Me encerré en mi habitación, aún con la cara roja, Dios, todo mi cuerpo está sudando, y mi respiración no se calma, así como ahí abajo que late alocadamente, incluso duele. Sin querer crucé mis piernas causando un escalofrío por todo mi cuerpo, ¡Mierda! Por más que quiera necesito hacerlo...

Entonces con la espalda apoyada en la puerta, apreté mis muslos uno contra contra otro, moviendo mi cadera en círculos, mientras cubría mi boca para callar mis jadeos, se siente bien... miré al techo contrayendo mi cuerpo.

Me siento sucia por tener a Johan en mi cabeza mientras hago esto pero no puedo evitarlo, ¿En serio existen cosas de ese tamaño? Fue capaz de estirar la toalla, pensé que había sacado una escopeta o algo así...

Me detuve cuando logré sentirme satisfecha, carajo... estoy tan mojada que necesito un baño urgentemente. Entonces respiré hondo para recobrar fuerzas y levantarme, estuve apunto de ir al baño pero por mi mente pasó: “¿Qué estará haciendo Johan con su erección?”

De inmediato fui hacia la puerta pero me detuve en seco, ¿En qué estoy pensando? ¿En ir ayudarle? No cabe duda que soy una estúpida por creer que él me dejaría hacerlo.

—Verónica… en serio, deja esto —me dije a mi misma, agarrándome del cabello, porque en verdad necesito una arrastrada, un golpe para que por fin empiece a respetar a Johan. Lo que pasó fue un accidente y yo dándome placer con su imagen, ¡Doy asco!

[…[

Para no hacerlo sentir incómodo decidí esperar a que se fuera a su trabajo, ¡Lo cual fue una tortura! ¡Ya no soportaba estar en esa habitación llena de feromonas sexuales! Para evitar tener nuevamente la imágen de Johan salí al jardín a tomar un respiro.

...

Mientras le regaba agua a las semillas, mi vecina de enfrente llamó mi atención, corta la cabeza de sus rosas seguramente porque están apunto de morir. Lo veo en su cara, está disfrutando cada segundo, ¿Y como no? Si tener un jardín es hermoso.

Desvíe la mirada celosa, ¡Ya quiero que mis semillas crezcan! Pero obviamente tomará su tiempo, aunque lo que me mantiene feliz es que nacerán gracias a mi.

No sé en qué me entretuve por tanto tiempo pero cuando reaccioné ya era hora del almuerzo, así que agarré mi acequia decidida a entrarme.

—¿Puedes creer que fui capaz de investigar cómo se plantan rosas? —volteé cuando escuché la voz de Christian, parpadeé varias veces pues me costó reconocerlo, a diferencia de la primera vez que lo conocí, ahora trae un jean azul junto con una chaqueta de cuero negra, y su cabello negro está peinado hacia atrás, parece un rockero —Agh, perdón, siempre lo olvido —se tocó la frente arrepentido —Buenos dias.

Tragué saliva, jamás había visto a alguien que le quedara tan bien una chaqueta de cuero.

—Buenos días…—le saludé amigable. Con un poco más de confianza se acercó a mi, tensé todo mi cuerpo no porque me pusiera nerviosa o incómoda, por su aroma, huele muy rico —¿Qué decías sobre la rosas?

—Oh, que estoy confundido… ¿Qué no se preparaba un tallo para luego enterrarlo en la tierra? Créeme que estuve toda la noche enfrente de la computadora para saber como fue que tú plantaste las rosas —afirmó fingiendo estrés. Aunque quise ocultarlo terminé riendo enfrente suyo, es obvio que no se quedó despierto hasta tarde, no es muy difícil entender esto, pero me pareció tierno.

—Ah, lo del tallo es la manera más fácil para sembrarlas, verás… solo es cortar una mata saludable, untarle un poco de sábila en la parte donde lo sembrarás y finalmente ponerlo en la tierra. Lo que yo hice fue comprar en una florería, la semilla, que se saca del fruto de un rosal, las que compré ya estaban listas para sembrar así que…—tomé una pausa para verle el rostro, parecía cansado de recibir tanta información, le sonreí divertida —Simplemente las planté.

Seduciendo A Las Rosas [Oficial]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora