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La madre, preocupada, le seguía, intentando darle algún consejo.

-ODIO MI APARIENCIA! NO ME GUSTA! SOLO SE FIJAN EN ESO!
Decía Byul, mientras se cubría la cara frente al espejo, y lloraba, con la voz distorsionada por el llanto.

-Hija! Por lo menos eres linda! Yo, tu madre, se que eres más que una cara Bonita, eres amable, ayudante, lista, inteligente y otras cosas...
Decía la madre intentando abrir la puerta en vano.

-Podría no salir hoy? No me siento muy bien... Me siento insegura...
Decía Byul mientras se quitaba el maquillaje que llevaba puesto, ella decidió mostrarse al natural, tal y como era.

Y al oir tanto a su madre, al fin abrió la puerta, y se abrazaron.

-Como Quieras Hija... Cualquier cosa que puedas necesitar, solo dime, ok?
Decía la madre, acariciando el pelo casi rubio de su hija.

-Ok, Madre...
Decía Byul, Dejando escapar de sus labios un pequeño sollozo, y después suspirando.

Mientras tanto, El guapo chico ruso, no ucraniano, ni de la nacionalidad de la que se rumoreaba en el pueblo, estaba con su familia, en un coche de color rojo lava.

-Me Han Dicho que en este pueblo hay chicas con intenciones muy serias, no vayas a relacionarte con ellas.
Decia la madre del chico, mirando seriamente al chico.

-Pero Madre, ya estoy grande, aparte, de seguro me ven como una cara Bonita, mira, aquí ponen que las chicas del pueblo este son muy interesadas.
Dijo El chico, que se llamaba Lukah, aparentemente, mostrándole un artículo de noticias llamado ' El Diario de Pueblo Lirio, 10 de cada 12 mujeres de este pueblo buscan dinero en los hombres'

-Bueno, tu no te metas en líos, tu recuerda que tienes que prometerte con Masha.
Decía la madre mientras conducía.

-Ni siquiera me gusta tanto Masha!
Gritó Lukah.

-Pues te va a gustar y te vas a casar con ella, ya que tenemos que enriquecernos.
Dijo la madre, mirando enfadada a su hijo.

-A veces no se ni por que os aguanto.
Susurró su hijo.

-QUE ACABAS DE DECIR?
La madre hizo un freno el cual se pudo oír chirriar aunque las pequeñas ventanas del auto estuvieran cerradas.

-Nada, Madre.
Respondió Lukah.

-Lukah Ivanov Gonzalez, QUE ACABAS DE DECIR?
Dijo la madre, mucho más seria y enfadada que antes.

-Odio que solo me uséis por enriquecimiento! Solo em veis como una cuenta bancaria en vuestras manos! Aparte… que yo sepa, Mi carrera de modelo ha pagado gran parte de mis estudios y necesidades… incluidos vuestros caprichos.
Dijo Lukah, y Salió del coche pegando un portazo.

Estresado, Empezó a caminar por el suelo empedrado, algo perdido, y guiado de su GPS, hacia el ayuntamiento.

En un momento, se le acabó la batería del móvil, lo cual hizo que que lo buscara el mismo.

-Jolin! Justo Tenía que ser ahora? No podía ser después de que encontrara el ayuntamiento? Que rabia!
Gritó Lukah, y se guardó el teléfono en su bolsillo derecho de su pantalón vaquero de color azul desgastado.

Todavía caminando, se distrajo en un lago que había cerca de donde el estaba y decidir por allí.

-Debería preguntar en alguna casa sobre el ayuntamiento.
Pensó Lukah, y empezó a buscar casas.

Entre ellas, se distrajo en un pequeño prado de girasoles, los cuales eran muy vivos, y como saben, cerca de allí está la casa de nuestra protagonista.

-Que lindo prado! Ni en los filtros de Instagram hay tan bonitos girasoles! Además el sol hace que se vean más bonitos!
Dijo Lukah, admirando aquellos girasoles.

Sintiendo que una mosca le rozaba el cuello, se dio la vuelta, y allí, en una pequeña cuesta, vio una casa, la casa de madera de nuestra protagonista.

Al lado, estaba la olla de hierro, con unos fideos y verduras salteadas, con una salsa muy negra y oscura, de esas de los noodles de frijol negro, haciendo un sonido relajante.

-Ay, que hambre! Bueno, creo que no les importara si cojo algunos…
Dijo lukah, haciéndose la boca agua, y con unos palillos que habían allí al lado, intento comer los fideos, sin mucho éxito, y obteniendo salsa en toda la cara.

-Como es que comen con palillos, no pueden comer con tenedores?
Gritó, y comió los 3 fideos que llegó a meterse en la boca.

Más tarde cogió una servilleta y se limpió inmediatamente la salsa que llevaba encima, y se quedó a mirar la casa de aquella oscura madera, muy bien hecha.

La Chica BonitaWhere stories live. Discover now