— Te ves como un humano, si es lo que intentas decir.- le dijo con una sonrisa de lado.

— ¿Y me veo bien?- preguntó en tono pícaro.

Craig sorbió por la nariz, mirando al demonio sin emoción.

— Te ves casi igual que siempre.- lo que podría traducirse en: sí, pero no me hagas decirlo, porque no voy a saber cómo reaccionar a lo que me respondas.

— Uf, en ese caso me veo fenomenal.- se pavoneó.

— No tenía idea de que también tenías problemas de narcisismo.- sonrió con burla.

— No los tengo.- afirmó.- El narcisismo engloba muchas más cosas.

Craig rodó los ojos.

— Va. Tenemos que irnos ya o llegaremos tarde.- avisó. Tweek resopló.

Caminó hacia su mochila colocándola en su espalda mientras Tweek se soltaba poco a poco de la mesa dando algunos pasos inseguros hacia la sala.

— ¿Estás seguro de que no quieres ayuda?- le pregunto de nuevo.

— Si la necesito te lo haré saber.- aseguró.

Craig asintió, se dirigió a la puerta de la casa, la abrió y esperó hasta que Tweek estuviera a su lado. El demonio llegó hasta él entre tropiezos, tambaleos y una que otra mala palabra que hizo sonreír a Craig. Craig se aseguró de cerrar bien la puerta una vez que ambos salieron; emprendieron rumbo a la escuela. Era interesante ver a Tweek, o escucharlo maldecir la existencia de la gravedad. Si era sincero ni su parte más positiva habría podido imaginar que Tweek accedería a hacer esto, mucho menos a hablar con sus amigos, lo más esperable era que se negara rotundamente a su idea; aún siente la sorpresa que le llegó cuando vió a Tweek analizando el asunto después de habérselo preguntado. Definitivamente Tweek era mil posibilidades caminando por ahí.

— ¿Cómo voy a saber que funciona?- preguntó Tweek después de soltar un suspiro pesado y profundo.

— Supongo que la gente no me mirará como si estuviera hablándole a la nada.- respondió con obviedad.

— Ahí tienes un punto.- reconoció.

Su equilibrio poco a poco iba mejorando, la emoción de Craig iba en constante aumento. Era enternecedor ver a Tweek esforzándose tanto por algo; se sentía orgulloso de que fuera capaz de conseguirlo.

— ¿Color favorito?- preguntó Craig de repente.

Tweek se detuvo para mirarlo con el entrecejo fruncido, Craig se detuvo a su lado tratando de retener la carcajada que poco a poco iba escalando por su garganta.

— El verde, creo.- dijo mirando un árbol que se encontraba en la acera de enfrente.- Realmente es hermoso.- admitió mirando ahora el cielo.

— Mis ojos son verdes, ¿te gustan? - preguntó sin pensar. ¡Sus ojos ni siquiera eran tan verdes! Craig ¿qué rayos haces? se preguntó.

Y cuándo Tweek lo miró sin expresión deseó que se lo tragara la tierra. Siempre es tan lógico y en el momento menos indicado tiene que soltar una tontería. ¡Por supuesto que sí! El demonio debió notar lo avergonzado que estaba porque le sonrió con burla.

— Sí, son preciosos.- respondió sin deshacerse de su sonrisa; retomó la marcha.

Craig dejó que avanzara unos cuantos pasos; se golpeó la frente con la palma de la mano rápido y sin mucha fuerza. Podía sentir todo su rostro y sus orejas ardiendo por la vergüenza. Caminó detrás de Tweek respirando profundo y rogando por que su piel volviera a su estado natural.

Alma Brillante ~Creek~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora