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Siete horas después
Nave Central I.N.F-ROCKET

Unas sacudidas despertaron a la chica del descanso profundo sin sueños que había tenido. Intentó recordar todo lo que había pasado el día anterior, antes de dormir había llamado a sus padres, había terminado de cenar y se había dormido. Era todo. No había tenido un sólo sueño que pudiese recordar.

Se levantó de la cama, no sabía con exactitud qué esperaba encontrar en la ventana, pero cada que miraba a aquel enorme paisaje oscuro lleno de puntos blancos la sorprendía como la primera vez. Miró la especie de reloj que tenía en el escritorio, la frase 'el tiempo es subjetivo' nunca había tenido tanto sentido y tanta lógica en su vida como en este momento. El reloj no dictaba una hora, más bien, dictaba cuántos minutos habían pasado desde la última vez que había sido encendido. Habían pasado 427 minutos desde la última vez que había encendido el reloj, es decir, siete horas.

La hora no importaba, teniendo en cuenta que en cada planeta que visitaran tendrían una forma de medir el tiempo muy diferente a la suya, y hasta ahora no se había acordado una forma universal de medir el 'tiempo'. La mitad de las civilizaciones incluso argumentaba que no había que medirlo, porque no existía.

La pelirroja entró a su pequeño baño privado, llevándose consigo el traje con rombos que usaría ese día. Aún no se sentía del todo cómoda vistiéndose frente a un ventanal enorme que daba al cosmos. Además, sentía que todos sus movimientos estaban siendo grabados y televisados, y quizá estuviera en lo correcto.

No tardó demasiado en bañarse y alistarse, colocándose con algo de dificultad el traje ajustado en el espacio tan reducido del baño. Salió, y para su sorpresa, no fue la única en salir.

La chica que había estado con ella en la cápsula, Renée, se encontraba ahí. De pie al final del pasillo, camino a las escaleras que daban a la sala. Cuando Aurora cerró su puerta, la castaña volteó por el ruido y la saludó efusivamente con un movimiento de la mano y una sonrisa.

—¿Buenos días?— dijo Renée.

—Buenos... algo— respondió la contraria, sonriéndole y uniéndose a ella para bajar las escaleras.

—Los cuartos son... interesantes, ¿no lo crees?— habló de nuevo Ren para hacer plática.

—Si por 'interesantes' te refieres a que hay una ventana enorme con la mejor vista que puedes tener en la vida, muy interesante.

Ambas comenzaron a bajar las escaleras, la sala ya estaba ocupada por tres personas que conversaban en un idioma diferente, uno que ninguna de ellas conocía. Los ojos de la chica escudriñaron los presentes, se trataba de una chica de rasgos asiáticos que no había visto antes, pero que vestía un traje de Jugador igual que el de ellas. Su cabello era increíblemente lacio y perfecto, y era muy, muy esbelta.

Se encontraba acompañada de otra chica que también parecía modelo de televisión, con un cabello rizado castaño obscuro que se veía increíble, y una tez olivácea que daba la impresión de que el sol la quería tanto que sólo había besado su piel y le había concedido ese increíble tono.

Las chicas se acercaron a sus compañeras, que hablaban en algo que parecía su idioma, pero no era su idioma, probablemente fuese portugués.

Antes de que Aurora pudiera simplemente pasarlas de largo y dirigirse a la cocina, Ren se separó de su lado y se sentó junto a las otras dos chicas, intentando iniciar una conversación.

—Hey— la escuchó decir, y no le quedó más remedio que seguirla. Algo en aquellas dos chicas no le daba una buena vibra, y quizá acababa de conocer a Ren, pero no quería dejarla sola.

InfinityWhere stories live. Discover now