Capítulo 6: Charlotte Moore.

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- ¿Cómo sabes eso? - Susurré. Tomé su cabeza entre mis manos para que me mirase.

- Él estaba en mi casa, me habían dicho que habría vuelto de Europa... pero no creía que fuera cierto. Cuando lo ví... Oh... Escucha él no ha cambiado, y... - Su voz era temblorosa e incoherente, sus lágrimas bajaban por sus mejillas, su maquillaje estaba corrido y su pelo enmarañado.

- ¿Qué?

- Está buscándote. - Murmulla, en mi boca se forma una "O", y me falta la repiración. Me doy cuenta que mis dedos aún siguen goteando sangre por lo cortados que están, sus mejillas están manchadas con mi sangre pero parece no importarle. Su mirada está perdida, sin embargo sigue hablando. - Había llegado de una partida de póquer y las luces estaban prendidas, me asomé por uno de los muros y ahí estaba él, observaba unos cuadros con nuestras fotografías, se volteó y me preguntó por ti.

- ¿Y... qué le has dicho? - Mis entrañas se revuelven, la bilis sube por mi garganta.

- Le dije que no sabía, y empezó a golpearme, me gritó que era una mentirosa, que yo te estaba encubriendo pero... - Calló. - que pronto te iba a encontrar.

Sentía como mi corazón palpitaba rápidamente, tanta información no podía ser procesada.

"Mierda"

- ¿Y cómo escapaste de él? - Mi mandíbula estaba temblando al igual que todo mi cuerpo. Prosiguió.

- Forcejeamos por unos instantes, me había tratado de ahorcar, pero traté de ser más rápida pegándole en el estómago, al perecer le había pillado con la guardia baja y me soltó. Corrí lo más que pude... - Soltó un sollozo repentino. - Y escuché como recargaba el revólver, me había disparado en la pierna, por suerte no fue nada grave. - Dirigí mi vista hacía sus piernas, tenía una venda hecha de su propia ropa, había una pequeña mancha de sangre.

- ¿Te duele? - Fue lo único que pregunté. Creo que ya fueron muchas preguntas por una noche, ella debe estar jodidamente cansada.

- Un poco. - Dijo como una mueca en la boca.

- Ven, vamos a curarte un poco, ponerte una venda decente y hablaremos de esto más tarde, si es lo que quieres. - Le miré, enjugué sus lágrimas, le di un abrazo y la ayudé a pararse del suelo.

La declaración de mi madre no hizo nada más que joderme, ya estaba jodida de todos modos, pero con esto he batido mi propio récord. Las pesadillas que cada día me acechaban , no se alejaban mucho de la realidad, tarde o temprano iba a volver y lo sabía. Pero no esperaba que ese momento llegase ahora, él estaba en el país, en la ciudad; cerca de mí. Mierda...

- ¿Estabas trabajando esta noche? - Dijo ella con una voz temblorosa. Mi madre sabía sobre mi trabajo y nunca lo mencionaba, mas bien lo evitaba.

- Sí. - Dirigí mi mirada a mis manos aún goteaban pero menos que antes, la coagulación había empezado. - ¿Cómo entraste aquí antes? - Aquella pregunta le tomó por sorpresa. Incluso a mí me desconcertó, la pregunta salió de improviso, sin auntorización mía, aún que para ser sincera yo también quería saberlo.

- Pues... tu padre había dejado algunas de sus cosas en mi casa ya hace mucho tiempo, y habían unas ganzúas, ya sabes... Esas herramientas pequeñas para abrir puertas, y las llevé conmigo por si no estabas en casa. - Miró hacia abajo en señal de timidez.

- Eso es allanamiento del terreno ¿Sabes? - Le regañe con una sonrisa amarga.

- Eso es algo que haces habitualmente ¿No? - Imitó mi voz.

- Bien mejor dejemos esto. No preguntaré cómo supiste usar esas cosas, ya se quién te enseñó y ese alguien te disparó hace poco. - Terminé por escupir esas últimas palabras. Suspiré. "Debo calmarme" Decidí calmar la conversación. - Nadie más te podría hacer enseñado el cómo utilizar esas cosas tan bién ¿Sabes?

Midnight Murderers [Matt Bomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora