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El frío de la noche se hace presente mientras poco a poco el sol se va ocultando en el horizonte, el sonido de las aves cantado va desvaneciéndose en el aire y los grillos y pequeñas ranas cantan en su lugar como si fuera el cambio de instrumentos en una orquesta.

Esta es mi hora favorita porque a veces, cuando todos duermen y sueñan tranquilos yo escucho algo, una suave melodía que pasa volando a través de mi ventana hipnotizándome, llenándome de tanta paz que me acompaña hasta en sueños cuando después de un largo día me voy a descansar.

Me acerco a la ventana, poso mis brazos en el alfeizar y felizmente escucho cada nota, que junto al suave viento pasando por las hojas de los árboles y las estrellas resplandecientes titilando sobre mi, crean un ambiente mágico.

Una sutil silueta se dibuja en las cortinas de tu ventana, me encanta imaginarte detrás de ellas, hace que quiera ir a donde estas y poder verte concentrado en que la melodía se escuche perfecta, quiero ver tus ojos de colores, las marcas de tus mejillas y tus manos pasar ágilmente por cada tecla del piano.

Al pensar en ti no puedo evitar olvidarme de todo mi alrededor, de mis problemas, mariposas vuelan en mi estómago, un rubor de mil colores se marca en mi rostro y lo demás pierde sentido, es un sentimiento tan extraño y bello a la vez.

Mi mente perdida entre las nubes imagina lugares e historias fantásticas que me inspiran para algunos de mis dibujos, como si en esa música hubiera un cuento creado solo para mí, algo que solo yo entiendo, cruzo mares profundos, castillos antiguos adornados de verde musgo y a ti asomado en la ventana buscando algo a la distancia, esperando por mí.

Una idea me llega de repente, así que enciendo la pantalla de mi teléfono, es muy tarde ya pero las teclas del piano siguen sonando y aunque sé que debería ir a dormir hago caso omiso y abro el chat.

-estas?

Nervioso mando el tonto mensaje sin saber siquiera si lo leerás por estar ocupado practicando, pero casi de inmediato todo queda en silencio y llega tu respuesta.

no-

-¿y entonces quien está tocando el piano?

un fantasma tal vez-

-me encantaría ver si eso es cierto
-tal vez podría gravarlo y volverme rico

solo si me das el 50% de lo que ganes-

-me parece justo

voy bajando a abrir la puerta-

-no será necesario

¿que piensas hacer?-
...-
espera...-

¡Ink NO!-

Deje el teléfono a un lado y este sonó varias veces al recibir tus mensajes, me monte en el marco de la ventana decidido a saltar pero al ver hacia abajo, el pequeño espacio que siempre ha separado nuestras casas pareció extenderse, me sentí en lo alto de un edificio a punto de hacer una acrobacia imposible, por un momento mi estómago se retorció por el vértigo, trague en seco y apreté mi agarre, no debía dejarme engañar por el miedo.

Mentiría si digo que nunca había querido en hacer eso, era como algo que solo sucede en las películas que suelo ver y que tú dices que son tontas, volví mi vista al frente fingiendo total seguridad y ahí, pálido mientras corrías la cortina a un lado me esperabas, justo como en mis infantiles fantasías.

El terror se notaba en tu rostro y a la vez fue tu mirada la que me impulso a continuar.

-solo es un salto, no te preocupes -dije despreocupado pero mis palabras no lograron calmarte- y aunque caiga no me pasara nada... bueno tal vez una pierna rota pero estaré bien.

Night of melodies | One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora