25. Fiestas, drogas y olvido

Magsimula sa umpisa
                                    

—¿Señor Styles? —Pregunta el hombre moreno junto a él. Harry voltea su rostro, haciendo que los labios del extraño caigan en su cuello, encontrándose con su guardaespaldas.

—¡Mike! —Grita con emoción—Llévanos al Four Season ¿Sí?

—Claro señor Styles.

El extraño se levanta de las piernas de Harry cuando este palmea sus piernas, antes de que pueda alejarse, Harry toma el brazo del chico y lo tira contra él. Mientras caminan hacia las escaleras del sector VIP para abandonar el club, Mike tiene que ayudarle a mantenerse en pie, debido a que su equilibrio está totalmente descoordinado y también debe sujetarlo lo más cerca posible que puede, para evitar que el rizado y su acompañante rueden por las escaleras cuando logran, finalmente salir del aérea VIP.

Mike hace una corta llamada a través de su auricular, es para los otros dos guardaespaldas que tiene para Harry y para que el chofer esté listo para irse en cuanto salgan. Pero no es tan fácil, jamás lo es, porque apenas salen del lugar, son atacados por los paparazis, totalmente hambrientos por conseguir una buena fotografía del cantante, totalmente ebrio y drogado, llevando a un nuevo joven hacia un encuentro de solo una noche, eso vende demasiado. Todo sobre Harry desde el divorcio vende mucho más.

El muchacho al lado de Harry, está totalmente encantado con la atención que está recibiendo de las cámaras que le apuntan al rostro, tomando el brazo de Harry con más fuerza y entrelazando sus dedos. Logrando que los ángulos de las fotografías sean muchos y variados. Por su parte, Harry se siente totalmente mareado, si los flashes de las cámaras ya lo marean cuando está sobrio, estando ebrio es mil veces peor. Tiene que contener una arcada. Tiene el estómago revuelto y la cabeza punzante. Pero no vomitará, no les dará esa satisfacción a esos buitres.

Logran montarse dentro del carro, sigue siendo rápido a pesar de los paparazis y la interrupción del camino. En cuanto las puertas se cierran y el auto se pone en movimiento, Harry deja escapar un suspiro. La oscuridad del vehículo es muchísimo mejor. El chico que está a su lado – el cual sigue sin tener nombre y no es como que le interese saberlo, porque no lo recordará de todos modos – se pega a su costado, tocándole por encima de la ropa, besando su cuello y consiguiendo que se ponga medio duro en sus pantalones a pesar de su estado.

Harry deja que lo haga, en lo que dura su camino hacia el hotel. Pero cuando están ahí, le detiene, porque realmente tiene el estómago revuelto y siente que vomitará en cualquier momento. De hecho lo hace a penas la puerta del vehículo es abierta para él. Vomita en la acera, manchando el pavimento y salpicando un poco la parte baja del auto. Jadea, encontrando el aire y llenando sus pulmones, recuperando el aliento. Su chofer le tiende un pañuelo y una botella de agua.

Nadie dice absolutamente y Harry agradece eso.

Sus guardaespaldas le llevan dentro del hotel, uno de ellos se ha adelantado y ya tiene la llave de la habitación en sus manos, así que solo se montan en el elevador y suben hasta el piso correspondiente. Una vez allí, le dejan en la entrada, con la puerta abierta y Mike le comunica que estarán aquí hasta que quiera irse. La puerta es cerrada y Harry se queda a solas con el chico castaño.

—Iré a lavarme los dientes, tomaré una ducha y luego te follaré—Es lo que le dice al chico, quien le observa con los ojos abiertos y una media sonrisa en su rostro. Asiente con rapidez ante las palabras del rizado.

—Sí, te esperaré aquí.

—Tomarás una ducha después de mí.

A Harry le toma menos trabajo llegar a la ducha de lo que pensó. Seguramente el efecto de la droga está disminuyendo dentro de su organismo, o probablemente el vomitar hizo que eliminara algo de su sistema. Se quita la ropa con cuidado de no caerse y se mete bajo el chorro de agua fría. La ducha es gigante, tiene puertas de vidrio, baldosas grises y decoraciones en blanco y dorado. Pero no le interesa. Lo único que hace es quitar el sudor de su cuerpo, tallar bien su cabello y quitar todo rastro de aroma. Una vez que acaba toma una de las toallas que hay dispuestas para él y se seca rápidamente, enrollándola en su cadera. Se para frente al espejo de gran tamaño y busca un cepillo de dientes y pasta dental, se cepilla con cuidado, no quiere volver a vomitar. Cuando siente que el sabor amargo de la bilis se ha ido de sus papilas gustativas, enjuaga su boca y escupe en el lavabo.

Falling » lsTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon