarto del pelirrojo con una pancarta de "feliz cumpleaños" gigante que tenía preparada para la ocasión—.
Luego, le pidió a Iida su portátil para hacer un trabajo y sin embargo, contra toda la fuerza de voluntad que creía tener, se pasó la tarde leyendo manga en Internet —la cosa es que, bueno, "esa" publicidad se la llevó el historial de su amigo, que al verla, literalmente explotó de gafas para arriba. Y sí, he dicho de gafas.
Cosas de las que se arrepentía y se aseguraba de nunca volver a repetir, porque él era una persona que aprendía de sus errores; porque compró un calendario de estos que siempre hay colocados en las mesas de oficina solo para rodear con rojo el día dieciséis del décimo mes del año; y porque no le volvió a pedir a su amigo la computadora —aunque sabía que de todas formas Tenya tampoco se la dejaría de nuevo jamás —.
Sin embargo, a veces el ser humano comete errores, sabe que lo son, y aún así los repite sin saber por qué en realidad.
Otro ejemplo, Bakugo sabe que no debería hablar mal del grupo coreano que le encanta a Kirishima —entre otras cosas porque como lo enfade, está perdido— y aún así lo hace cuando quiere molestarle.
O como cuando Mina quiere saber sobre el primer amor de Yaoyorozu con tanta ansia que termina agobiando a la pobre vicepresidenta —a veces su mejor amiga se pasa un poco y presiona bastante—.
Él, por su parte, también tiene uno de esos errores.
Y ese es traer alcohol a la residencia cuando les dejan hacer una fiesta.
Después del tremendo desmadre del Halloween pasado en el que Iida por poco y hace un striptease delante de la pobre Momo, se arrepintió por completo de colar bebidas alcohólicas porque además, él también la había cagado bastante al chisparse demasiado.
Exacto, cometió un error grandísimo, muy, muy grave que nunca va a perdonarse aún si es el único que se acuerda de probablemente toda su clase, —exceptuando a Shoji que tiene más aguante con el alcohol, y Yaoyorozu, quien al mismo ver que Tenya quiso sacarse los pantalones antes que los zapatos, dejó de beber y se mantuvo sobria—.
Se confesó a Todoroki. Y por suerte o no, no fue en calzoncillos como hizo Midoriya con Uraraka, aunque sí que fue igual o más asqueroso.
Le dijo a Shoto que le gustaba mientras este sujetaba su cabello para no ensuciarlo con su vómito.
En otras palabras, le vomitó que le quería. Y no recuerda si el bicolor había bebido mucho esa noche o no, pero al día siguiente, —porque joder, Dios existe—, nadie se acordaba de absolutamente nada.
