𝟏- 𝐋𝐨𝐮𝐢𝐬

Comenzar desde el principio
                                    

Uno de los obstáculos más grandes, era que Louis era una de las personas menos románticas en la tierra. Es decir, tenía un maldito don para escupir cualquier clase de cosa seductora que le conseguiría un polvo cada vez que quería, pero no podía planear algo dulce y bueno, algo que fuera lindo.

Así que necesitaba la maldita ayuda, ¿de quién? No tenía una puta idea, pero necesitaba hacer la propuesta a Harry lo más pronto posible.

Louis se levanto de la banca del parque público, arrojo la colilla de cigarrillo consumido al suelo, pisándola con su teni mientras guardaba el anillo en la caja de terciopelo azul que le habían obsequiado en la tienda. Miró decididamente alrededor, lleno de determinación, dispuesto a pedirle matrimonio a Harry cuanto antes.

Como era natural, la primera persona a la que Louis recurrió fue a Meredith. Después de todo, ella era la única amiga que Louis sabía que era sincera. Algunas veces, demasiado sincera para su gusto, pero eso era bueno, había hecho a Louis muchas veces ver la realidad más rápidamente de lo que hubiera hecho con la ayuda de alguien sutil o precavido.

Además, Meredith era lesbiana; eso demás de asegurarle que nunca follarían y arruinarían la amistad, le era útil porque Meredith sabía toda la mierda acerca de ser homosexual y se había casado hace seis meses con Laura, la única mujer que consiguió ponerla en línea.

Louis vio como su mejor amiga dejaba una jarra de cerveza frente a él con fuerza, sentándose en la silla de enfrente con su propia cerveza, mientras estaban en un bar deportivo al que Meredith lo había arrastrado.

-Entonces -Meredith empezo -, ¿te piensas casar? Eso es increíble, nunca esperé que quisieras eso de nuevo, Louis.

-Bueno, mierda, Meredith, estamos igual -él lo confesó, porque incluso había sido una sorpresa para él cuando el pensamiento se cruzó por su cabeza una mañana después de dormir con Harry hace poco.

-Pero es genial, amigo -Meredith continuó, su cara estoica como de costumbre -. Estoy feliz por ti, también por Harry. Él es un buen hombre.

-Lo es -Louis asintió, bebiendo un trago de cerveza -. Y como es un hombre tan maravilloso, necesito que sepa lo que significa para mí cuando le pida matrimonio. ¿Ves el problema que tengo aquí, Meredith? No tengo una maldita idea de como hacer eso. Fue más fácil ganarme a Oliver, y el futuro criminal en potencia me extorsionó unas treinta veces antes de eso.

Al principio, Oliver odió la idea de que Louis los visitara en la casa de Harry, porque el pequeño criminal era inteligente y sabía de sus intenciones antes que Harry mismo. Un día, repentinamente, Oliver cambió, le ofreció a Louis un trato. Louis le daba cinco dólares y Oliver le permitía pasar tiempo con su padre sin intentar arruinar nada. A Louis le pareció genial, el hijo de su posible novio le estaba haciendo una oferta de paz, cinco dólares no eran nada si podía pasar un momento tranquilo con Harry. Claro, eso con el tiempo cambió, y a medida que Oliver creció y se hizo más maduro e inteligente, los cinco dólares se convirtieron en cincuenta, y fue subiendo hasta que Harry se enteró y Oliver fue castigado por tres meses sin salir de casa.

Algunas veces, eso no lo detenía de estafar a Louis sin que Harry lo supiera.

-Quieres un consejo, entonces, ¿verdad? -Meredith preguntó, claramente no adivinado -. ¿Qué te puedo decir, amigo? Fue fácil para mí, solo lo hablé con Laura. Deberías hablarlo con Harry. Son hombres maduros, no vas a recortar corazones de confeti y los lanzarás sobre él, o atarás un hilo a su dedo y lo guiarás a un lugar, o dibujarás tarjetas donde le dirás cuánto y porqué lo amas. Solo háblenlo.

Si Louis lo pensaba, Meredith tenía la maldita razón. Hablarlo. Ellos no eran universitarios. Louis pronto cumpliría cuarenta, y Harry había cumplido treinta y cinco el mes anterior. No iban a ponerse a hablar sobre malditas propuestas cursis e inmaduras, ¿verdad? Verdad.

𝐌𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐲𝐨𝐮 [𝐥𝐚𝐫𝐫𝐲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora