Soul Mate.

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Broflovski Kyle, un Alfa de unos 29 años; recibido en leyes y con grandes reconocimientos ejerciendo su doctorado, bastante meticuloso y con mente fría, conocido por todos por parecer estar de mal humor pero solo ser serio y objetivo, casi un entrometido. No era normal verlo con un aspecto descuidado, ni somnoliento, era alguien tan cuidadoso hasta para cumplir a raja tabla horarios por lo que rara vez llegaba a pasarse de un minuto para sus compromisos, incluso mantenía un calendario con actividades meticulosamente colocados para no tener un contratiempo que arruinara lo planeado.

Y ahora, todos miraban sorprendido su transformación. Había poca concentración en sus deberes y un desgaste físico que ya, para los que lo rodeaban, comenzaba a ser preocupante.

Y mucha tristeza en su corazón.

—¿Cuando se fijará la fecha para la reunión con el señor Stotch?— Stan esperó una respuestas, Kyle fingía estar repasando unos papeles pero ya llevaba más de 20 minutos sin pasar de la misma hoja. —¡Ejem! La señorita Testaburgue dijo que no quería coincidir con otros reunión el mismo día, así que.... 

—¿Señor Stotch?

—Si, la señorita Testaburgue está a cargo del tramite de adopción y...

—¿No era el mismo alfa que acompañaba a la señora Turner?

—¿La "señorita" Heidi Turner?

—No, me refiero a su ex esposa.

Stan estaba confundido, se suponía que Heidi era una de las pasantes de la escuela de derecho que había sido puesta como subordinada de Kyle, en pocas palabras cualquier cosa que le pasara a Heidi él lo tendría que saber. Además se había ofrecido para ser su abogado durante el tramite del divorcio. 

—No lo sé, ese día no me tocó trabajar.

—Marsh, tienes agendado todas mis reuniones, no preguntes estupideces. 

—¿Te han dicho que estas imposible últimamente?

—Ve con Wendy y compara horarios.

Stan frunció el ceño, masculló una grosería y se retiró, de todas formas no podía quejarse, pasaría unos minutos con la linda alfa y trataría de invitarle el almuerzo de ese día.

Kyle por su parte dejó los papeles en el archivo y al escuchar la puerta soltó un fuerte suspiro, cerró sus ojos para recostarse sobre su sillón, estaba cansado y tenía muchas ganas de llorar, cosa que no entendía.

Movió su cabeza para acomodar su espalda e inconscientemente pasó tres de sus dedos por su nuca. Sintió que era el cuello de ella, su aroma lo inundaba pese a no tenerla cerca, en sus recuerdos (fuera día o noche) persistían cada uno de sus encuentros -íntimos o no- y solo provocaba que su estomago se estrujara, un horrible nudo en su garganta y un vació emocional terrible. 

¿Por qué la buscó esa noche? ¿Por qué al verla en ese bar solo pensó en como poder tenerla nuevamente?

Sabía que no era una buena mujer, lo supo desde que se cruzaron en ese bar de nueva Jersey.

—¡¡Argg!! ¡Esto es insoportable!

Llevó ambas manos hasta su rostro con tanta violencia que terminó por lastimarse uno de sus ojos. 

No le importaba que fuera la peor omega que tuvo la mala suerte de cruzarse, la quería de vuelta; quería saber si estaba bien, si necesitaba algo y, sobre todo, saber que la ultima noche juntos las cosas no terminaron excediéndose. No estaba seguro si la había marcado, era consciente que la había mordido por todos lados -las mujeres grandes siempre le daban esa rara parafilia de morder todo tramo de piel y Erica era una mujer con mucha carne- pero no podía asegurar que no pasó por su cuello y tampoco si había anudado. 

Κοίτα με Άλφα |Mírame Alfa|Where stories live. Discover now