𝕯𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

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Yìxíng, SeHun y ChanYeol estaban tranquilamente tomando el desayuno. Había pasado una semana desde que el castaño había intentado escapar y todo había cambiado muy notoriamente.

SeHun ya no era aquel amargado rey, absolutamente había cambiado, pero su carácter exigente seguía allí. Su relación con el castaño también cambió, a veces éstos se robaban uno que otro beso y ahora cuando dormían, ya no le hacían caso a la imaginaria división que hicieron en la cama cuando el castaño se mudó a la habitación del rey.

Los tres estaban desayunando, cuando un sirviente toca la puerta y tímidamente se adentra al comedor. El castaño lo reconoció como el mismo que le había dado una carta a SeHun el día antes que JongDae y JongIn llegaran a Seúl, la carta que anunciaba de la llegada de ambos.

—S-Su majestad, ésta carta es de Daegu —el sirviente se acerca —. P-Pero dice que es para un tal ChanYeol.

—¡Ah! ¿Para mí? —el castaño sonrió.

El sirviente al ver que el castaño era el tal ChanYeol, se acercó y le tendió la carta. El castaño notó que decía "De: JongIn, Para: ChanYeol".

—Gracias —sonrió con amabilidad el castaño al sirviente y este le devolvió la sonrisa, para después retirarse, no sin antes hacer una reverencia.

El castaño abrió la carta animadamente, su sonrisa se hacía cada vez más grande conforme leía la carta. En la carta, JongIn le hablaba a ChanYeol de como iba el embarazo y que ya eran tres meses y su panza ya era un poco notoria. También decía que los ataques a Daegu ya habían parado.

—¿Qué dice la carta? —preguntó SeHun al ver a ChanYeol tan animado.

—Es de JongIn, sólo manda saludos y dice que los ataques de Busan a Daegu ya pararon —el castaño sonrió—. También dijo que ya tenía tres meses de embarazo y su estómago es notorio.

—¡Já! Voy a ser tío de un mocoso hecho por mi hermano y su tonto esposo —el rey se burló.

—¡Hyung! —reclamó el castaño— . ¿Cuándo podremos ir a ver a JongIn? —pregunto con un puchero.

—¿Quieres ir a verlo? —el alfa levantó una ceja y el castaño asintió—. No sé... Daegu está lejos.

—¡Por favor, hyung! —el castaño dice.

—Cumple el capricho de tu omega, mocoso —dijo Yìxíng riendo.

—Está bien, partiremos mañana —el alfa sonrió al ver al castaño con una gran sonrisa y con sus ojos un brillo —. ¿Por qué no le mandas una carta a JongIn diciendo que vamos allá?

—¡Sí! —grita el castaño para después dirigirse a la que es la biblioteca del castillo para agarrar unas hojas y un pincel para escribir.

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La carta ya había sido mandada a Daegu. Al día siguiente, el rey y los dos omegas se preparaban para ir  en el viaje. Sólo se quedarían unos pocos días, a diferencia de cuando JongIn y JongDae fueron a Seúl y se quedaron casi una semana. 

Los tres ya estaban en el carruaje negro, siendo rodeados por guardias. ChanYeol estaba emocionado e impaciente.

—¿Cuánto tiempo dura el viaje? —pregunta el castaño.

—Dos días —le responde el alfa.

—¡Es mucho! —reclama el menor.

—Tú quisiste venir —dice el alfa frunciendo el ceño.

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—Su majestad, pudimos encontrar al príncipe —dice un hombre haciendo una reverencia.

—¿¡Dónde está!? —pregunta aquel rey.

—Lo hemos visto en Seúl —dice con un poco de nerviosismo el hombre.

—¿¡Y por qué no lo trajeron!? —grita con fuerza.

—Hubo un alfa que nos lo impidió —aquel hombre dice.

—¿¡Un alfa!? —el rey se levanta de su trono.

—S-Sí... pudimos reconocerlo, era el rey de Seúl —el hombre tembló.

—Oh SeHun... —susurra el rey.

—Él dijo que el príncipe era su omega y que no nos atreviéramos a tocarlo. Creemos que Oh no sabe que ChanYeol es el príncipe de Busan —el hombre tembló ante el gruñido que salió del rey.

—¿¡Cómo se atreve ese rey a reclamar a mi hijo como suyo!? —el hombre empezó a gritar con fuerza—. ¡Ellos lo secuestraron, eso no lo permitiré!

—S-Señor... eso quiere decir que... — el hombre fue interrumpido.

—Que empiece la guerra.

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Ya habían pasado dos días desde que el rey y los dos omegas partieron, por lo que ya estaban llegando al castillo de Daegu. Cuando llegaron, pudieron ver a JongDae y atrás de él, a JongIn sonriendo. Los tres se bajaron de carruaje, primero el rey y después ChanYeol y trás el castaño, Yìxíng.

ChanYeol se dio cuenta que los sirvientes estaban a los lados del pasillo de la entrada del castillo e inclinados, tal y como estaban los de Seúl cuando llegaron JongIn y JongDae.

—Ah... hermanito —sonrió SeHun viendo a JongIn, sacándole un gruñido a JongDae—. Oye, estoy jugando —le dice a JongDae.

—Me sorprendió ver la carta de ChanYeol, sobre todo que lo hayas dejado venir —se burló JongDae.

—Es mi omega, debo consentirlo —sonrió SeHun al ver como JongIn se acercaba animadamente a ChanYeol y a Yìxíng.

—Te entiendo —dijo JongDae, igualmente sonriendo.

Los tres omegas iban hacia el jardín, JongIn y ChanYeol parecían pequeños niños yendo al parque y Yìxíng el padre que intenta detenerlos para que no corran. Cuando al fin estuvieron allí, ChanYeol notó la diferencia entre el jardín de Daegu y el de Seúl. Ese tenía menos animales, pero tenía algunos, había un pequeño lago y varios árboles de cerezo con sus hojas rosas.

—Sé que no es como el de Seúl, pero me gusta —dijo JongIn sonriendo.

—JongIn, no corras mucho, te hace daño —dice Yìxíng cuando llegó junto a los otros dos omegas.

—Hyung... si puedo hacer actividad física, sólo si no es peligrosa —el peliazul hizo un puchero.

—Bien, vayan a jugar niños, papá se quedará aquí a cuidarlos —el rubio se rió y los otros dos fruncieron el ceño.

Ambos omegas se alejaron un poco de Yìxíng, quien empezó a leer un libro que le dio JongDae para no aburrirse mientras cuidaba a los otros dos. Mientras el rubio leía, daba uno que otro vistazo a los menores, cuidándolos. JongIn y ChanYeol hablaban de cosas normales, de como les había ido o de las salidas al pueblo que hizo ChanYeol.

En un momento, JongIn pone su mano en su vientre y el castaño se preocupa, JongIn inclina un poco la espalda y empieza a respirar pesadamente.

—¿JongIn hyung? —ChanYeol estaba asustado.

My King ❦ SeYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora