| D O S |

18 0 1
                                    

-Buenos días, mamá -Saludo con la típica voz matutina y me siento en la cama con cierta pereza.

Julieth me dedica una sonrisa cariñosa-. Vine a despertarte para que vayas con Lea a comprarte un vestido para tu cumpleaños.

-¿Qué? Pensé que ya habíamos acordado cual vestido usaré. -Respondo ceñuda y confundida.

-Oh, ¿hablas de ese horrible vestido que usaste el año pasado? -Pregunta con algo de desagrado-. Esta vez no dejaremos que lo uses.

-Mamá, se supone que es mi cumpleaños. Yo decido que vestido usar -Respondo algo enojada.

-Cuidado con el tono que us... -No termina de regañarme porque la voz de Irrael -mi padre- la interrumpe desde el piso de arriba.

-¿¡Cariño!?

-¡Abajo, cielo! -Devuelve sus ojos oscuros y autoritarios hacia mí-. Te quiero lista en quince minutos, y sin berrinches -No espera una respuesta y cierra la puerta detrás de ella.

¡Ahg! Genial, ahora tengo prohibido usar mi vestido favorito. El vestido que ciertamente usé el año pasado en mi cumpleaños, es de color dorado con algunos detalles rojos en las mangas y pecho.

Para mi ese vestido es hermoso, pero mi mamá apenas me dejó conservarlo; en mi cumpleaños anterior me lo puse sin permiso y ya era muy tarde para mandármelo a quitar.

Recuerdo que un día anterior a mi cumpleaños del año pasado tocaron a la puerta, yo abrí y no había nadie, solo una caja amarilla con mi nombre en ella, al abrirla vi aquel vestido que me enamoró inmediatamente; todavía me acuerdo de su olor tan peculiar, no parecía ser perfume, pues habría sido mucho más agradable, sin embargo, su olor no era para nada malo y extrañamente me parecía muy familiar.

Debo admitir que aquel regalo me inquietó mucho por un momento, ya que no tenía ni idea de quien me lo había dado, solo tenía una tarjeta escrita a mano que decía:

"Feliz cumpleaños adelantado, pequeña."

Al principio sospeché de Leah y Liam o sus amigos, pero me di cuenta que ninguno tenía una caligrafía así de refinada y bonita, como si la persona que la escribió fuera alguien con clase, estuve un buen tiempo investigando, pero no di con ningún sospechoso.

Tal vez jamás descubriría quien tuvo tal gesto y con qué intención.

Me bañé, me arreglé casual con ropa común hecha por humanos, aunque según Leah, la mayoría de la ropa que se encuentra aquí ya ha pasado de moda entre ellos.

De igual forma elegí un simple suéter negro, un vaquero pegado y unos zapatos trenzados. Salí no muy apurada hasta la sala donde Liam y Leah me esperaban sentados en la sala discutiendo (como siempre).

-El momento en que ustedes pasen un día entero sin discutir, sabré que es el fin del mundo -Interrumpí acercándome y ellos se callaron notando mi presencia. Tuve la impresión de que Liam me miró un poco más de lo normal, pero creo que solo es mi imaginación.

-Que te digo, si Liam no fuera tan terco e imbécil, sería otra historia -El susodicho gira los ojos.

-Bueno, ¿van al centro comercial o no? -Se levanta del sofá- muévanse que tengo cosas que hacer.

-Nadie te invitó, así que no tienes derecho a apurarnos -Le soltó Lea saliendo de la casa atrás de él, y yo atrás de ella.

***

Horas más tarde, después de probarme varios vestidos hasta dar con el ideal. Liam y yo nos sentamos en una fuente al aire libre esperando a que Lea vaya al baño.

| Señorita Dragona |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora