C U A T R O

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Seré muy sincera, no me sentía bien de ánimos, sin embargo para la cuarta noche todo iba mejor, quise ser optimista, tomar las cosas con calma y dejar que las aguas siguieran su cauce; mi jefa me dio permiso para estudiar en mi turno, así que me s...

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Seré muy sincera, no me sentía bien de ánimos, sin embargo para la cuarta noche todo iba mejor, quise ser optimista, tomar las cosas con calma y dejar que las aguas siguieran su cauce; mi jefa me dio permiso para estudiar en mi turno, así que me senté en el comedor a pasar las clases y hacer resúmenes, cuando se me hizo tarde, me fui a acostar con la señora y hablamos un rato.

Si bien fue una semana dura, sentí que solo necesitaba relajarme y ver el lado positivo, yo vivía sola y siempre podría aislarme del mundo.

Andrés había querido verme ese día, pero yo tenía clases y él también, nos desocupamos tarde y a mi se me hizo la hora de trabajar, así que solo hablamos por teléfono y entendió un poco mi posición, aunque no la apoyaba, decidió respetarla.

Quiero rememorar mucho los días anteriores, esos en donde fui feliz sin saber que lo era, antes de haber sido atacada en la facultad, antes del altercado con el indeseable, allí donde estaba en los brazos de Andrés y nada podía hacerme daño.

El entrar con miedo a la facultad y el sentirme abusada, no se comparaba con lo que sentí esa noche y los días posteriores.

Esa fatídica noche, otra bala cayó en mi pecho amenazando con matarme.

Me levanté de madrugada para ir a la cocina y poner a hervir agua para llenarle la bolsa caliente a la señora, respondí unos mensajes de Andrés y entré a ver los estados.

Mis tías pusieron: descansa en paz, algo preocupada, no queriendo saber quién había muerto, llamé a Mara, en lo que me atendió, lo primero que escuché fue su llanto descontrolado, esperé que en medio de su histeria me dijera qué había pasado.

Mi hermanita se murió.

No necesité que me dijera a quién se refería, yo sabía bien, había hablado con mi mamá esa semana y me había dicho que mi madrina estaba muy mal de salud, que por eso estaba con ella, para poder controlar todos sus niveles.

Comencé a llorar con frenesí.

Odiando mucho el estar lejos, reprochándome no haberla abrazado más fuerte la última vez, no haberla llamado lo suficiente ese año que estuve fuera. Otra vez, recibí una mala noticia estando en el trabajo y debía mantenerme fuerte para poder continuar.

Sentía que mi pecho se abría en dos y sacaban mi corazón con las manos, no quería, no podía seguir perdiendo a mi familia bajo la injusticia de un régimen inescrupuloso, sentía mucho coraje.

No hay medicinas.

No hay médicos.

No hay insumo en los hospitales.

No conseguimos comida.

Era lo que escuchaba siempre que hablaba con mis padres y estaba cansada, no quería seguir pasando por ello una y otra vez a la distancia, necesitaba abrazar a mi abuela, a mi mamá, incluso a mi padrino, imaginar su dolor al perder a su gran amor, a su compañera de vida.

Destinados ✔Where stories live. Discover now