¿Qué? Nooo, es solo qué... Volví a sangrar. Es muy brusco, y esta mañana fue como si no fuera él mismo... No había rastro de Adrien, era cómo... Cómo uno de mis clientes, Hanna.

Suspiró profundamente.

Algo anda mal con Adrien, yo igual lo noto, lo hemos hecho menos la última semana, la primera semana, Dios, era cruzarnos y querer estar con el otro, pero ahora me mira como si me odiara.

Y cuando me folla es diferente.

Normal que a Tania le haga ruido que la folle tan duro, conmigo se está conteniendo y con ella está siendo él mismo.

Pero ¿Por qué?

— ¿Qué dijo él?

Se preocupó, me dio algo para que no me doliera después y me dio un baño de tina, me lavo y me dijo que lo sentía mucho y que no volvería a ser así... pero a él le gusta hacerlo así, asique le dije que no había problema, solo que para la próxima no fuera tan violento.

— ¿Llegaste al orgasmo, Tania? — Frunzo el ceño señalando mi pedido y la adolescente me mira avergonzada ya que escucha mi conversación.

Adrien siempre se preocupa de mi placer, es atento a pesar de...

— No llegaste. — Concluyó y la escucho suspirar.

Fue la primera vez, tenía miedo de que se pusiera mucho más violento, ¿Habrá sido por la visita de sus padres? ¿Los estudios? ¿Qué Alice no quiera irse? Muchos de mis clientes suelen comportarse así en el sexo por motivos externos...

No, no fue nada de eso. Fui yo.

Pago mi café junto a mi media luna y avanzó a una de las mesas junto a la ventana donde veo a varios universitarios cargar sus libros.

— Debe ser eso, pero si vuelve a cogerte y solo él llega al orgasmo, déjalo, tú cobras por el sexo, ¿Quién se cree para que lo tenga gratis? — Muerdo mi dulce y la escucho reír.

Gracias Hanna, no sé qué haría sin ti.

— Aquí estoy para cuando me necesites, eso hace una amiga, ¿No?

Si, ¿Podrías hablar con él al respecto? Tú tienes más confianza para hablar de... sexo.

Rio un poco viendo la puerta del café abrirse dejando entrar a tres chicos altos que hablan bastante serios.

— Bien, si tengo algo de tiempo durante el día lo hablaré con él, ahora deja de preocuparte por ese idiota y sigue eligiendo los muebles qué quieres que le regale a tu familia.

Corto la llamada cuando sus ojos azules me encuentran y cruzo mis piernas bajo la mesa dándole un trago a mi café.

Se despide de los otros dos chicos y avanza hacia mí con sus libros. Se sienta frente a mí y sonrió al ver su ceño fruncido.

— ¿Qué hago aquí? — Pregunto divertida y él repara mi aspecto.

See, luzco perfectamente qué tuve una buena noche, mi cabello está desordenado, voy sin sujetador, sin bragas, y agradezco haber pasado al baño antes de salir del departamento por qué tenía cara de resaca.

Pero aun así creo que mi cuerpo refleja lo agotada físicamente que estoy.

— Si.

— Solo pasaba, no pensé que te encontraría por aquí.

— Aja. — Rueda los ojos y se levanta, sin sus libros y va a la barra. Sonrió al ver que va a comer conmigo.

Al rato vuelve con un jugo de naranja y dos donas.

Escapando del infierno (+21)Where stories live. Discover now