4_ Una Visita Inesperada

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En un lugar lejano del reino, entre las grandes montañas nevadas y los espesos bosques, detrás de una gran cascada, se encontraba una pequeña aldea, la cual era habitada por una manada de siberianos, los cuales vivían ocultos por los feroces conflictos entre la sociedad y ellos.

Dentro de una de estas viviendas, se hallaba un pequeño niño de cabellera larga y platinada, con unos hermosos ojos azules, el cual, estaba ayudando a su madre con la comida para su padre.

—Mamá ¿Porqué papá y los demás alfas de la manada siempre están vigilando? —Preguntó el pequeño peli plata con semblante triste, notando como su madre detuvo sus quehaceres para ir en su dirección

—Papá tiene que vigilar por la seguridad de la aldea —respondió su madre en tono amable, ella era una mujer platinada, de ojos azules y una hermosa sonrisa.

—Si las personas no nos tuvieran miedo... Papá estaría con nosotros todos los días ¿Verdad? —Preguntó alegre el menor, notando como se formaba una sonrisa en el rostro de su madre.

—Es probable, pero... ¿Por qué preguntas eso tan de repente?

—Porque cuando mi hermanito nazca, va a necesitar de papá y yo lo ayudaré con su trabajo para que el pueda pasar más tiempo con ustedes —dijo el oji azul con un brillo inmenso en los ojos, ya que se imaginó con 15 años, ayudando a patrullar por las mañanas y tardes, mientras su padre se encargaba de su hermano menor y de su madre. Pero las pequeñas carcajadas de su madre lo sacaron de sus pensamientos.

—¿De qué te ríes mamá? —preguntó ladeando la cabeza

—Víctor ¿Cuántos años tienes?

—Tengo 9

—y tu hermano va a nacer en unos meses, y apenas cumplirías con 10 años

—En ese caso, entrenaré duro para entrar a patrullar a los 10

—Hijo... no te preocupes por esas cosas, tu padre ya está solicitando un cambio temporal por dos años, así que en ese tiempo, tú entrenarás más con el y serás el guerrero siberiano más poderoso de todos —le dijo su madre mientras le sobaba la cabeza. —bueno, vamos a terminar con la comida... Tu padre ya a de estar regresando

—¿Papá vendrá temprano?

—Claro, o eso creo, pero por si las dudas... le prepararemos su comida favorita... ¿Te parece?

—¡SI! —Después de eso, Víctor y su madre terminaron de hacer la comida, justo  antes de que su padre llegara.

—¡Ya llegué! —exclamó Elías con una sonrisa de corazón, de cabellos amarillos y ojos esmeralda.

—¡Hola Papá! —dijo Víctor mientras corriendo en dirección a su padre, aferrándose— a la cintura de éste, a lo que Elías acarició la cabeza de su cachorro.

—Elías, Bienvenido —dijo Élida, yéndo en dirección a su esposo para darle un beso en los labios.

—¿Que es ese aroma?... Huele a...

—Preparamos Piroshkis —comentó el platinado

—En ese caso... voy a lavarme las manos para poder chuparme los dedos con esa delicia.

—vallan a darse una ducha y bajan a comer —comentó Élida volviendo a la cocina, mientras aquel par fue en dirección al baño de aguas termales. Ambos se desvistieron, Elías entró normalmente, a lo que Víctor, de un salto ingresó dentro, lanzándole una gran ola a su progenitor, el cual derramaba un par de gotas de agua provenientes de sus cabellos.

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