Olor ajeno.

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Remus no se sentía bien, anoche fue luna llena así era normal que le doliera todo el cuerpo, pero esa no era la razón de su malestar. Severus quedó en ir anoche a hacerle compañía durante su transformación, como venía haciendo desde que son pareja, resulta que la compañía del pelinegro tranquiliza al lobo, lo que significa que al día siguiente el malestar general se reduce mucho.

Pero Severus no llegó.

Lo conocía muy bien, sabía que no es de los que no cumplen su palabra y si no había aparecido anoche fue porque algo se lo impidió, algo grave.

Y es justamente el no saber qué pasó lo que lo tiene tan nervioso.

Sus amigos tuvieron muchos problemas anoche para controlar al lobo, el cual, angustiado por no saber de su pareja, estaba dispuesto a ir en su búsqueda hasta el castillo. Fue complicado y terminaron algo golpeados, pero lograron mantenerlo en La casa de los gritos toda la noche.

Y ahora están aquí en la enfermería, adoloridos, cansados y con heridas leves pero sanos. Todos menos Peter, quien nada más llegar y dejarlos con la enfermera salió a quien sabe dónde a hacer quien sabe que. En cualquier otra ocasión Remus estaría preocupado por su amigo. Pero hoy no, hoy tiene algo más importante en mente: Severus.

— Señor Lupin vuelva a acostarse inmediatamente.

Si tan solo la enfermera le dejara irse.

— Me tengo que ir.

— Usted no irá a ningún lado hasta que yo diga lo contrario. Ahora acuéstese.

Remus no quería, no podía quedarse ahí, tenía que encontrar a Severus, asegurarse de que estuviera bien, el lobo se removía constante y nerviosamente dentro de él preocupado por su pareja, los efectos de la luna seguían muy presentes.

— Pero...

— Remus, hazle caso.

Al escuchar esa voz volteo en su dirección, tan rápido que sintió algo crujir en su cuello, pero no podría importarle menos cuando frente a él se encontraba la razón de su preocupación. Severus venía caminando hacia él, completo y sano junto a Peter el cual fue directo a una camilla para que la enfermera lo revisara.

No importa, volvamos a lo importante.

— Sev, estás bien.

— ¿Creías que no?.

— No llegaste anoche y me preocupé.

— Como puedes ver estoy en perfecto estado — tomó el rostro del Gryffindor con ambas manos y dejo un beso en su frente, no solía ser tan cariñoso en público, pero notaba la preocupación del otro y aprovechando que tanto Potter como Black dormían a pierna suelta y que la enfermera y Peter están distraídos uno con el otro, decidió darse un momento — ¿Estás mejor?.

— Sí, yo... — se detuvo a media frase, al notar algo extraño se acercó más y olfateo — Sev. ¿Qué es-.

— Ya me tengo que ir — dijo rapidamente mientras se alejaba.

— ¿Qué?.

— Tengo exámen de runas y voy tarde. Solo vine a evitar que hicieras una tontería.

— Seve-.

— Nos vemos después.

Ignorando las quejas, Severus se fue de ahí casi corriendo. Remus se levantó, dispuesto a seguirlo y averiguar el porque de su evasivo comportamiento y el olor extraño.

— ¡Señor Lupin!. ¡Acuéstese o lo voy a pegar a la cama con magia!.

Claro, en cuanto la enfermera lo dejara.

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