–Joven señor, tranquilícese, comprendo que lo pueda ofender pero necesitamos comparar las bebidas antes de que ya sabe quién se enfade.

–Tsk, de acuerdo, solo vámonos. –Sin esperar a su... lo que sea, se marchó de este pasillo.–

–Discúlpelo, es un poco sensible al respecto. Que tenga un buen día.

–Oh, no ha sido nada, mis disculpas.

La chica solo asintió, y fue tras ese chico que la esperaba en la salida. Le sorprendió lo rápido que fue tranquilizado, pero le alivia.

Aunque, estos días no para de tener una suerte horrible.

Solo compró los ingredientes para su cena y se fue de allí, no vaya a ser que choque de nuevo con otra persona extraña, ya van dos veces.

Solo compró los ingredientes para su cena y se fue de allí, no vaya a ser que choque de nuevo con otra persona extraña, ya van dos veces

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(...)

Ya es bastante tarde, pues no se dio cuenta hasta que le dio por mirar la hora. Eran alrededor de las diez, y nada más llegar dejó sus compras en la mesa, iría a su habitación para poder estar en su cómoda pijama.

Sin embargo, al abrir la puerta, se quedó completamente tieso ante lo que se hallaba en su cama.

–Saludos, intento de detective, me estaba cansando de esperarte.

Ahí, ante sus narices estaba la raíz de sus problemas, este Dictador se había metido en su casa, claramente a través de la ventana.

No supo qué rayos decir, estaba ahí sin más recostado cual niño aburrido en su cama, levantándose de un salto para ponerse de pie en esta.

–... ¿Qué es lo que quieres?

No va a preguntarle la tontería de cómo sabe dónde vive, a través de Panta de uva le ha dejado bastante claro que lo sabía, pero no comprende su interés en presentársele siempre que puede. Claro, su primer pensamiento es que quiere jugar como se le plazca, burlándose de paso.

–¿Oh? ¿Estás asustado por tu vida o algo así?

–¿Debo hacerlo?

–Bueno, aparentemente no tengo buena reputación, una peor de la que merezco tal vez.

–Yo no estaría seguro de ello.

Saihara estaba mirándolo alerta, no tiene demasiada habilidad física, por lo qué algo sorpresa puede ser muy malo para él. Sin embargo, le llamó la atención su cambio en la forma de hablar. No suena como un niño en parque de atracciones, parece como si fuese una persona pasivo-agresiva.

–¿De verdad? Aunque claro, supongo que si piensas que soy un asqueroso asesino eso debes de creer.

–¿Qué? –Eso lo dejó bastante torcido.–

Vio cómo se quedó en silencio, y de un salto se bajó de la cama para aprovechar su sorpresa. Lo tomó del cuello de su ropa, colocándolo contra la pared, algo bastante destacable teniendo en cuenta la altura.

–Me has decepcionado mucho detective, para variar seré honesto y te dire de una vez que me gustas mucho como para solo desaparecer, pero creo que esta es la mejor manera para darte una segunda oportunidad.

–¿Qué? No entiendo nada de lo que dices, y no sé si quiero hacerlo. –No tiene demasiadas ganas de que esté sujeto lo tenga fijado.–

–¿Eso crees? Eso es un sorpresa, ¿Que acaso no fuiste tú quien dijo que confía en mí?

Y lo siguiente hizo que Shuichi dejase de respirar, el Dictador se había quitado la máscara de payaso, revelando a la persona que más quería ver.

–¿O acaso era mentira? Porque el mentiroso soy yo, Shuichi.

–¿O acaso era mentira? Porque el mentiroso soy yo, Shuichi

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El caso del "Líder Supremo" {Saiouma}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora