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Caminaba con dificultad por las calles casi vacías de Seúl. Arrastraba su chaqueta por el piso y su rostro expresaba arrepentimiento y dolor con cada paso. Las pocas personas lo evitaban pensando que estaba borracho o drogado gracias a sus grandes ojeras y su estilo desaliñado.
Cruzó la esquina y pudo ver a solo una calle su edificio. Recordó la última llamada que recibió esa madrugada y como si fuera automático sus ojos se empaparon de lágrimas al recordar como lo drogaban para luego despertar amarrado a la cabecera de la cama de ese hombre.
Caminó hasta el ascensor del edificio pero leyó "Descontinuado" en el, maldijo por lo bajo y fue a las escaleras. Cada escalón que subía, cada vez que elevaba una pierna y cada vez que uno de sus pies se impulsaba para arrastrar su cuerpo le arrancaban pequeños y lastimosos jadeos. Subió al piso siete y se apoyó de la puerta de emergencia, recuperó algo de fuerza al calmar su respiración y continuó caminando. Abrió la puerta y entró al pasillo donde vivía. Envolvió su chaqueta en un bollo pequeño para no tener que arrastrar más basura del piso. Una vez frente a su apartamento ingresó su código (13-456-08) escuchando al instante el pitido y el seguro de su puerta.
Dejó caer su chaqueta al suelo y se quitó sus zapatos sin molestarse en siquiera apartarlos con el pie. Vió sus escaleras y luego el baño para visitas, caminó a paso lento al baño de abajo y se despojó de su ropa lentamente. El agua caliente abrazó su cuerpo y las lágrimas jugaban en sus ojos.
Tomó el jabón líquido de la repisa y luego la esponja aún empacada. Quitó el tapón del jabón y la envoltura de la esponja, vertió una cantidad justa en su mano y luego lo esparció en el pequeño cuadrado esponjoso. Talló lento por sus extremidades, torso, cuello y espalda. Se quitó el jabón del cuerpo y volvió a repetir la acción con la esponja pero aumentado la fuerza al tallar
El agua se volvió fría dejando caliente sus lágrimas y piel maltratada con un notorio rojo. Se sentía asqueado de su propio cuerpo, quería vomitar y gritar, quería llorar y golpear su almohada... Quería que alguien lo abrazara y le dijera que todo estaría bien, que aguante solo unos pocos meses más y su pesadilla acabaría.
Después de casi una hora solo tallando su cuerpo. Se roció con el agua para luego envolver su cintura con una de las toallas perfectamente dobladas. Se vió en el espejo y sintió como las náuseas se apoderaban de su paladar. Llevó sus dedos temblorosos a su cuello y acarició las marcar y mordidas con tonos morados, se apoyó del lavamanos y dejó su cabeza caer. Sus sollozos se hicieron presentes pero no duraron gracias al llanto desgarrador que invadió el pequeño baño. Sus lágrimas caigan como cascadas chocando con sus manos en el proceso.
Cubrió su rostro con ambas manos y se alejó del espejo hasta chocar con la pared. Se deslizó con lentitud y cuando cayó al suelo una pierna se extendió dejando la otra casi pegada a su torso. Lloró por lo que vió, se lamentó por como se sintió, se asqueo por el dolor de su espalda baja, se odió por los recuerdos que lo invadieron y sufrió porque sabía que su pesadilla lo mataría
