- La bestia de abajo -

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-Siempre tiene un punto débil con los niños -susurró-. Vamos -dijo cuando el Doctor les pidió desde la pantalla que se uniera a él.

Al salir fuera se encontraron en una calle comercial donde la gente pasaba sin cesar. Todos estaban haciendo algo y había mucho humo y una estética futurista.

-"Bienvenido al mercado de Londres. Está siendo monitoreando" -habló una voz femenina robótica por el lugar.

-Como a cientos... de años en el futuro -habló Amy dando una vuelta sobre sí misma-. He estado muerta por siglos.

-Ese no es un pensamiento muy positivo -comentó Katherine intentando aligerar su estado de ánimo.

-Olvida estar muerta, mira este lugar -negó el Doctor cortando sus palabras-. ¿No está mal?

-¿Qué está mal? -cuestionó confundida la humana mientras la llevaba por el camino.

-Usa tus ojos, date cuenta de algo. Kathy, ¿tú ya lo tienes?

-Sí -asintió la nombrada mirando a un lugar en especial.

-Bien. Ahora Pond, ¿qué tiene de malo esta imagen?

-¿Son las... bicicletas? Un poco inusual en naves espaciales, bicicletas.

-Dice la chica en pijama -se río el Doctor junto a su esposa.

-¡Dios mío! Estoy en pijama.

-No te preocupes, hay un enorme armario en la Tardis. Podrás cambiarte cuando vayamos -tranquilizó Katherine.

-Da igual, vamos a lo importante -cortó el Doctor-. Mira a tu alrededor. Mira realmente.

-"El mercado de Londres es un lugar libre de crimen".

Ignorando sus palabras, miraron al cielo donde a través de los cristales se podían ver las estrellas.

-La vida en una gigantesca nave espacial, de vuelta a lo básico. Bicicletas, ropa tendida, lámparas de calle a cuerda -enumeró el Doctor volviendo al tema-. Pero mira más de cerca. Calles y sombras, vidas conducidas con temor. La sociedad de forma, al borde del colapso. Perdón -se disculpó.

-¿Qué haces? -quiso saber Amy al verlo acercarse a una de las mesas para dejar un vaso de agua en el suelo.

Se quedaron en silencio viendo como el Doctor volvía a levantarse.

-Lo siento. Revisando el agua en esta área. Hay un pez prófugo -añadió como ocurrencia tardía-. ¿Dónde estaba? -cuestionó volviéndose a Katherine.

-La sociedad al borde del colapso -respondió su esposa habiendo notado lo mismo que él.

-¿Por qué hiciste eso con el agua? -Amy cuestionó.

-No lo sé. Pienso mucho. Es difícil mantener el curso. Ahora, policía estatal... ¿lo ves ya?

-¿Dónde?

-Ahí -señaló Katherine a la niña que había estado y seguía llorando.

X

Se habían sentado en un banco cerca de ella, pudiendo verla desde la distancia.

-Una niña pequeña llorando. ¿Entonces? -preguntó Amy sin comprender.

-Llorando en silencio -susurró Katherine.

-Los niños lloran porque quieren atención, porque están lastimados o tienen miedo. Pero cuando lloran silenciosamente, es porque simplemente no pueden detenerse. Cualquier padre sabe eso -comentó el Doctor.

¡Gerónimo mi querida Katherine! (11° Doctor y Oc)Where stories live. Discover now