Los ojos de Hangyul estaban muy brillosos, sus labios más rosados, su cabello despeinado, de verdad que parecía otra persona, alguien sumamente fácil de poseer, tan tierno, tan abrazable, tan delicioso, tan suyo.

Seungyoun dejó salir a su alfa cuando sintió leves mordidas en su cuello, besó desesperadamente a Hangyul cuando éste metió sus manos debajo de su camisa. Cho se situó sobre Hangyul cuando éste le dijo un leve "tómame".

Porque a veces era más fácil dejarse llevar por los sentimientos.

Seungyoun se sintió muy feliz cuando oyó que alguien entraba a su casa, supuso que era Wooseok que le había llevado comida al día siguiente

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Seungyoun se sintió muy feliz cuando oyó que alguien entraba a su casa, supuso que era Wooseok que le había llevado comida al día siguiente. También había dejado una nota que decía que no se preocupara por ir a trabajar, Wooseok le había dicho a Jinhyuk que éste lo cubriera y que Seungyoun solo se encargara de su omega.

Cho no podía estar más feliz, porque amaba tener a Hangyul para él, la facilidad en la que sus cuerpos encajaban, en el sonido de los gemidos del omega, en el olor tan exquisito que desprendía. Seungyoun quería despertar en la misma cama que Hangyul de ahora en adelante.

Se dio cuenta al tercer día que Hangyul había dejado de ser un omega necesitado y había recobrado su consciencia. Ya era él.

Seungyoun lo vio levantarse de la misma cama, se veía tan asustado y pequeño, buscaba su ropa por algún lugar. La verdad ni él mismo sabía dónde estaba. Su cara era de espanto y su cuerpo estaba tan marcado con siluetas de besos y pequeñas mordidas de pasión

—¿Te sientes mejor? —preguntó la voz de Seungyoun espantando a Lee.

Hangyul solo quería morirse. ¿Cómo es que había terminado con Seungyoun? ¿En su cama? No recordaba mucho. ¿No estaba en la florería? ¿Qué había pasado mientras su omega había salido y tomado el control?

—Lo siento. —Se disculpó con una voz que amenazaba con llorar en cualquier momento, aunque su rostro reflejara lo contrario.

—¿Por qué te disculpas? —preguntó Seungyoun levantándose de la cama. —Te pregunté si estás bien.

Hangyul lo miró. Miró la desnudez del alfa. Ni siquiera se había percatado de que Seungyoun tenía un tatuaje de una pistola en un lugar tan llamativo, simplemente desvió la mirada rápido, no quería ver. Entre más veía al padre de su hijo más se le antojaba tenerlo para él y solo para él.

—Estoy bien, solo caliente...

—Puedes quedarte aquí. —Seungyoun suspiró. —No necesitas irte, aún no pasa tu celo completamente, no tienes que huir. —Pidió.

Seungyoun no sabía que necesitaba que Hangyul se quedara hasta que oyó esas palabras salir de su boca, tenía miedo a que el omega se fuera como la vez de aquella fiesta y jamás supiera nada de él de nuevo.

—No, uh, ya causé demasiadas molestias. —Murmuró. Será mejor que encuentre mi ropa y me vaya...

—No vas a salir. —La voz de Cho retumbó, era su voz de alfa, estaba ordenando. —No voy a permitir que te vayas sin que tu celo termine, Wooseok dijo que no podías tomar supresores y trajo comida mientras estabas así, por favor quédate.

La enfermedad de las flores (Seungyul)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant