Día 5 | Watching the other sleep

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Hanamaki en ciertas ocasiones odiaba la vida

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Hanamaki en ciertas ocasiones odiaba la vida. Claro, no era el tipo de "Odio tanto vivir que me mataría", por supuesto que no. Sabía que en realidad no era todo tan malo como para desaparecer su existencia en el mundo.

Lo odiaba en el sentido que las cosas a veces se ponían tan complicadas que se veía en una encrucijada. Lo que más deseaba era que su vida pudiera transcurrir con la mayor tranquilidad posible. Él era fan número de las cosas cotidianas y pacíficas, así que cuando algo se salía de su orden... Básicamente, era más estrés que persona.

Con la suerte de principiante de lado, había logrado ingresar a una empresa ante la primera entrevista. Por supuesto, no era su trabajo soñado. De hecho, el pasar horas sentado delante de una pantalla, llamando a clientes enfurruñados y ofreciéndoles servicios que de ningún modo aceptarían no estaba en ningún modo entre las cosas que le gustaría hacer. Pero en ocasiones la vida no va de acuerdo a lo que esperamos.

Después de graduarse de la Universidad, se percató de que estaba sin un rumbo. No tenía ni una maldita idea de qué era exactamente lo que quería hacer. Él mismo se describiría como una persona sin ambiciones... Y pensar en eso le provocaba un horrible humor.

Eso era lo que pensaba mientras se hallaba en el tren, siendo apretujado por las piernas gordas de un hombre frente a él. A primera hora el tren siempre estaba repleto, no había ni un solo espacio para un alma más, aunque las personas de algún modo lograban meterse.

No supo exactamente cómo fue que logró conseguir un asiento, mas se sentía como una bendición en medio de tanta oscuridad. No se sentía capaz de estar mucho tiempo de pie. La noche anterior se la había pasado con los abiertos de par en par, incapaz de conciliar el sueño a pesar de que era un experto contando ovejas y también había puesto uno de esos audios de ASMR que le recomendaba su madre para descansar. Aun así, no pudo dormir hasta dos horas antes de que el despertador sonara.

Por eso odiaba la vida. Odiaba no poder dormir bien, odiaba tener que levantarse temprano para ir a un trabajo que solo le hacía sentir mediocre, odiaba sentir que no se estaba esforzando en lo absoluto en mejorar su situación.

Y no lo estaba. Por supuesto que no lo estaba. Sin embargo, a la vez estaba tan cansado como para querer mover un dedo y cambiar todo.

Ya, era mediocre. Lo sabía y tenía que aceptarlo.

Dio un suspiro audible, bajando la cabeza. El hombre delante de él no hacía más que chocar contra sus rodillas y Hanamaki, quien en sí era una persona que no solía explotar con frecuencia, tenía el leve impulso de patearlo para que se alejara.

Aun así, no lo hizo. Claro que no. Hanamaki era solo un cobarde más entre la sociedad que se limitaba a seguir el rumbo de una existencia miserable.

De nuevo, soltó un suspiro y bostezó al mismo tiempo, sintiendo todo el cansancio sobre sus hombros. Parpadeó seguido, fijándose entonces en algo que estaba justo a su lado.

Besos azucarados |MatsuHana Fluff Week 2020|Where stories live. Discover now