¹𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒 {Outer Banks || JJ} ✓

T1 E11 (epílogo): La carta

𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨;

JJ POV's

La lluvia caía a cantaros, como una cortina que no dejaba ver con claridad más allá de cinco palmos. El viento soplaba con una furia comparable a la de Agatha. Parecía que había pasado tanto tiempo des del huracán. Sin embargo solo lo parecía.

Nos mantenían sentados bajo una carpa, como si aquellas paredes de plástico pudiesen protegernos de la lluvia y el aire salado que venía arrastrándose des del mar. A mi lado Kiara cogía la mano de Pope. Ridículo, pensé. Cómo si ahora agarrarse de la mano de un chico fuera a salvarle de lo que estaba por venir. Sin embargo los pensamientos se desvanecían rápidamente. Todo mi ser estaba enfocado en encontrarla a ella. Harriet. Pero no aparecía. La policía local y la SBI se mezclaban bajo la lluvia, algunos hablaban de John B, otros de Harriet, pero todos llegaban a una misma conclusión: ambos habían desaparecido.

De un momento a otro todo pareció cambiar. La gente se olvidó de mi mejor amigo cuando ella apareció entre la lluvia. El pelo pegado a la piel pálida como la de una estatua en medio de una fuente. El agua resbalaba por sus mejillas y no podía distinguir si se trataba de lluvia o lágrimas. El corazón me latía contra las costillas como si quisiera romperlas, pero no me importaba, ya no lo necesitaba. Me levanté dispuesto a correr hacia Harriet pero una mano se interpuso y me empujó contra la silla. Volví a sentarme allí, vencido sin saber por qué. Saque del bolsillo el papel cada vez más arrugado y mojado. La tinta ya corría por todos lados siendo prácticamente ilegible. Pero no necesitaba sus letras, estaban ya en mi cabeza memorizado el trazo de cada uno de ellos. Solo necesitaba algo suyo a lo que agarrarme, un clavo ardiente al que sujetarme.

Sus ojos se alzaron y su mirada golpeó la mía. Toda la furia desapareció de su rostro y solo quedó el vencimiento de un alma cansada. Cayó de rodillas al suelo convertido en barro. Bajó la cabeza y perdí sus ojos. Mi mente quedó en blanco.

Un agente de la SBI se dirigió hacia ella y la tomó del hombro. Me levante de la silla, el corazón latiendo furioso y los dientes serrados con rabia. Volvieron a pararme e intenté zafarme, pero solo lo intenté. Volvieron a llevarme al mismo lugar, a la maldita silla. El puño cerrado arrugaba la carta y en los oídos un pitido que intercalaba su voz.

-Harriet Lupin Jones -dijo ella. Kiara y Pope me miraron en busca de una respuesta. Yo no podía dársela, no la tenía. No la conocía.

Vi inmóvil como le ponían los grilletes. Sus ojos me buscaron y al encontrarme articularon unas palabras. Mis ojos no se despegaban de sus labios, memorizando cada movimiento inútilmente al no poder descifrar lo que decían. Me sentía frustrado, cansado, vencido, harto de estar aquí, de sentirme solo, de perder aquellos que amo.

Dejé caer la cabeza, la vista hacia el suelo arenoso cada vez más espeso por el agua de lluvia y marismas. Me negaba a ver como se la llevaban.

Tres policías entraron a la carpa vestidos en gabardinas fosforescentes. Los tres nos levantamos y Pope fue el primero a hablar.

-¿los tienen? -se refería a John B i a Sarah Cameron. Ambos desaparecidos en el mar. Me tambaleé un poco al seguirles los pasos pero me pare fuerte intentando mantener la compostura. No podía flaquear ahora. No por esto, no por una mentirosa.

-no -negó el policía. Cerré el puño con más fuerza, las uñas hundiéndose en la piel de las palmas de mis manos privadas de un dolor que ya se concentraba en mi alma, como un pinchazo en el corazón.

-¿han huido? -preguntó Kiara mirándome a mi y a Pope agarrándose a esa última esperanza que yo ya había soltado.

-los hemos perdido. Lo siento. -sus palabras no lo dicen, pero podía resumirlo en dos palabras: están muertos. La dos únicas personas en mi vida que eran iguales a mi en corazón y alma estaban o bien muertos o de camino a la cárcel. De ambos modos no volvería a verlos.