—¡En verdad que llegaste! Ya me estaba desilusionando —hizo un puchero totalmente sarcástico, entonces la idea de una amistad quedó destrozada pues no hace falta ser muy inteligente para saber que entre ellos no se agradan

—Vaya, que sorpresa, Sam —intentó seguir caminando pero éste intervino en su camino de una manera brusca, la indignación de Johan fue evidente

—Sorpresa fue la que me llevé cuando nos dejaste de hablar porque te hiciste cargo de una gran empresa, supongo que tu ego incrementó —alegó disimulando con una sonrisa falsa

—Tú mismo lo dijiste; me encargo de una gran empresa, ¿Será que tengo tiempo  para hablar con los amigos de mi hermano?

—Ja, ja, veo que no has cambiado en nada —afirmo irónico, entonces mientras guiaba un vaso de alcohol a su boca, sus ojos se centraron en mi. Me puse tensa, a pesar de ser físicamente atractivo hay algo que no me gusta de su aura —¡Pero bien! Que tenemos aquí, es tu mujer ¿No? Vaya que es hermosa —después de darme un escaneo tortuoso para mi, se acercó, retrocedí inconscientemente —Oye, linda ¿Aguantas lo soberbio que este muchacho puede ser?

—¿Soberbio? —Johan se burló poniéndose enfrente de mi.

—No me digas que no reconoces esa cualidad tuya —lo vio incrédulo para después terminar su vaso que por el olor puedo decir que es tequila —Te diviertes con las personas que te lamen los zapatos, los ves como simples hormigas ¿Verdad? —se le acercó amenazante —Creo que esas son las consecuencias de lo mucho que Robert te engrandeció...

—Me pregunto cuanto tiempo esperaste para decirme esto en la cara —carcajeó agraciado, y no, con sus risas no hizo el ambiente más tranquilo, tal vez lo empeoró.

—¿Te burlas de mi?

—¿Por qué otra cosa me reiría? Cálmate Sam, no porqué estés ebrio ignorare tus estupideces —como tengo mis manos envolviendo su brazo, me incitó a que siguiéramos con nuestro camino

—¿Estupideces? Son verdades, deberías dejar de ser tan engreído, mira que por eso te abandonaron, ¿lo olvidas? —lo miró desafiante cuando pasamos por su lado, Johan se quedó quieto, y aunque haya sido unos segundos, se sintieron como una eternidad, sobretodo para mi, porque pensé qué iniciaría una pelea, pero afortunadamente lo dejó pasar y continuamos caminando —Ten cuidado Sáhara se esforzó tanto para que te casaras, no hagas que esa hermosa mujer te abandone.

Lo volteé a ver impresionada, ¿Qué lo del matrimonio arreglado no lo sabíamos solo nosotros? Fuera de eso, ¿Qué quiso decir con lo del abandono?

Devolví la mirada al camino, poniendo mi mano en el pecho; después de esas palabras sentí una descarga eléctrica horrible, ¿Acaso será un mal presentimiento? Espero que solo haya sido mi imaginación.

Observé discretamente a Johan, parece disgustado, ¿Será que algo de lo que dijo ese hombre fue muy fuerte? Me preocupa que esas palabras hayan arruinado su noche.

—Ignora lo que dijo ese hombre, estaba ebrio y por eso decía tonterías —pidió controlando su tono de voz, asentí levemente siguiendo con una pizca de duda.

Y por fin llegamos a la puerta, no hay rastro de música pero fácilmente puedo diferenciar voces alegres.

—Solo por si acaso… no hables con personas que no te den buena espina, ¿De acuerdo? —me aconsejó viéndome discreto —Verónica… recuerda que venimos para tener unas vacaciones deleitosas, así que solo disfruta —me dirigió una sonrisa un tanto forzada, se la devolví contenta, solo él tiene el poder de hacerme feliz en medio de un mar de angustia.

Entonces antes de tocar la puerta, está se abrió mostrando a una mujer morena demasiado voluptuosa, con un vestido azul escotado del pecho, misma que se quedó pasmada unos cuantos segundos hasta que una sonrisa se formó en sus gruesos labios.

—Oh Dios, Johan, ¿Pero qué te paso? Estás más guapo desde la última vez que te vi —fue abrazarlo, por inercia terminé alejándome.

Entonces me convertí en la espectadora de primera fila que observó como sus cuerpos se tocaban entre sí, como los pechos de esa mujer corrían riesgo de salirse del escote de su vestido debido a los movimientos bruscos que hacía para estar más cerca de Johan.

—Jessica, que gusto verte...

—¡Ahg! No te veía desde que me gradué junto a tu hermano, ¿Me volví loca o usaste los últimos tres años para crecer más? Te hubieras quedado de esa altura, hasta parece que sobrepasaste a tu hermano —carcajeó cuando se alejó de Johan, mismo que a diferencia del otro reencuentro se nota más feliz.

¿Quién será ella? ¿Otra amiga de Andrew? Porque la diferencia de edad no es tan evidente pero por suposición puedo asumir que son 5 años de diferencia. Pero los ojos de Johan están tan brillantes que es imposible decir que no fueron algo importante.

—¡Ven pasa! ¡Chicas! A que no adivinan con quien me encontré —cuando los dos entraron tardé en moverme, ¿Realmente ambos me ignoraron? Quiero pensar que por la emoción Johan la siguió pero….

Caminé insegura hacia la puerta, y no fue difícil encontrar varias chicas rodeándolo sonrientes y emocionadas.

—¡Johan! Te di mi número, ¿Por qué nunca me llamaste?

—¡Andrew me dijo que vendrías! Por eso elegí este vestido, ¿Qué te parece?

Sonreí resignada; escuchando como esas viejas amigas le saludan, bromean y se rien. Ahora me siento tonta, sobretodo porque sigo sorprendida por la fama que Johan tiene con estas mujeres, pero, ¿Qué esperaba mi estúpida mente? ¿Qué su belleza pasará desapercibida?

—Me alegro de volver a verles, pero están haciendo que me olvide de mi acompañante —volví a la normalidad cuando escuché a Johan decir eso, un tanto apenado salió difícilmente del grupo de esas mujeres —¿Pasa algo? Ven, entremos —agarró mi mano de una forma tan cálida que no fue difícil hacerme entrar a la mansión.

Tan solo di un paso hacia adentro y las miradas no tardaron en posarse en mi, realmente me sentí desprotegida, pues algunas mujeres me examinaban malhumoradas.

—¿Es algo tuyo, Johan? —una chica se paró enfrente suyo con los brazos cruzados, arrugué el entrecejo molesta, ¿Cómo puede tener las agallas de preguntar eso de una forma tan altanera?

—Oh, por supuesto, es mi esposa —le sonrió amigable. Por mi parte le sonreí como tarada aunque no me viera, estaba preparada mentalmente para que me negara, o que esquivara la pregunta, pero esto…

—Ah, es cierto —la chica morena del principio tronó los dedos —¡Oh, juro que no te había visto! Pero si eres igual de hermosa que tu esposo, vaya en serio que te sacaste la lotería —se dirigió a Johan, mientras me miraba atentamente, como si buscara un error en mi —deben contarme como se conocieron…

—Si, claro, cuando tengamos tiempo —le sonrió antes de apretarme la mano, para después invitarme a seguir caminando entre ese grupo de chicas, poco a poco todo se fue haciendo visible, como los pequeños muebles con floreros arriba, los cuadros abstractos, y más allá me di cuenta del increíble salón, meseros por todas partes con bandejas llenas de vinos, así como personas disfrutando de una buena plática  —Todo es extrañamente tranquilo.

Dejé de caminar cuando de repente Johan se detuvo, viendo fijamente hacia adelante.

—Cuando no vi a ninguna de mis invitadas, inmediatamente supe que habías llegado —miré al frente al escuchar un escalofriante suspiro que demostraba serenidad —Tus entradas nunca dejan de ser virtuosas, verdad, hermano.

Seduciendo A Las Rosas [Oficial]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora