Prólogo

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-Vamos Taylor, toca ya la puerta-dije para mis adentros.

Me siento tan torpe al estar parada ante una puerta y no tener las suficientes agallas para tocar.

-A las tres-pensé- uno...dos...Tres

Ahora a esperar que alguien se digne a abrir.

3 minutos después...

-Bien, no se encuentra nadie -me dije- Si lo veo por otro lado, evite cualquier momento vergonzoso.

-¿estás hablando sola? -escuché decir con un tono de burla.

Acaba de aparecer un chico de mirada seductora y que solo viste boxers...

-aunque sea intenta disimular-¿disimular?, ¿de que hablaba?

-¿disculpa?-imagino que yo debía de tener una expresión mitad sarcasmo y la otra, "vete a la mierda".

-te disculpo -al ver que no decía nada, siguió hablando- se me hizo inevitable observar como mirabas a mi "gran amigo" -respondió tocando a su "amigo".

-Yo...no...-genial, el gran nudo en mi garganta no me deja articular ni siquiera una oración- lo siento, ¿sí?

vete, Taylor vete-pensé.

espera- quizás se había arrepentido de ser idiota- ¿para que tocaste?, estaba en algo importante- no, no lo hizo.

-Nada, me equivoque de apartamento seguro -dije mientras observaba el papel con la dirección en mis manos.

-déjame ver eso-exigió mientras arrebataba el papel de mis pequeñas manos comparadas con las suyas- ¿tienes problemas? -preguntó observándome extrañado.

-¿de qué hablas?

-además eres lenta-una pequeña y no disimulada risa salió de sus labios sin ningún descaro, y para colmo, seguro estoy sonrojada como un tomate.

-¿sabes a donde te puedes ir? -pregunté molesta.

-me imagino lo que quieres decir, ¿pero a dónde? -este chico lo único que sabe hacer es burlarse, ni cinco minutos y ya lo odio.

-jódete-exclamé, estaba enojada.

-¿no quisieras joderte conmigo? -mi cara callo en un segundo- solo es broma, no me provocarías ni desnuda -imbécil- ¿así que vienes por la habitación disponible? -asentí- entonces, adelante -se movió para darme paso.

-¿tu juras que consideraría la idea de
siquiera mirar el apartamento?- mi enojo seguro se notaba a kilómetros.

-Ya, pasa -me dijo- está haciendo frió.

No sé porque, pero sin reclamar, entre.

-espera aquí - me informo mientras se alejaba hacia una habitación- ya vuelvo.

El departamento, aunque se encontraba muy desordenado, era lindo, era un tanto espacioso, los sillones combinaban con los colores de las paredes, ciertamente todo encajaba, a mi parecer, a la perfección.

No puedo evitar pensar, como esta mañana imaginaba que todo sería diferente, no se me hizo fácil encontrar un apartamento compartido cerca de mi instituto.

Me explico, mis queridos padres, se les paso por la mente que yo tengo que empezar a independizarme, y eso viene con el sermón de: "no te vamos a durar toda la vida, ¿Qué vas hacer cuando ya no estemos?". Así que me pidieron que consiguiera un departamento y ellos me ayudarían a pagar. Siendo honesta, ¿quién piensa en independizarse a los 18?, la verdad yo no, pero aquí estoy.

Un extraño sonido, me saco de mis pensamientos. Es como si estuvieran lastimando a un gato y uno muy ruidoso. Ahora caigo en cuenta que no es un gato, son gemidos y como si no fuera lo suficientemente raro, la chica grita como por dos personas.

-Ya es hora de irme -me dije a mi misma

Estaba a tan solo dos centímetros de la puerta.

-¿A dónde vas?- esa voz irritante no me dejaría en paz- te dije que esperaras.

-No sé qué pensarás de mí, pero ten por seguro que no me apetece escucharte tener sexo -expliqué- si me disculpas, me voy.

Me gire hacia la puerta, cuando la medio abrí se cerró rápidamente.

-Las chicas ya se van -eso explica porque los gemidos diferentes- y además creo que ambos necesitamos del otro -mi rostro callo de nuevo y él sonrío- no de esa manera, recuerda que no me provocarías...

- ni desnuda -dije recordando lo que el me había dicho- entendí idiota.

-bien, mejor que lo tengas claro- volvió a sonreír-

-¿acaso no te cansas de sonreír?, porque yo si me canso se verte- respondí a la defensiva y justo en ese momento, salieron dos chicas, una morena y otra rubia.

No entiendo de que hablaba cuando decía que yo no le atraía, la morena tenía algunas cosas parecidas a mí, no es que quiera parecerle atractiva pero...Continuando, las dos putas digo chicas, pasaron por el lado de él dándole cada una un beso para luego ir sé, pero sin antes decir...

-Estas buenísimo- escuche decir a la rubia.

-Fue el mejor sexo de mi vida- ahora la morena, que claro está ninguna tiene suficiente cerebro.

-y ¿bien? -dijo sentándose en uno de los sillones - ¿cuándo traerás tus cosas?

-¿quién dijo que me mudaría para acá?

-entonces, ¿Qué haces aquí?

-si mal no recuerdo, tu no me dejaste irme -respondí para así dirigirme hacia mi salida.

-espera -ahí está otra vez- te necesito, aquí conmigo.

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Hola a todos.
Mi nombre es Barbara, espero les guste esta novela.

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