3_ Una Decisión

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Después de aquel incidente, Niel se aseguró de que el príncipe no se fuese a algún otro lugar apartado en todo el trayecto de la fiesta, recordando que aun había que reponer aquella canasta por una nueva, creando así un clon de él mismo, mandando a su copia por el reemplazo mientras el original seguía vigilando al menor.

Una vez que llegara la noche, todos los invitados comenzaron a marcharse al notar que el pequeño azabache se encontraba dormido en los brazos de su madre, ambos reyes se encargaron de llevar su cachorro  a su habitación para acurrucarlo entre las sabanas de su gran cama. Una vez que acabaron, procedieron a reunirse con el joven brujo dentro del salón de decisiones para ser informados de lo sucedido, encontraron con Niel ya presente, el cual al verlos puso un semblante serio.

—Muy buenas noches majestades —dijo el pelinegro, procediendo a hacer una reverencia

—Buenas noches Niel ¿Como han estado las cosas? —dijo Nicola mientras hacía un ademan para que el joven se levantara, lo cual hizo el ojirojo

—Me temo que no son para nada buenas —respondió Niel con su semblante serio

—¿Que ha pasado ahora?

—Al parecer, Flánea a estado llevándole cosas al príncipe a espaldas de todos y precisamente en la planta baja del castillo y de forma disimulada.

—Bueno... podríamos asignarle un escolta y... —dijo el rey, siendo interrumpido por el joven brujo.

—Me temo que eso no podría ser... La razón es por que ella es una bruja y al igual que yo, podría ocultar su identidad tomando apariencia de otra persona, animal u objeto. —dijo el brujo, notando la angustia en los rostros de sus reyes, pero aun así, no detuvo sus explicaciones.

—Podría disfrazarse de algún guardia, una mucama, un amigo, mascota... e incluso de la princesa o de ustedes, con tal de conseguir darle más ADN al príncipe.

—Nuestro reino ya no es seguro con ella libre —comento Nicola con cierto disgusto al comprender la situación en la que se hallaban

—De cierta forma, aunque ella no trate de disfrazarse, con borrarles la memoria podría entrar y salir sin problemas —completó Niel, dejando a los reyes con pocas ideas para poder actuar.

—¿Qué podríamos hacer? —comentó Irina con preocupación.

—Debemos llevar al príncipe a un lugar seguro hasta que Flánea sea capturada. Oh al menos... es lo único que se me ocurre —dijo Niel sin más con una mueca de duda al no saber que le responderían.

—¿No hay otra solución? —preguntó esperanzada la reina, notando como el pelinegro negaba con la cabeza.

—No podemos exponerlo a más... y me temo que esto es lo más seguro para él ahora —le respondió Nicola a su esposa mientras la abrazaba, acurrucandola en su pecho.

—¿Dónde podría ser un lugar seguro para él?... Definitivamente no podríamos llevarlo a un lugar conocido del reino —dijo el rey tratando de no quebrar su voz.

—Bueno... Sé de un lugar seguro para él, donde lo cuidarán como es debido. —culmino Niel notando como los reyes se veían entre ellos, para volver a verlo a él.

—Aceptaremos con una condición —dijo Nicola con seriedad tomando la mano de su esposa.

—Dejaremos que lo lleves a ese lugar seguro, pero... quédate con Yuuri, o al menos, hasta vuelva —Dijo la reina tratando de retener sus lágrimas, dejando sorprendido al pelinegro, ya que él no esperaba que le hicieran esa petición y menos que depositaran toda su confianza en él.

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