02. los sunset swerve

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Cuando Leah tenía quince años, le dijo a Luke que prefería morir antes que confesarle su amor a Reggie.

Él, por supuesto, la había apoyado de todo corazón. En esos días acababa de conocer a una chica de ojos verdes en la playa. Era Megan Howard, una niña perteneciente a una familia extremadamente religiosa que Reggie siempre les advertía cuando pasaban por su casa frente al muelle.

Luke se derretía cada vez que ella lo miraba con molestia. Eran complicados y muy diferentes. Y cada vez que Luke le enseñaba algo que su familia le prohibía, Megan lo miraba con profunda adoración.

Pero nunca hablaron de lo que sentían.

Así que cuando Luke tenía quince años y tenía demasiado amor para repartir al mundo entero, apoyó a Leah de todo corazón. Repitió sus palabras, jurando que preferiría morir antes que admitir lo que sentía y el nombre de Megan flotó en el aire sin necesidad de ser nombrado. Leah lo sabía. Leah siempre lo sabía. Ese día, ella lo abrazó mientras se reía con añoranza por los amores que nunca podrían tener.

Era injusto. Solo ellos podían enamorarse de personas inalcanzables. Solo ellos, los mejores amigos, hermanos, compartiendo el mismo latido y corazón. Solo ellos podían, porque deseaban que nadie más tuviera que pasar por un amor no correspondido.

Entonces, cuando dijeron que preferirían morir antes que... No lo decían literalmente.

Sin embargo, el mundo era cruel y se burlaba en sus caras. Por eso estaban donde estaban. Por eso la oscuridad los rodeaba y el último recuerdo que tenían era sobre comer hotdogs.

Alex estaba aquí. Luke pensó que el rubio les haría ver la lógica. Alex era el más inteligente del grupo, la cual era una característica que lo volvería loco meses atrás; pero en estos momentos realmente lo necesitaba.

Leah estaba aquí. Luke pensó que sin ella enloquecería. Se preguntó sinceramente si sus corazones ya no latían al mismo ritmo y al instante empujó ese pensamiento lo más lejos posible porque no podía vivir en ningún mundo en donde sus corazones no tuvieran el mismo ritmo.

Reggie estaba aquí. Luke decidió que podría culpar al idiota por invocar sus muertes con sus palabras antes de comer. Reggie los había matado a todos. Y luego pensó en lo ridículo que sonaba y la paliza que su mejor amiga le daría si pudiera leer su mente.

Leah tendría razón, por supuesto. Reggie no pudo haber invocado la muerte, sobre todo porque su mayor miedo era morir. El pobre chico estaba aterrorizado de irse joven y estaba seguro de que iría al infierno. Sus padres le habían presentado ese nuevo temor cuando empezó a delinearse y tocar el bajo.

Luke no lo culpaba por estar en shock, acurrucado en el rincón de la habitación oscura en la que cohabitaban todos.

En realidad, no culpaba a nadie.

Mientras Alex sollozaba a unos metros de él y Leah se alternaba entre ir a abrazarlo y despotricar violentamente a la nada, Luke estaba... solo estaba. Había un zumbido en su cabeza que no lo dejaba reaccionar como probablemente haría.

Pensó en Megan.

Se preguntó cómo reaccionaría ante la noticia. Se suponía que la encontraría después del concierto. No se habían visto en más de un año y ni siquiera Leah sabía que retomaron el contacto por correo. Lo último que sus amigos sabían era que sus estúpidos padres la comprometieron con un hombre de treinta años y se iba de la ciudad.

Luke la encontró un miércoles en una cafetería de Pasadena cuando habían alquilado una furgoneta para ir a tocar por toda la ciudad y los alrededores. Megan le había confesado que estaba huyendo de su esposo y que llevaba meses sin contacto con sus padres. Y Luke bromeó diciendo que ahora eran dos que tenían problemas paternales.

breathin' fire  ──jatpUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum