CRISANTEMO NARANJA

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Había pasado una semana. 

Hangyul sintió un nudo en el estómago cuando se enteró que Seungyoun estaba casado, incluso llegó a su casa a llorar. No debía sentirse así, porque él solo había sido una aventura, y debía conocer cuál era su lugar.

Seguramente si varios de sus órganos no estuvieran comprometidos con las raíces y el cigoto, ya hubiera abortado sin pensarlo.

Aunque luego "la cosa" dentro de él se molestaba por los pensamiento que tenía Hangyul  y lo hacía tener unos antojos asquerosos. Hangyul luego se disculpaba por querer deshacerse de la criatura, así que simplemente trataba de no encariñarse porque lo ponía triste y se sentía mal consigo mismo.

—Me das éstas. —Una omega se acercó a pagar un ramo de flores.

Hangyul cobró y se las entregó, viendo cómo la mujer salía de la tienda y lo dejaba solo. Luego él suspiró y observó la tienda; y al único cliente que quedaba en ella.

Seoho había salido a desayunar y ahora la tienda estaba tranquila. Hangyul observaba al omega embarazado que estaba eligiendo frente a él, no parecía que quisiera escoger algo especial, pero veía con entusiasmo todo.

Hangyul se preguntaba de cuántos meses estaría. ¿Lee también se vería tan gordo? Hangyul estaba desesperado por no perder su abdomen plano y trabajado, pero ahora solo era masa, masa que empezaba a hincharse y a hacerse más grande, pronto no podría ocultarlo más.

Lee siguió observando al omega que se movía con la gracia de un venado, ¿por qué no simplemente escogía algo y se iba?

El castaño se acercó al embarazado y le sonrió amablemente.

—¿Buscabas algo en especial? —preguntó Hangyul con una sonrisa amable.

—No realmente, esperaba ver a Seoho, ¿está aquí? —preguntó el pequeño hombre con ojos de vaquita.

—No, salió a buscar el desayuno. —Hangyul sonrió. —Regresará en media hora.

—Oh. —El omega hizo una mueca de desilusión. —¿Eres nuevo? Nunca te había visto, soy cliente regular, Seoho es mi amigo y también conozco a Hongjoong.

—Sí, soy nuevo en esta sucursal, trabajé cinco años en la sucursal del sur, pero me necesitaban aquí y aquí estoy. —Hangyul suspiró con una linda sonrisa.

—Me alegra conocer caras nuevas. —Dijo el omega varón mientras tocaba su abdomen.

Hangyul sonrió, dios, ese omega estaba tan inflado, ese sujeto se veía que no podía cargarse a sí mismo. Estallaría en cualquier momento, pero no era el momento de burlarse, en unos siete meses el estaría igual y no quería ni imaginarlo.

Hangyul le acercó una silla.

—Puede sentarse mientras Seoho llega. —Mencionó Hangyul. —Parece que es cansado. —Señaló su enorme pancita.

—Sí. Tengo seis meses. —Dijo con una sonrisa.

—¿Seis? —preguntó Hangyul asustado. —Pensé que daría a luz pronto.

El hombre soltó una ligera risa, se sentó en la silla y acarició su enorme panza con cariño, lo vio como la cosa más hermosa e importante que tenía. Hangyul tuvo envida, quería poder amar a su hijo como ese omega amaba a su cría.

—Me enteré la semana pasa, justo el día de mi aniversario de bodas. —Sonrió al recordar. —Estoy esperando un par de gemelos, ambos son niños. —Estaba orgulloso.

Hangyul no pudo evitar sentir felicidad, le gustaba cuando los omegas deseaban a sus hijos, que los querían, cuando tenían un buen alfa que los cuidara y que también deseaban ser un buen padre. El chico que tenía en frente parecía feliz con sus decisiones.

La enfermedad de las flores (Seungyul)Where stories live. Discover now