Sintió los dedos de Tweek dejar pequeñas y ligeras caricias en su cabello. Y su mirada... ¡Simplemente no había forma de explicar lo que la mirada del demonio le estaba haciendo sentir! Su mente se aferraba a la idea de una mirada cargada de cariño, pero ¿Por qué Tweek lo miraría de esa forma? Había mil preguntas rodando por su mente y ninguna de ellas evitó que se sintiera mareado por la atención y con el corazón latiendo lento y tranquilo siguiendo el compás de su respiración.

Huyó de los ojos atentos de Tweek buscando en su rostro, algo más que pudiera apreciar para distraerse; miró las pecas esparcidas por las mejillas y pómulos de Tweek, daban la impresión de ser pequeñas salpicaduras de café, resaltaba más de lo normal por el pestañeo tranquilo de sus pestañas de color castaño claro, casi rubio.

— Vamos.- murmuró Tweek retirando sus manos; Craig sintió una ráfaga de aire helado que le caló con más fuerza donde anteriormente habían estado las manos del demonio. En cuestión de segundos echó de menos el toque y la cercanía.

Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta; siguió a Tweek cuando este comenzó a caminar con pasos inseguros. Craig se puso a su lado suponiendo que Tweek no tendría ni idea de a dónde dirigirse, los guió a ambos hasta el restaurante. Al llegar ahí e ingresar al local localizó facilmente a sus amigos; Clyde estaba mostrando algo en su celular a Token quien sonreía y negaba ligeramente con la cabeza.

— ¡Hola!- saludó Craig cuando estuvo suficientemente cerca para ser oído.

Sus amigos al principio lo miraron confundidos. Ahí fue cuando cayó en cuenta de lo emocionado que había sonado su saludo.

— Qué bueno que llegaron, el mesero ya pasó por aquí tres veces. Creo que comienza a pensar que sólo nos estamos haciendo tontos.- Dijo Clyde riendo de forma amigable.

— Un gusto conocerte, Tweek.- saludó Token con una sonrisa.

Craig miró al demonio, quie miraba a su alrededor, aparentemente inspeccionando todo, los ojos del rubio finalmente se posaron en Token y sonrió amplió y amigable. Craig retuvo el aire unos segundos para luego soltarlo lentamente.

— El gusto es mío... Lo lamento, no sé tu nombre.- se disculpó usando un tono tranquilo y agradable.

— Token; y él es Clyde.

Su amigo castaño saludó a Tweek con la mano, sonriendo tan amplio como sólo Clyde sabría hacerlo, Tweek le sonrió de vuelta y Craig se alegró infinitamente al no verlo incomodo como había estado temiendo. Ambos tomaron asiento frente los otros dos; Craig descansó los codos en la mesa y recargó su cabeza en su brazo izquierdo.

— ¿Te cansaste?- le preguntó Clyde sonando preocupado. Craig negó ligeramente la cabeza.

— No.- dijo de todas formas.- De hecho nos detuvimos varias veces, ¿verdad?- preguntó a Tweek mirandolo y esperando su confirmación.

— Bueno, no sé si podría decir que fueron varias veces.- respondió. Craig frunció la nariz en su dirección, Tweek imitó el gesto.

— Pero nos detuvimos.- aseguró Craig mirando de nuevo a Clyde.

— Sí, lo hicimos.- afirmó Twek con un tono que insunuaba que hablaba con un niño pequeño; Craig lo miró haciendo un puchero. Token soltó una risa burlona.

— ¿Qué van a pedir? Decidan antes que vuelva el mesero y se moleste más.- dijo Clyde pasándoles la carta del menú.

— ¿Puedo pedir lo mismo que tú?- le preguntó Tweek mientras él finjía buscar una página que ya sabía de memoria donde se encontraba. Miró a Tweek confundido.- Nunca he comido esto. Voy a fiarme de tus gustos.- explicó encogiendose de hombros.

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