Escuché como el agua dejaba de correr y lo vi salir con solo una toalla, sí, había sido muy fuerte en resistirme a todas sus insinuaciones sexuales, quizá por eso había tanta tensión sexual a nuestro alrededor.

Me miró sorprendido en primera instancia y luego una sonrisa se extendió por todo su rostro.

—Hola, mi reina —Se acercó a saludarme y suspiré notando como sus músculos se tensaban al inclinarse, traté de no babear por él y dejé que besara mi frente.

—No quise que volvieras a salir para buscarme así que vine por mi cuenta. —Me encogí de hombros, carraspeando para liberar un poco la tensión en mi.

Él asintió y comenzó a preguntarme por mi semana y mi día, le conté a detalle lo que había hecho y él resumió su semana en unas pocas oraciones, por que así funcionaba lo nuestro: yo hablaba por los dos y él asentía.

Esa noche reímos, comimos y fuimos amigos, con unos cuantos coqueteos inocentes que no pretendían llegar a más, miradas traviesas y sonrisas ingenuas que nos hacían reír a carcajadas.

Eso éramos, dos tontos pretendiendo que no conocían cada rincón del otro intentando volver a conocerse.

Mi primer día de trabajo se adelantó, la señora Cande no tenía quien la cuidara el fin de semana, así que me pidió empezar antes, fue fácil, la señora era buena, amable y muy habladora, le atendí en todo lo que me pidió, como solo estaba de noche,...

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Mi primer día de trabajo se adelantó, la señora Cande no tenía quien la cuidara el fin de semana, así que me pidió empezar antes, fue fácil, la señora era buena, amable y muy habladora, le atendí en todo lo que me pidió, como solo estaba de noche, no hacía mucho, ya que ella dormía bastante.

Era una paciente oncológica que había pasado por diversas cirugías y no caminaba, así que todo se le hacía en cama, usaba pañal, así que lo más complicado era cambiarla, ya que ella no tenía fuerzas y yo debía poner mucho de mi para hacer aquello, pero de resto, era sencillo.

Me gustaba, sentía que era dinero fácil con respecto a lo que tenía que hacer.

El segundo día fue más pesado, pasé todo el día en la universidad y llegué casi directo al trabajo.

Cuando entré a mi turno le avisé a Andrés que había llegado, no nos habíamos visto, así comenzamos a hablar por mensajes, él estaba haciendo tareas de Francés y yo estaba calentando la cena de la señora.

Andrés: Te amo mucho.

Carol: También te amo.

Andrés: Aún no sé por qué me amas.

Carol: La verdad, yo tampoco.

Andrés: Hahahahaha.

Andrés: Eso me hace reír y me rompe un poquito el corazón a la vez.

Andrés: Eres la persona que más amo en mi presente, Carol.

Carol: Mi estilo es romper el corazón con estilo.

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