4. Maletas

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       12 de abril
       22:21 p.m

Carla.

Y el estrés de mi vida se define en que siempre dejo las cosas para el último momento.

Se suponía que salíamos al día siguiente las ocho de la mañana para Londres, y mi maleta aún estaba sin cerrar. Un yolo en toda regla.

Me senté encima de la maleta y busqué la cremallera para cerrarla. Tiré con fuerza hasta que por fin se fue cerrando poco a poco. Di saltitos encima para que se diera de sí, o algo, y poder cerrarla. Me quedaban unos escasos centímetros cuando la puntera de una de mis converse sobresalió un poco. Bufé frustrada y me levanté para meterlo a presión. Cogí una almohada para no hacerme daño al empujar y, por fin, se metió. Me volví a sentar y pude, por fin, cerrar la maleta. La miré con orgullo y me tiré a la cama.

El calentamiento global debe de estar perjudicando mucho a España, porque tengo un calor de cojones. Eso o que todavía no me había dignado a guardar la ropa de cama de invierno. Bueno, ya lo he dicho antes, yo yolo mucho. Empecé a dar patadas debajo de las mantas hasta que por fin logré quitarme alguna. Cogí el móvil de la mesilla de noche y, lo primero, bajé la luminosidad para no quedarme ciega.

Me metí en twitter para ver las últimas novedades, nada fuera de lo normal. Chicas haciendo spam con twitts enumerados para que sus ídolos las siguieran, algún que otro drama y trendings topic absurdos. No sé por qué sigo usando twitter si en el fondo lo odio.

Bloqueé y puse a cargar el móvil con la alarma puesta a altas horas interfestivas, e intenté dormirme. Pero comencé a dar vueltas en la cama. Seguía sin querer ir la verdad, tenía miedo.

Pero a la vez quería ir. Tenía ganas. ¿Por qué? No lo sé, pero bueno. Quizá por que allí seguro que haría más frío, o quizá porque quería volver a ver los monumentos más emblematicos de Reino Unico, o porque si me encontraba a Brad le pegaría de hositas. Ay, que bonito sería.

Pero nah, es por David.

Es que es taan bonito y taan sumamente él qué. Que no puedo. Ay, vuelvo a parecer una adolescente empavada pensando en su crush en clase de Historia.

Fruncí el ceño y negué con la cabeza, Dios, un poquito de madurez. Me puse del lado contrario a la mesita en la que había dejado el móvil y me acomodé. Entorné los ojos y vi algo rosa en el cabecero lateral de la cama, estiré el brazo para cojerlo.

Era mi bolsa de aseo.

No la había guardado en la maleta.

Miré a la maleta plateada que me miraba como descojonandose de mí mientras decía “ahora tienes que sufrir para abrirme otra vez y guardar eso” seguido de una risa malévola digna de Cruella Devil.

Me senté en la cama con la bolsa de aseo en la mano, me acerqué a la maleta y me puse manos a la obra.

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      13 de abril.
     6:34 a.m

Las maletas no hablan. He tenido pesadillas toda la noche con maletas parlantes que me querían comer las extremidades. Ahora desayunaba magdalenas mientras miraba de reojo al grupito de maletas amontonadas y listas para guardar en el coche. Os juro que me miraban mal, en serio.

Me froté los ojos mientras llevaba mi taza a la pila. Luego volví a buscar a mis padres intentando evitar lo más posible a las maletas asesinas. Verás que al final las cojo asco.

Total disaster. /\- SDE3 ~ David (Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora