Capítulo 9

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LOS DÍAS PASABAN, y a Hydra cada vez le dolía más el rechazo de Sirius. Puede que ella no fuese suficiente para él, pero la hacia sentir querida y especial. Cosa que muy ocasionalmente ocurría. El estado de ánimo de la Slytherin dependía considerablemente del Gryffindor.

Sirius Black no era un chico con mucha paciencia, era más bien exasperante. Solía saltar ante cualquier comentario, por mínimo que fuera. Desde que el estudiante se enteró de los amigos que Hydra poseía, se había convertido en una bomba a contra reloj. Para él era como una traición a gran escala. Si bien no amaba a la Selwyn, quería seguir manteniendo reputación de chico malo. Y que la Slytherin fuese amiga de su peor enemigo no ayudaba mucho.

James Potter sentía un odio irracional hacia Hydra Selwyn. Pero no sólo él, sino que Lily Evans también. La parejita ideal odiaba a la chica con todo su ser, ¿irónico, verdad? La pelirroja sentía que ella ocupaba su lugar junto a Severus Snape, mas no podía reprochar nada puesto que habían dejado de ser amigos por decisión suya. No iba a engañar a nadie, le gustaba ver como Quejicus la esperaba todos los días en la entrada de su sala común para intentar retomar su amistad, o como le daba pequeños obsequios tales como colgantes o simples notas. Ella se sentía el centro del mundo, a pesar de seguir rechazándole por mero orgullo y diversión. Todos sabemos que las cosas no son eternas, pero Lily Evans pensaba no darse cuenta hasta que, de una mañana a otra, todo cambió. Sev se alejó de ella, como si fuese una plaga. Se dedicó a pasar sus días con el resto de Slytherins, y por primera vez, la pelirroja presenció sonrisas en la cara del chico, provocadas por otra gente. Hydra acompañaba frecuentemente a Snape, lo que la convirtió en principal objetivo de las bromas de James Potter.

Una mañana de invierno, Sirius Black se despertó muy molesto, y no consigo mismo. Su pijama estaba mal colocado, causando una enorme incomodidad en el cuerpo del pelinegro. Sus ojos detonaban fastidio e irritación. Las muecas de su cara hacían ver el insuficiente sueño que había tenido.

- Hermano, ¿qué te pasa?- preguntó un adormilado James Potter, buscando apresuradamente sus redondas gafas en la mesita de noche.

- Sólo déjame- gruñó el chico, levantándose de la cama para agarrar una simple camiseta y unos vaqueros negros.

- Tío, cálmate- aconsejó Remus, enderezándose y estirando sus músculos levemente.

- Ug, odio esta puta semana- se quejó el pelinegro, ordenando su pelo una vez vestido.

- El sexo calma las penas- aseguró Cornamenta, siguiendo los anteriores pasos de Lunático.

- Pues la Slytherin no estará muy por la labor- bufó el Gryffindor, mirándose en el espejo colgado tras la puerta de la habitación.

imperfect ⊰ sirius black, regulus blackWhere stories live. Discover now