-Hace unos 19 o 20 años, yo vivía con mi "familia"-enfacitó esa palabara- mis dos hermanos mayores, y mi madre una mujer alcohólica que apenas prestaba atención a sus hijos, y en los momentos que lo hacia los trataba como basura, la verdad, nunca entendí su comportamiento.
Nuestro padre había muerto ya 5 años atrás, mi hermano mayor, Lucas, se había ido hacia varios meses, nuestra madre ni siquiera se percató de su ausencia, o se limitó a ignorar este hecho.
Mi otro hermano, tan solo dos años mayor que yo, Marc, iba a abandonar la casa en las próximas semanas, y yo no me quería quedar atrás, ya que si el se iba nada me retendría a ese lugar.
Conocí a tu padre una semana más tarde, cerca de la gasolinera en la que yo trabajaba para ganar algo de dinero. No me contó mucho de su familia, simplemente que no aguantaba más en ese lugar y que se pretendía escapar de allí. Compartíamos muchos pensamientos e ideas, nos complementábamos muy bien, asi que, al poco tiempo de conocerlo me uní a su idea entusiasmada.
En ese momento yo acababa de cumplir los diecisiete años, el solamente era unos meses mayor, éramos menores de edad, y junto a los ahorros que teníamos apenas nos llegaba para unos billetes de tren, comida y agua.
A la semana siguiente llegó corriendo a mi trabajo con unos papeles en la mano, no se como pero consiguió la información y la ruta de varios trenes de carga que llegaban hasta la ciudad a la que queríamos ir, Zaragoza.
Me contó que en el próximo mes saldría un tren hacia allí que llevaría muy pocos pasajeros, lo que nos daba más posibilidades de que saliese bien. Según el plan exactamente a las ocho menos cinco de la noche debíamos estar preparados junto a las vías del tren esperando a poder entrar en uno de los últimos vagones, y, una vez hubiésemos llegado a la ciudad iríamos al pequeño piso de un compañero que, según me había contado había recuperado su contacto hacía poco.
Una semana antes de llevar a cabo el plan, Marc me despertó a media noche para decirme que se iba. Le abrace muy fuerte y nos hicimos una promesa, una vez cada 5 años nos reuniríamos si o si, no podíamos romper eso.

Llegó el día de marcharnos, así que agarre mi bolsa y la llené de prendas y provisiones, me vestí de negro para ocultarnos mejor y me dirigí a la entrada, bajé las escaleras, pero antes de llegar a la entrada ví una figura que conocía muy bien. Mi madre se encontraba ahí plantada con una botella en la mano, empecé a sudar y a imaginarme todo tipo de escenarios posibles, no saldría de casa, me encerraría, pegaría, aunque en el fondo de mi mente deseba que me abrazara y no me dejase ir, algo que sabía que era imposible. Pero en cambio ella se limitó a hacer algo que me dolió más que todos los comentarios que me había hecho tantas veces o que me había pegado, me dedicó la mirada con más desprecio que había experimentado nunca, en sus ojos se podía leer una palabra ASCO, asco de mis acciones, de mi forma de ser, de todo, de mi.
Sin despegár sus fríos ojos azules de mi, se aparto tambaleando por los efectos del alcohol de la entrada y abrió la puerta, y-yo ante sus acciones me limité a bajar la cabeza y a correr hacia la puerta. Me fui alejando de lo que había sido mi casa durante toda mi vida, cada recuerdo, pensamiento, y sentimiento se iba rompiendo como una hoja marchita con cada paso que daba, mi mente no dejaba de pensar en esa mirada, la que había dedicado una madre a su propia hija, y sin quererlo las lágrimas salieron como torrentes de mis ojos y secándose con el viento de la noche, dando paso a unas nuevas- Se detuvo ahí ya que las lágrimas amenazaban con salir, estaba poniendo mucho sentimiento en eso, y era como si Adrián pudiese sentir cada momento de dolor que ella expresaba. Y sin darle tiempo a decirle nada a Sara, continuó, pero esta vez con la mirada fija en el suelo y un tono más frío,
-Llegué a la estación y cerca de unos matorrales ví a tu padre, Sérgio, que estaba observando a unos hombres que cargaban las últimas cajas en uno de los vagones. Me acerqué a el con cuidado, cuando aún algunas lágrimas corrían por mis mejillas. Me puse a su lado y le mire a los ojos, el me miro con seriedad al ver que lloraba y me dijo >> Te juro que va a salir bien<< Seguidamente me dio un corto beso en los labios que consiguió calmarme y darme toda la seguridad que necesitaba- sonrió al recordar eso y siguió esta vez un poco más animada.
-A las ocho en punto el tren comenzo a mover sus engranajes, y entonces fue cuando ambos salimos de nuestro escondite y corrimos con nuestras pertenencias hacia el penúltimo vagón, Sérgio alcanzó el agarre de la puerta y subimos antes de que el tren pudiese avanzar con más velocidad.
Nada más subir y sentarnos me dormí con la cabeza apoyada en hombro de Sérgio, y el poco después también.
Nos despertó el ruido de las cajas siendo descargadas, yo entré en pánico, se oían cerca, pero tu padre lo tenía todo planeado, abrió una de las cajas y entramos dentro.
Al rato comprobamos que no pasaba nadie y aprovechamos a salir, llegamos al piso de
Asher, que nos dejaba permanecer ahí todo el tiempo que necesitásemos.

Al poco tiempo comenzamos a buscar trabajo, lo intentamos seguidamente, pero no lo conseguíamos, pasaron semanas, después meses, no salió nada.
Un día Sérgio me propuso entrar en el negocio de Asher, era un delincuente, el me lo propuso con cuidado, y aunque en un principio me pareció la peor idea que habíamos tenido, con el paso del tiempo lo reconsideré. Si queríamos tener un futuro tendríamos que hacer algo. Acabé accediendo, ya que por la falta de estudios que teníamos no podíamos hacer mucho más.
Nos dedicamos a esto por 7 años cuando Sérgio y yo pudimos casarnos e independizárnos. Un año después quede embarazada de tí, y entonces decidí dejar ese trabajo, pero tu padre se negó, intenté persuadirlo de todas las formas posibles, pero no lo conseguí.
Siete años más tarde nació tu hermana, para entonces tu padre y yo discutíamos bastante por su trabajo, y-y dos años m-mas tarde él... -Acabó llorando silenciosamente, como si no se enterase de ello y siguió.
-Un día me levante, pero ví que su lado de la cama estaba vacío, lo llamé, lo busqué por todas partes, él, se había, ido.- En esa última palabra Adrián pudo sentir como su madre se rompía de nuevo por dentro.
-Y, lo único que dejó fue una marca en su mesilla.
Y aquí se acaba la historia Adrián, lo ulti-
En la habitación irrumpió una de las enfermeras,
-Disculpe, Sara, tenemos que realizarte las pruebas, podrás recibir más visitas otro día-
Sara se seco las pocas lágrimas que le quedaban y le dirigió un >>Adiós<< y una mirada triste a su hijo, y sin que él dijera nada desde que había entrado en la habitación se la llevaron.

Gracias a tod@s por leer espero que les haya gustado mucho :D
>>Siento si hay faltas :) <<

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