Helados

567 97 46
                                    

—SooBin, ya te dije que no te voy a ayudar con mi primo —suspiró mientras se movía por la tienda de discos.

—¿Por qué no, hyung? —se quejó con voz infantil.

—No quiero meterme en eso.

—¿Es porque soy feo? ¿Temes que arruine tu linaje?

—Lo que acabas de decir tiene tantas cosas mal que no sé ni cómo refutarlo.

YeonJun caminó hacia el área de Hip Hop, siendo seguido por su joven amigo quien abrazaba en su pecho el disco de Bebe Rexha con la mirada gacha, seguramente desanimado de nuevo, y siempre por la misma razón. Pero YeonJun no podía hacer nada, si su tía se enteraba que estaba ayudando a alguien a conquistar a su amado único hijo varón y "demasiado joven para pensar en eso", en definitiva iba a tener problemas.

Aunque, en el fondo, apoyara totalmente a Binnie, y es que después de todo él sabía que Kai también gustaba de él, pero prometió no decir nada.

—SooBin, vamos, no te pongas así, vayamos por helado, ¿sí? —ladeó la cabeza, sonriendo.

Pronto ambos niños se encontraron en la heladería favorita del menor, ya habiendo comprado sus discos.

—Sigo sin creer que te guste la chocomenta —Soo arrugó la nariz con desagrado mientras él comía su helado de vainilla.

—La chocomenta es el mejor sabor —se jactó, lamiendo su cuchara con expresión de alegría bajo la mirada exagerada del menor.

—En tus inestables papilas gustativas, quizá.

YeonJun dió una risa ligera, risa que paró en el momento en que sus ojos enfocaron algo, más específicamente a alguien. El mismo niño que había visto días atrás se encontraba entrando al mismo local en el que él se encontraba. Llamenlo destino o casualidad, pero YeonJun prefería la primera opción.
Y es que esos días había intentado hablar con su madre sobre la doctora Choi, pero no le decía mucho. Tampoco había asistido al club, y lo único que obtuvo fueron comentarios extrañados de parte de su progenitora, ya que éste nunca había querido asistir antes.

De todos modos, el niño no parecía espiarlo como el otro día y él no había hecho nada para encontrarse con él además de éso, así que era fácil deducir que el destino jugaba a favor de YeonJun. O al menos para él sonaba lógico.

Aunque había algo más, algo muy diferente del otro día, y es que no lo acompañaba su madre, sino otro niño de menor estatura a él y ojos grandes, ambos con el mismo uniforme. YeonJun observó con cuidado como el otro chico pedía los helados mientras BeomGyu se acercaba a una de las mesas, todo ésto sin darse cuenta que él lo miraba desde la suya.

—YeonJun hyung, ¿me estás escuchando?

SooBin hizo una mueca extraña en cuanto le devolvió la mirada, y él apartó la suya hacia el lugar que el mayor anteriormente miraba.

—¿Por qué ves a Kang? —movió sus labios en una mueca de desagrado.

¿Acaso todos conocían a todos menos él?

—¿Kang?

—Kang TaeHyun, el hijo del CEO de no sé qué.

El menor comió de su helado con un movimiento, nuevamente exagerado, de asco, pero no por la comida, sino por sus propias palabras.

—¡Oh, claro! La constructora Kang —habló sorprendido.

Una de las constructoras más grandes del país. Por lo que TaeHyun debía tener una situación económica incluso mejor que la suya. La madre de YeonJun era abogada en el mejor estudio jurídico del país, y su padre era juez, una bonita historia de amor llena de leyes y cosas aburridas, así lo veía su hijo.

¡Luces bonito! [ YeonGyu ]Where stories live. Discover now