Apesar de que Alessandro frecuentaba el lugar desde su inauguración, desconocía a los empleados, a excepción de la amable chica castaña de ojos oscuros y flamante sonrisa que atendía la barra, especialmente a él sin importar la hora, quién se convirtió en más que su confidente, sino, en su mejor amiga. Al principio el rubio pensó que ella trataba de coqueatarle, sin embargo la actitud que ella tenía para con él era totalmente a las del resto de las mujeres que tendían a derretirse con tan solo mirarlo, acercándose como hormigas a lo dulce. Además de eso, ambos se dieron cuenta de que se conocían desde antes, es más, ambos cursaban en la misma Universidad, y sorprendentemente la misma carrera.

El sistema educativo y laboral había cambiado significativamente gracias a una proclamación del actual rey de Inglaterra William I: los horarios de trabajo eran más arduos que de costumbre, sólo había descanso medio día, es decir, se trabajaban 12 horas en total, con 12 horas de trabajo de lunes a domingo. Muchas empresas y negocios de vieron en la necesidad de expandir su persona obrero y personal, por lo que igualmente era bastante difícil para los estudiantes salir, pero aún así, Alessandro y muchos de sus amigos se las arreglaban para salir, por su parte, para encontrarse con su amiga, entre otras cosas. En Londres, la universidad a la que se asistía era Charlotte's London University, construida por la mismísima princesa Charlotte, hija del monarca, que constaba de todas y cada una de las carreras, con todos los lujos. De igual forma la ley de que los estudiantes no podían llegar más tarde del anochecer en sus salidas de diversión o cualquier otra razón (Ya que residían dentro de la universidad con todos los lujos) tenían permitido ir a fiestas o cualquier evento pero regresando antes del anochecer todos los días, con excepción de viernes sábado y domingo, donde el toque de queda no aplicaba, siendo éste impuesto por la inseguridad tan grande que se había desatado en el país, por lo que, Alessandro se encontraría en problemas esta vez, ya que no era viernes, pero según el, le convenía.

Y esa fué la razón que lo puso todavía más de mal humor.

-¿Y cuándo se supone que
llegan? -hablo la melodiosa voz de la chica de la barra de nombre Hailee, quien lo miro bajo sus espesas pestañas.

-No deben tardar en llegar.

Levantándose de su sitio bajo la atenta mirada de la castaña, se alejó tomando asiento en una mesa para cuatro. Volvió a mirar su reloj que indicaba que eran más de las 11. A decir verdad el había sido más que puntual, acudiendo al local a las 22:50 aprovechando la oportunidad para beber su exclusiva bebida en la sola compañía de su amiga. Más de una vez Alessandro pensó en abandonar el local en búsqueda de una de las personas que se encontrarían con el en el local ya que, era de muchísima importancia, y el temía por su bienestar, luego recordó que si lo hacía, tanto el como su compañero pagarían las consecuencias como tantas veces les había tocado hacer. Sabía que la otra persona con la iban a reunirse era sumamente controladora, peligrosa y exigente, arriesgarse a cometer algún error con ella era pagarlo caro.

Tras largar un gruñido, se percató de la abrupta llegada de quienes esperaba.

Hailee compartió una mirada con el rubio, quien con tan solo un gesto le hizo saber que ya era hora de que se fuera a algún lugar del local como tanto se lo había dicho en cuanto ellos llegaran, cosa que hizo al instante. A Alessandro se le caracterizaba por audaz y calculador, no se le escapaba nada, pensaba en todo, y su principal idea fué, que si la castaña desaparecía de la barra, la reunión no tardaría tanto ya que no habría bebidas con las que perder el tiempo, aprovechando igualmente la ausencia de mesoneros, a quienes se encargo de alejar igualmente.

El rubio se levantó de su asiento. Había llegado la hora y no se encontraba del todo preparado.

Procedió entonces a dar un paso adelante, estirando sus largas piernas, cerciorándose de que su atuendo estuviera en perfectas condiciones, para darle el buen significado que tenía ser el hijo de un importante accionista y abogado, al que aquella mujer castaña miraba con cinismo y frialdad. Por pura inersia, Alessandro desvío la mirada a quien tenía a su lado, mirándolo con algo de preocupación en busca de algún rasguño o algo sin encontrar nada más que esos ojos verdes tan familiares que le transmitían esa respuesta de "estoy bien" para después abrazarlo apesar de haberlo visto hacia un par de horas atrás como todos y cada uno de los días de su vida, después de todo eran hermanos.

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⏰ Última atualização: Mar 17, 2022 ⏰

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