Heather

CAPITULO 2: GUN ATTAPHAN

Estoy sentado frente al mar, mientras espero que Pim termine de arreglar sus cosas para poder regresar a casa, habíamos adelantado nuestro vuelo, ya que la Abuela nos lo había pedido, aun pensábamos quedarnos unos meses más, pero entendía que nos extrañaba. El celular (Que me compre por órdenes de mi hermana al llegar aquí) suena, es un mensaje de Pim, que indica que tiene todo listo y que regrese. Me paro, limpio los restos de arena que están en mi ropa. Miro por última vez el mar que me enamoro por completo, inhalo fuertemente la brisa y me despido con nostalgia. Camino hacia la casa que alquilamos, veo a Pim parada en la puerta con las maletas.

- "¿Estás listo?" - me pregunta

- "No" - suelto y recojo las maletas para colocarlo en el auto también alquilado

- "P'Gun"- su voz suena cálida - "Estamos bien ahora"

Me sonríe y se lo devuelvo. Tiene razón, ahora nos encontramos mucho mejor. He madurado un montón y comprendo varias cosas que antes no.

- "¿Te despediste del tal Shine?" - me pregunto una vez estábamos dentro del carro

- "Ayer" - Shine era un chico tailandés que habíamos conocido Pim y yo en nuestras tantas idas a bares - "Mediante llamada"

Pim solo se rió como respuesta y luego se distrajo en su celular dejándome conducir hacia el aeropuerto. Les mentiría si no estaba nervioso de volver, no tenía miedo, pero volver a encontrarme con todos nuevamente, me ponía muy nervioso, también emocionado, los extrañaba a todos. Había sido un año duro, pero necesario. Le pido a Pim que coloque un poco de música para distraerme de mis pensamientos.

Unos 45 minutos después llegamos al aeropuerto y teníamos el tiempo justo para dejar las maletas y realizar el chekin, la voz anunciando nuestro vuelo, no hace casi correr hacia la puerta de embarque, con rapidez entregamos los boletos y subimos al avión. Busco mi lugar, una vez acomodados, saco mis audífonos y me recuesto en la ventana. El sueño llego de inmediato.

Sentí los rayos fuertes del sol golpear mi cara al bajar del avión, un año había pasado desde que pise este lugar, acomode bien mi capucha, gorro y lentes de sol mientras esperaba las maletas, temía ser reconocido, no le había comentado absolutamente a nadie que regresaríamos el día de hoy, solo mi abuela lo sabía.

-"Ahí están las nuestras".- Pim comento señalando nuestras maletas que aparecían por la banda. Rápidamente nos acercamos a ellas para retirarlas. Mi celular vibro indicándome que el taxi ya se encontraba afuera del aeropuerto, caminamos hacia allá para dirigirnos a nuestro hogar.

Pasábamos por el centro de Tailandia cuando lo vi.

En un cartel.

Era la promoción de Idol Tailandia, estaba el, junto con los demás, tan malditamente guapo, sonreí con nostalgia, y suspiré, sentí la mano de Pim en mi hombro y la miré dándole a entender que todo estaba bien.

Yo había sanado.

Llegamos a mi casa después de 30 minutos, la abuela se emocionó tanto que soltó un par de lágrimas, nos abrazó con la fuerza con la que sus delgados brazos le permitían, después de responder un par de preguntas de acerca de cómo estábamos me fui a mi habitación, estaba como nueva, no había ni un rastro de lo que deje hace un año, coloqué las maletas a un lado de la puerta y me tire en mi cama.

Panamá fue todo lo que había imaginado, playas por todos lados, fiestas todos los viernes, lugares perfectos para comprar, todo muy barato. Era el paraíso perfecto para mí. Los dos primeros meses fue tan torturante, lloraba sin parar, los recuerdos de él venían constantemente a mi cabeza, torturándome a cada hora. Hablaba con Tay todo el tiempo, le preguntaba indirectamente como estaba él, si salía con alguien, si su vida había continuado normal sin mí, si sentía tan miserable como yo, pero por órdenes de Pim, él tenía estrictamente prohibido decirme cosas de él, el tercer mes fue el peor, salía de casa constantemente y regresaba al día siguiente totalmente borracho y con marcas en mi cuerpo, no recuerdo absolutamente nada de ese mes. Pim harta de eso, se enojó tanto conmigo, que me amenazo en regresar, tuvimos una charla larga entre cigarros y vodka, donde lo conté todo, como me sentía hacia Off, como me había esperanzado por su cambio de actitud, el recibía todo de mí, hasta ese beso, dios ese glorioso beso, lo recuerdo tan perfecto.