Capitulo 52: Eras tú.

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Mi buen amigo Ethan.

—Tengo miedo.

—Lo encontraremos Aidan, no te preocupes— sus manos sostuvieron mis hombros y lo miré, la determinación adornando su delicado rostro— lo haremos, juntos lo traeremos de nuevo a casa.

Si, él había dicho que lo encontraríamos, pero las horas pasaban y no había ningún resultado, estaba desesperada, recorrer cada manada y no sentir el olor de mi hijo me estaba volviendo loca.

La noche llegaba y el sol se escondía tras las montañas y la desilusión incrementaba por cada segundo perdido.

Llegaron Mason y Trent, los miré con una ilusión, pero ellos negaron.

Fregué mi cara con frustración.

—Tranquila.

Miré hacia el nocturno cielo quien se había puesto demasiado lóbrego, la luna no parecía ni por asomo de las nubes, y débiles relámpagos empezaban a iluminar en tan oscuro cielo, cerré mis ojos.

Una tormenta parecía llegar con ferocidad.

Él le teme a las tormentas.

—Necesito encontrarlo, lo necesito Ethan— el chico rubio no se había separado de mi por ningún momento, lo cual agradecía infinitamente.

—Lo haremos, ten paciencia— respondió la Luna Fuego, Caterina.

La noche se fue internando y la lluvia cayó, los rayos y relámpagos danzaron en el cielo con descontento.

No me importó la lluvia caer, ni mis botas ensuciarse de lodo buscando hasta lo más profundo del bosque.

—Aidan— la silueta apenas iluminada por la tormenta me hizo detenerme, mis soldados guardianes se prepararon para atacar, pero la mano elevada hacia nosotros los hizo detener — ¿Quieres al niño?

Pronto sentí dos licántropos trasformados avanzar con paso lento al chico acorralándolo, no los detuve.

— ¿A qué has venido? — miró a sus costados y vio a los lobos gruñendo.

— ¿Usted es Aidan?— asentí— mi Alfa te invita a mantener una amena charla con él el día de mañana por la mañana yo vendré a buscarla, Ilikai se mantendrá por el momento con él.

—No te creo— siseé.

—Lo lamento, usted sabrá creer o no, Gadrel no es paciente y por supuesto me espera volver sin acompañantes.

—Gadrel, el solitario— afirmé.

—Su padre— sus ojos destellaron irónicos y esto no les gustó a los lobos transformados, alcé mi mano deteniéndolos.

—Déjenlo libre— sonrió agradecido y se trasformó internándose en el bosque.

—Déjame seguirlo— dijo Mason y negué.

—Él lo dijo, no quiere acompañantes, temo que si te descubren te hagan daño a ti y a Ilikai, seamos pacientes y esperemos mañana— aunque no era algo que quería hacer. El lobo blanco de Jev se trasformó y se acercó a mí.

—Debes ir a descansar, mañana será un día difícil y necesitas estar preparada para todo— no tenía ánimos de discutir así que solo asentí.

—Trent, acompáñame a casa, Mason tu manejas los dos grupos de soldados, estén alertas en todo momento— miré al chico de ojos celestes —Jev, por favor avísale a Ethan que regresé a casa, dile que haga lo mismo, ahora debe estar en la manada Viento— una simple y casi invisible sonrisa surcó sus labios, no lo entendí.

Mi Luna AzulWhere stories live. Discover now