VI~ El sueño del monstruo hecho pesadilla frente al mar de la inconsciencia.

12 0 0
                                    

"El mundo de hoy no tiene sentido, así que por qué debería pintar cuadros que lo tuvieran." ~Dark Picasso.

El día siguiente a la noche de la verdad, Pablo se pronunció llamándome y llamando mi nombre, a lo cual hice caso omiso, y puedo decir que lo intentó, llamaba a mi casa y a mi madre, me escribía por todos lados, solo faltaron las señales de humo y las palomas mensajeras, es que en realidad estaba muy dolido, mi sueño junto a él y mis noches llenas de estrellas se habían vuelto una pesadilla, la pesadilla del desamor y el quiebre de todas las ilusiones bonitas que tenía por Pablo.
Por días y noches le lloré la malaobra que hizo, pasé de sentirme su mundo y en parte su muso a sentirme un pasatiempo y hamparte sin uso.

Uno de sus grandes amigo, oh Dios Mío, lo recuerdo tan bien, Joaquín Abelardo Salvador y R; El Juaco le decían, yo le llamaba como él me dijo que lo hiciera, Abel aunque luego pasé a llamarle Juaco también, y es que él también era un pintor, para mí él era muy imaginativo y cándido, sus pinturas parecían un sueño adentro de otro sueño, era el rey del surrealismo, Pablo hacia pintura surrealista también pero para mí Juaco lo hacía mejor y más interesante, siendo este solo mi punto de vista. Era el pequeño Dalí.

Y es que es de mencionar ya que Pablo me buscó a través de él también, pero en todas las pláticas que teníamos, Dalí pasó a ser un gran amigo mío también, de un simple saludo a contarnos chistes y simular sonidos graciosos, él era tan espontáneo y rebelde, era algo iluso, un poco idealista, pero por sobretodo era muy romántico. ¿Qué era esto nuevo? No he aclarado nada con Pablo y Dalí era su gran amigo, pero es que había algo que él hacía muy bien, llamar mi atención y me sentí protegido en su aura. Un aura de un color negro, pero era un negro en el cual sentí calor y refugio. Después de tantas charlas me contó tantas cosas sobre él, me dijo que le gustaba mucho hacer chocolate y que le gustaba pintarlo, el arte en chocolate, ¡qué interesante me resultó! Y es que era muy esforzado como para ver su obra ser comida en cuestión de minutos, dijo que le resultaba más satisfactorio hacerlo que tenerlo allí abandonado, además el chocolate era delicioso entonces eso era más que satisfactorio para él. Me dijo que le gustaría que yo probará su chocolate, a lo cual solo le pregunté que como me lo iba a dar, y solo respondió que después de nuestra primera cita.

Me sentí emocionado y querido, me sentí interesante y sentí que parte de mi ego había vuelto a la vida, como bien dije quería herir el orgullo de Pablo ya que el rompió el mio.

     — ¿Y a donde iremos? —le pregunté emocionado, feliz, y contento, y es que Dalí era muy lindo, de  una tez morena clara tan linda, con un peinado como flamas de fuego de color café y negro, una barba super recortada y unos ojos tan vivos y expresivos, eran de tonos avellana, eran muy lindos, sus cejas remarcadas y su manera tan extravagante y extraordinaria de llamar mi atención.

Y pues decidimos ir un miércoles en la noche al cine, nuestra charla fue muy amena y la sala estaba casi vacía, solo vimos la película más próxima y compramos dulces y granizadas, también gaseosas. Habíamos acordado ir a comer hamburguesas después. Ya en la sala empezamos a hablar de nosotros y nuestros intereses. Pablo estuvo en mis pensamientos al principio de la noche, a esas instancias Dalí ya tenía mi atención completa.

      —Entonces Niñito, —dijo con una voz graciosa y uniendo los iris de sus ojos lo cual provocó una sonrisa y una media carcajada. —¿Qué es lo que te hace interesante a ti? —preguntó tomando mi mano con ambas de sus manos.
      —La verdad siempre he dicho que no tengo ningún talento. —le respondí viéndole a los ojos y mostrándole que eso me afectaba un poco.
      —No te creo, en serio ¿nada? —volvío a preguntar con cierta incredulidad.
      —Si es en serio. —le volví a responder con una mueca de tristeza que también se podría tomar como sarcasmo. —Bueno, mis sueños son lo más importante y lo más interesante que tengo. -dije acurrucado mi cabeza sobre su pecho.
      —¿Y por qué dices eso? mini Brian. —preguntó nuevamente, pero ahora yo fui el que causó cierto interés en Dalí, y es de recordar que los sueños eran su mayor fuente de inspiración a la hora de pintar.
      —Mis sueños son muy psicodelicos y surrealistas la mayoría de los meses del año. —le respondí viéndolo directamente a los ojos una vez más.
      —La mayoría de los meses del año. —repitió extrañado entrecerrando los ojos. —¿Y que hay de los otros meses? -preguntó cada vez acercándose más a mí.
      —En los meses de otoño mis sueños dejan de ser aventuras hermosas para convertirse en las pesadillas más horribles que alguien alguna vez pueda soñar, eso desde que tengo memoria.
      —Entonces cada otoño de todos los años me voy a robar tus sueños y te los devolveré en Diciembre. —mencionó una vez más ya juntando sus labios con los míos, besándome de una manera tan pura y divina, pero al mismo tiempo era una manera apasionada y oscura. —Además tus pesadillas van a inspirar mis pinturas. —agregó como si nada hubiera pasado.

Me quedé atónito, solo sonreí y solo le pude preguntar que había pasado y que fue eso a lo cual pudo responder: Your freaky teenager pheromones got me fucked up!

¡Tus extrañas feromonas de adolescente me jodieron! Dijo con una sonrisa llena de picardía sabiendo que tenía mi atención completa en sus manos y viendo la película todavía, me sentí protegido por el simple hecho de tratar de cuidarme de mis pesadillas y mis terrores nocturnos.

      —Así que me vas a robar mis pesadillas. —le dije con ciertos tonos burlones.                                          —Si, así es. -afirmó. -Deberías estar agradecido.                                                                                                      —Es que en serio son horribles y no te creo nada. -le dije aunque psicológicamente en serio creí que me iba a quitar los sueños más espantosos.

La charla siguió y terminó la película, me mostró vídeos de él haciendo skateboarding, eso en grandes picadas, era muy osado y atrevido. Pero eso será revelado después.
En resumen la noche con Juaco, el pequeño Dalí, fue muy emocionante, verlo pararse en sus manos, verlo jugar con su piercing de la ceja, ver su espontaneidad era increíble. Cenamos hamburguesas y nos fuimos después.
      —Entonces, se podría decir que eres un adicto a la adrenalina. —le mencioné mientras el manejaba por la calle vacía. Ya eran las diez de la noche.
      —Siempre me gusta ir más y más rápido hasta que la emoción de la velocidad supera el miedo a la muerte. —dijo y pareciera ser que sus ojos estaban dilatados y cargados de adrenalina y llamas de furor.
     —¡Estás loco! —le dije feliz y ahora acercándome yo a sus labios, mordiendo los y besándolos con mucho calor demostrando el repentino deseo que sentía por él.

Llegamos después de todo a mi casa, llegué feliz y llegué ilusionado, me despedí de él con un beso más esperando que no fuera el último y acordando que saldríamos pronto. Los acontecimientos anteriores no habían pasado por mi mente, hasta cruzar la puerta de mi casa.

    —Te volvieron a llamar. —dijo mi mamá recostada en el sofá. —Mijo, ya deberías responder o simplemente terminar todo y aclarar las cosas de una sola vez. —dijo, mi mamá estaba al tanto de todo, ella es y ha sido mi confidente desde siempre. En los brazos de ella pude desahogarme de lo que pasó.
    —Es que no se aún. —le dije y ahora tenía duda, Juaco me hizo sentir tan bien y Pablo aún pensaba en Olga, pero me buscaba y eso podría ser solo por dos cosas. La primera el remordimiento que sentía al haberme lastimado y la segunda era que si sentía algo por mí.
La inseguridad mía, es que es el mayor de mis defectos, me hizo pensar que solo era remordimiento, a lo cual no pensé en contactarlo nuevamente, como dije quería herirlo porque él me hirió. Ahora era el monstruo de mi armario y tenía miedo de que me hiriera. Dalí parecía ser esa luz aunque oscura, protectora y a quien podía aferrarme.

Pero y todos los recuerdos con Pablo, él fue la primera persona que estuvo conmigo, y las ilusiones...

Los días pasaban y Dalí y yo seguíamos saliendo, él me mostró la manera suya de ver los sueños, conversación incesante y conversación insaciable, era increíble saber todas las curiosidades que Dalí me podría mostrar, aunque yo también compartía uno que otro secreto con él. Siempre parecía que estuviéramos encerrados en un sueño y en otro y luego otro.

Aún así, sentía tanto por Pablo así que busque sus pinturas semanas después por la gran avenida, una tarde, a mitad de verano fui a buscarlo, al mismo punto donde le conocí, al mismo punto donde comenzó todo, el lugar donde pisé su pintura hecha con tiza en el suelo, aún recuerdo como se enfureció conmigo y aún recuerdo como le respondí más enojado aún. Todas esas memorias regresaron y derramé más de una lagrima. Me acerque todavía, observando el suelo y contemplando que no hubiera ningún retrato. Pero sólo estaban sus cuadros en círculo. Él no estaba y sólo estaban sus pinturas expuestas al centro de la calle, me quedé extrañado un poco porque ahora él pintaba sueños pero eran más extraños aún, figuras raras en playas y mares que parecían ser normales. Pero había hermosura en todo, estaba a punto de irme porque no lo encontré esperando regresar mañana cuando escuché de entre todas las voces caminantes.
    —¡¡Míster O'Bryan!! —con una voz alegre y fuerte, potente. Era él, era Pablo.

Dark Picasso. Where stories live. Discover now