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Dezu

Miré las camisetas fijamente.

Todas, estaban extendidas sobre mi cama; Las de Shiratorizawa, Aoba Seijoh, Karasuno, Fukurodani y Nekoma.

Todas con un distinto número, distinto olor y distinto sentimiento.

Dejé escapar todo el aire de mis pulmones.

¿Como se supone que haga esto?

No puedo verles la cara uno por uno cuando les devuelva su camiseta...

— __(tn), voy al cen- ¡¿Y todas esas camisetas?! ¡¿Las robaste?! —dijo mi madre al entrar a mi cuarto— ¡¿O te las dieron chicos guapos?!

Hice una mueca.

— Lo segundo.

Me abrazó con fuerza.

— ¡Estoy orgullosa de ti! ¡Sacaste mi genética!

Dejó de abrazarme para luego mirarme con orgullo.

— ¿Todos esos chicos gustan de ti?

Asentí volviendo a mirar las telas.

— ¿Y quién es el afortunado? Yo recuerdo que una vez estuve en la misma posición que tú.

La miré incrédula.

— ¿Qué? Tu madre era una rompe corazones —rió.

— Mamá... No sé que hacer... ¿Tu qué hiciste?

— ¿Yo? Me casé con tu padre.

— Mamá —reproché.

— Bueno, bueno... Recuerdo que estuve entre la espada y la pared, justo como tú. Habia escrito los nombres de los chicos en unos  papeles y, decidí cerrar los ojos, pensar en todos y luego sin abrirlos, me dirigí a los papeles y tomé el indicado. Ese, fue tu padre.

— Fue a la suerte —resumí. Ella negó.

— No, mira, te ayudo —puso sus manos en mis hombros—. Mira atentamente cada uno, recuerda el lugar en donde estén.

Hice caso observando las camisetas extendidas en mi cama. Concretamente, el lugar y posición donde se encontraban.

— ¿Listo? —asentí—. Ahora, cierra los ojos —hice caso. Ella me dio unas dos vueltas—. Ahora, piensa en cada uno de los muchachos que te entregó su camiseta. En su rostro, actitud, todo de ellos.

Recuerdos de cada uno, invadieron mi mente, dejando escapar sonrisas con el acto.

— ¿Los tienes? —volví a asentir— ¿Segura? —asentí—. Bien. Entonces... Camina hacia tu cama y deja que tu corazón y mente, elijan la camiseta del chico.

Al tomar la camiseta, mis ojos se abrieron con sorpresa y luego miré a mi madre.

— Ahí lo tienes. Ese es tu chico —sonrió dulcemente viendo la camiseta en mis manos y luego a mí.

Ella abandonó la habitación, dejándome sola con la tela entre mis dedos y las otras, en la cama.

Tragué saliva.

— Esta es... —sonreí con algo de alivio por haber resuelto los enredos en mi corazón.

(...)

Uno a uno, fui devolviendole su camiseta. El gesto en su cara, me revolvía el estómago pero... No podría estar con alguien a quién no amo.

Fue más doloroso de lo que pensé.
Es solo una tela lo que estoy devolviendo pero, no es el caso. Al devolver su camiseta, estoy rechazando sus sentimientos.

Suspiré, recargandome en una pared.

Terminé... Solo me queda una.

Sonreí inconsciente.

Ya quiero estar con él...

•••
¡hola y adios!

Bueno no sí, ahora sí; Nos vemos a la noche😌✌

La suplente || Haikyuu y túWhere stories live. Discover now