O C H O

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Los malos momentos siempre son más llevaderos si estás acompañado, eso lo comprendí cuando salí de mi burbuja y comencé a rodearme de nuevo con aquellas personas que me hacían bien

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Los malos momentos siempre son más llevaderos si estás acompañado, eso lo comprendí cuando salí de mi burbuja y comencé a rodearme de nuevo con aquellas personas que me hacían bien.

Era sábado por la mañana cuando iba saliendo del trabajo y mi vecina me llamó para invitarme a las termas a pasar el día.

Me dije, ¿por qué no? Así que fui a casa, me di una ducha, saque a dar una vuelta a Winnie y me fui con ellos, era un viaje de pocas horas, así que el camino fue entretenido.

Ese día hubiese sido perfecto, si yo no hubiese tenido una depresión tratando de emerger y mi situación con Andrés no hubiese sido tan compleja. Cuando iba de camino, le escribí, en son de paz. Se suponía que el día anterior habíamos solucionado de cierta manera el mal momento que habíamos tenido.

Sin embargo todo fue mal.

Desde que escribí el mensaje, hasta que llegamos al lugar.

Lo que yo decía o lo que él decía era motivo de pelea, lo que en cierto modo, nos desgastaba a los dos de la misma forma.

Andrés: Ahora toda vaina es porque no pregunto.

Andrés: Durísimo.

Carol: Ahora todo lo que digo es motivo de pelea.

Carol: Arrechisimo.

Así fue el comienzo de otro momento hostil entre nosotros, aunque ninguno quería pelear porque estábamos cansados de ello, seguíamos propiciando cada pelea mínima que se pudiese.

No respondí más a sus mensajes y decidí distraer mi mente.

Mi vecina y su nieta fueron un gran distractor, me hacían reír y me hacían sentir menos sola, caminé con Isa pegada a mi todo el tiempo.

Almorzamos en un bonito restaurante temático de los 80', dimos vuelta al centro entero y nos tomamos unas cuantas fotos en la plaza, incluso vimos un lindo loro que repetía lo que decíamos, por un momento olvidé mi disputa con Andrés y quise mandarle un video, pero cuando lo iba a enviar me retracte y guardé el teléfono.

Él tampoco me había escrito, así que de cierta forma debía respetar su espacio.

Vi unos bonitos llaveros de cuero y le compré uno de recuerdo, ¿por qué? No lo sé, quería de cierta forma hacerle saber que había estado en mis pensamientos, por muy tonto que fuese aquello.

Cuando volvimos a la ciudad ya eran las 5pm, estaba cansada, física y mentalmente, quería darme una ducha y dormir, todo lo que no había dormido esa semana, incluso quería acostarme en el pecho de Andrés y acurrucarme hasta el día siguiente.

Llegué a casa, desanimada, vi a Winnie y ella emocionada me recibió, sonreí de lado y me agache a saludarla.

—Tu siempre vas a esperar a mami —murmuré besando su cabeza.

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