Raphael ese no era el trato.

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Magnus fue llamado de emergencia al instituto, normalmente no le molestaría recibir una llamada de su querido novio y futuro esposo. El padre de sus otros hijos y de Simon. Porque Simon no podría ser ignorado nunca en la familia.

No cuando él niño tenía una alta posibilidad de sufrir algún accidente. Entonces solo fue en un portal, a unas cuantas cuadras. Porque no le gustaba cuando los cazadores de sombras lo recibían con todas sus armas alzadas.
Pero no se imagino entrar al prominente edificio para encontrarse a un Simon abrazando fuertemente a Alec para que no se le fuera encima ha Raphael, mientras este retrocedía hasta casi querer fusionarse con una de las barreras protectoras del lugar.

—¡Magnus!—la voz casi gastada de Izzy llamo su atención.

La azabache tirando de una muy salvaje pelirroja al igual de un rubio le sorprendió.
Nunca encontraría a la chica cazadora de sombras totalmente perdida. Menos al idiota Parabatai de Alec, pero estos tres personajes estaban realmente enojados.

Simon parecía nervioso, de hecho estaba dando pequeños movimientos de un lado a otro como intentando encontrar a alguien más que los ayudará. Pero nadie quería enfrentar la ira enfermiza y sobre protectora de Lightwood. Menos cuando era el director actual del instituto. Magnus temió por un par de minutos por la vida de los dos vampiros.
Hasta que Simon lo miró con una sonrisa demasiado tensa, antes de darse la vuelta hacia Raphael.

—¡Vete con Lily!—Simon dijo en voz moderada, logrando que Alec intentará salir de sus brazos con más fuerza.

Magnus no entendió mucho, no hasta que miro a Raphael asentir y salir corriendo. Entonces todo apuntaba ha su primer hijo adoptivo. Aunque no entendía realmente porque Raphael se iría, totalmente estaba abriendo un portal para visitar al vampiro en el hotel.
Aunque el pensamiento inocente y calmado no le duró mucho cuando su pareja habló.

—¡Vuelve aquí vampiro sinvergüenza!—gritó él hombre como sí fuera una vieja señora enojada—¡Te atreviste a besar a mi dulce muchacho!

Lo que para Simón fueron un par de segundos demasiado largos, para Magnus fueron la fracción de segundos más significativa de todos.
Se dio la vuelta con incredulidad brillando en sus ojos, podía escuchar los gritos de fondo de Alec, junto a Isabelle que estaba intentando calmar  a su hermano mayor. Muy en el fondo de su cerebro y del resto podía escuchar a Jace gritando por ser liberado, porque su Parabatai necesitaba ayuda.
Aunque no le importaba mucho el rubio falso, la risa nerviosa de Simón. La velocidad en que Raphael podría desaparecer nunca fue un buen indicador de lo que estaba sucediendo. Sus ojos parpadearon un par de veces de un tono amarillo casi verdoso, como los ojos de un gato. Eso alertó de manera sorprendentemente rápida a todos en el lugar.

Isabelle se detuvo mirando hacia Magnus, Clary parpadeo antes de intentar formar una distracción. Jace parecía un poco aterrado en la forma en que Magnus destilaba poder, magia, fuerza.

—¿Qué Raphael hizo que?—cuestionó con voz profunda mirando hacia la dirección en donde su primer hijo adoptivo había desaparecido.

Eso había sido hace un par de horas, donde nadie sabía exactamente qué hacer. Estaba consciente de quién era más aterrador de los dos hombres. Sí Magnus el gran brujo de Brooklyn usando toda su magia para romper muñecos en el área de entrenamiento o Alexander Lightwood que parecía un león enjaulado dando vueltas de un lado a otro pensando en las maneras más efectivas de cortarle la cabeza a Raphael Santiago y hacer parecer que fue un accidente.

—Nadie va ha matar a nadie—declaró Isabelle intentando no reírse del rostro de sufrimiento de Simon.

Jace suspiro mirando de un lado hacia la demostración de poder. No quería saber cómo es que a Bane se le permitió el uso de magia volátil y agresiva dentro del instituto. Pero era mejor mirar como rompía la zona de prácticas para volver a armarla. Que escuchar como Alec murmuraba cosas como tomar su estela e incrustarla en el corazón del líder vampiro, tampoco quería descubrir cómo el agua bendita podría servir para torturar a la pobre alma que se había atrevido a llevarse el primer beso de Simon.

—¿Ya podemos ir por algo de comer?—le pregunto a Clary que estaba a su lado.

La pelirroja se encontraba acariciando la espalda se Simon con cariño. Ella susurraba promesas sobre la segunda muerte de Santiago. Se sintió tan sólo, que deseaba que Máx estuviera en el instituto para poder tener una excusa e huir de la zona de batalla.

—Jace, no seas insensible—le siseo la chica por lo bajo—Simon piensa que sus padres podrían tomar a Raphael y hacerlo sacrificio.

—Por Raziel, espero que Santiago pueda rezar antes de morir—señaló hacia la dirección de su hermano.

—¿A dónde vas hermano mayor?—Izzy se deslizó por la habitación hasta su hermano.

Miro nerviosa como el arco y las flechas estaban siendo cargadas sin miramientos. Estela lista, y una mirada que prometía muerte.

—Voy a demostrarle a Raphael Santiago que nadie toca a mí bebé y vive para contarlo—juró—después de todo el trato que hicimos no incluía robarse a mi hijo.

Magnus asintió desde lejos, apago su magia un poco, solo para caminar hacia Alec. Sostuvo su mano y miró con atención a Simon que parecía resignado a ser tratado como un hombre de valor. Sí todo el mundo supiera que soñaba con Raphael sosteniendo sus muñecas y acorralandolo contra la primera superficie lo suficientemente dura para soportarlo, con besos apasionados. Hasta una mordida incluida, se darían cuenta que de valor sólo tenía lo físico porque mentalmente ya se imaginaba a Raphael tomándolo.

—Van a matarlo—Simon susurró nervioso hacia Clary—no quiero ser viudo antes de casarme.

La risa de la chica pelirroja se perdió con las palabras de Izzy para detener la masacre. Jace suspiro, pero salió a detener a esos maridos asesinos. Después de todo no deberían meterse en problemas.

Tarde para actualizar. Pero me da risa saber que Magnus y Alec se toman en serio el papel de padres

Simon Lightwood-BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora