12. La carta

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Narra Oliver

~17 de septiembre de 2012, 16:30~

Estaba en shock, me estaba besando con Travis y cualquiera que lo vea puede pensar que lo vamos a hacer ahora mismo. De repente, alguien llamó a la puerta.

—Va a empezar el entrenamiento —dijo Cammy desde fuera.

—Ahora mismo voy —respondí sin abrir la puerta.

Travis se sacó de encima mío y me dejó libertad de movimiento, me abroché la camisa, me coloqué el pantalón y me senté en la silla de ruedas, estoy hasta los innombrables de la dichosa sillita esa. En fin, que me senté en mi "amada" silla y bajamos al campo de fútbol.

Cuando llegamos, algún que otro elemento nos miraba con cara rara y estuve a punto de gritarle a alguien, pero decidí decirle a Travis que me acercase a Jude y preguntarle a él.

—¿Jude, que coño pasa? —le pregunté a punto de tener un ataque de nervios.

—Es que... has venido con Travis de tu habitación y tú eres... en fin... —me dijo sin saber cómo explicármelo con suavidad.

—Jude, intenta ser un poquito más claro —le dije, empezando a perder la paciencia.

—Dicen que te estabas liando con Travis —me dijo en un tono más elevado de lo que me habría gustado.

—¿Y se puede saber quién dice eso? —dije, mordiéndome el labio inferior para evitar ponerme a gritar.

—Pues... esto... ha sido Caleb —me susurró al oído.

—¿Qué? —le dije en un tono relativamente bajo y un tic en el ojo—. ¿Sabes? mejor me voy al banquillo, que allí la vida es más bonita.

—¿Pero es verdad o no? —me preguntó elevando el tono de voz.

—Claro que no. Además, es una auténtica locura —le respondí con tranquilidad.

A ver en parte es verdad, porque solo nos besamos no hicimos nada fuera de lugar. Además, es que no puedo porque el desgraciado del médico me lo ha prohibido. Según él, puede hacerle daño a mi corazón, ya podía irse a tomar viento fresco y dejarnos tranquilos a mí y a mi amiguito.

Mientras seguía echándole maldiciones al médico el entrenamiento dio comienzo, no sé qué les pasaría a estos, pero estaban muy raros, no estaban jugando igual que siempre.

También vi que Travis me miraba de reojo, y me sonrojé un poco. ¿De verdad me gustaba? ¿En serio me había encaprichado de él? No lo creo, seguro que no es más que una tontería mía y se me acabará pasando.

El entrenamiento continuó con normalidad, lo único es que todos me miraban de una forma un poco rara, me hacía sentir inferior y eso no me gusta. Lo hacían tanto los que miraban el entrenamiento como alguno de los jugadores, Axel y Jude, por poner un ejemplo.

—Willy... ¿Por qué me miran tan raro? —le preguntó en voz baja.

—Pues... no tengo ni idea —me respondió intrigado.

El entrenamiento terminó y me dispuse a ir a mi habitación.

—Yo te ayudo —me dijo Celia, cogiendo la silla.

No me dio tiempo a negarme, así que, me senté en la dichosa silla esa y me llevó a mi habitación. Cuando llegamos, me tumbé en la cama boca arriba y Celia se sentó en el borde de la cama.

—Se nota que estás aburrido de la silla —me dijo con una sonrisa.

—¿Tanto se me nota? —le pregunté con cara de desesperación.

Mi protegidoWhere stories live. Discover now