o. born under a bad sign

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capítulo cero: nacido bajo un mal augurio

capítulo cero: nacido bajo un mal augurio

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   Nueva Orleans, Louisiana. 1991.

En algunas culturas la lluvia es el significado de limpieza, de sacar todos aquellos pensamientos malos o sensaciones negativas, por ello algunas de estas dictan que una vez al mes las personas se bañen en ella—para purificar sus almas. No obstante, las brujas disciernen al respecto. Para ellas, la lluvia es significado de que algo esta por venir, un mal augurio era el signo de ello.

Durante la noche más larga del solsticio de verano en la cual la estrella más grande fue eclipsada trayendo la lobreguez. La Ciudad Creciente fue el escenario de una lluvia torrencial.

Pero aquella lluvia no había sido común. No. Esta estaba cargada de un color carmesí que solo se notaba cuando golpeaba contra la piel de los que estaban debajo de ella. De común no tenía nada.

Ese día que había empezado como un día lleno de jubilo, estaba por terminar en uno que marcaría la desdicha de los años siguientes. 

La manada Crescent había sido testigo del nacimiento de su futuro líder, el cual traería la calma ante aquellos vientos de guerra, pues cuando las integrantes de aquella línea de la realeza arribaron, eran tiempos difíciles, batallas comenzaban a suscitarse para coronar a la especie más fuerte. La manada compartía el deseo de que ese nacimiento fuese el que les trajera buena fortuna. Sin embargo, para los llamados Seguidores eso era la señal de que había arribado aquel que apaciguaría a ese algo que con los claros signos que la tierra les enviaba, la naturaleza aclamaba a ese ser.

Y así fue como desde temprana edad, conoció la maldad.

Cuando Angelique Dumont-Labonair, miembro del Clan Crescent y esposa del Regente de los Nueve Aquelarres —conducida bajo una demencia que le costaría la vida a muchos años más tarde— tenía a la futura reina entre sus brazos, esta lloraba sin parar, y la naturaleza parecía reaccionar a ello, pues el viento de aquella lúgubre noche de junio era tan violento que podía voltear a una casa por completo, y con ello la lluvia que se había tornado carmesí golpeaba sus pieles como duras rocas. 

La residencia Labonair había estado custodiada día y noche. Aquello no debió haber pasado.

El grupo en el que se encontraban había arribado hasta el sitio marcado, en los adentros del Bayou, en donde se encontraba una pila en donde la roca estaba marcada con el símbolo que ellos cargaban y se marcaban con orgullo. La serpiente que se come así misma.

—Adelante, entrégamela. —pidió el hombre de ropas oscuras que se hallaba detrás de la pila con los brazos extendidos. Angelique se acercó y se la deposito, más el pequeño bulto no dejaba de moverse y llorar sin parar, con ello, los relámpagos aumentaban sin cesar. Parecía que en cualquier momento el cielo se vendría abajo.

⁴ 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora