[01 - Treaty]

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Una confrontación con una tribu Quileute fue algo que no esperaba en nuestro primer mes en Forks, Washington.

La decisión de mudarnos a Forks se tomó por unanimidad. Después de graduarnos de Dartmouth, nos quedamos cómodamente en Plymouth por otro año más. Para evitar sospechas, nos mudamos a Whitehall, Míchigan, cerca de Grand Rapids; donde Alice, Jasper, Edward, Emmett y yo fuimos a la escuela secundaria. Volver a la secundaria fue una experiencia extraña, por decir menos. No solo la había acabado hace más de cuatro años, sino que ya tenía un título universitario. De Dartmouth, nada menos. Decir que era tedioso repetir sería un eufemismo. Estaba impaciente, no podía simplemente sentarme en un salón de clases y volver a aprender hechos inútiles. Necesita un proyecto en el que trabajar para mantener mi mente activa. Si no tuviera a Emmett conmigo en clases, me habría vuelto loca.

Para la mayoría de los humanos, Forks no era tan notable. El clima no era excelente, con 212 días por año registrados con constantes precipitaciones. Y eso no siquiera incluía los días nublados y lúgubres. La población tampoco era grande, con un máximo de 4.000 personas. Para la mayoría no parecía un destino fijo, pero para los vampiros, era el lugar perfecto. Podríamos salir cuando quisiéramos sin llamar la atención de los demás hacia nosotros.

Debe haber sido sobre el crepúsculo cuando decidimos ir a cazar. Alice se quedó con Esme para finalizar las renovaciones de la casa, así que Carlisle, Edward, Jasper, Emmett y yo nos fuimos a explorar. Seguimos el río Quillyute hasta la costa, con la esperanza de encontrar alguna presa cerca del agua. Incluso como vampiro maduro, yo era más rápida que Edward para su consternación, aunque era demasiado educado para decir algo al respecto.

Cuando terminamos de alimentarnos de una pequeña manada de ciervos, escuchamos pasos acercándose.

— Probablemente excursionistas. Deberíamos regresar al este — comentó Jasper.

Edward frunció el ceño.

— No, son de la tribu Quileute. Saben lo que somos.

— ¿Cómo? — Emmett preguntó incrédulo.

— Leyendas tribales — Edward hizo una mueca.

— No quiero iniciar un conflicto aquí. Veremos qué quieren — respondió Carlisle. Mis ojos de encontraron con los de Emmett, su expresión tan desconcertada como la mía. Alcance su mano extendida, nuestros dedos entrelazados. Mi inquietud disminuyó temporalmente y la confianza ocupó su lugar. Con Emmett a mi lado, estaba lista para cualquier cosa.

De repente, tres hombres aparecieron entre los árboles. Todos tenían más de seis pies de altura y eran intensamente musculosos, con ojos marrones oscuros, cabello negro al rape y piel rojiza. Sus expresiones eran tensas y enojadas, de posicionaron en podés defensivas.

— Estás en tierras de Quileute, frío — dijo el del medio, obviamente el líder, con voz aguda.

— Mis disculpas, acabamos de mudarnos aquí. Mi nombre es Carlisle Cullen y está es mi familia — dijo Carlisle, su postura y tono a diferencia de el de ellos, era tranquilo.

— No somos como otros de nuestra clase, no bebemos sangre humana — hablo Edward, leyendo sus mentes. Los ojos oscuros miraron la evidencia de nuestra caza y nos observaron con incredulidad — no nos creen — susurró Ed.

— ¿Por qué no hacemos un tratado? — sugirió Carlisle. Tenía más sentido para ellos, ya que eran superados en número. Carlisle no tuvo necesidad de hacer esta oferta más que un sincero deseo de abstenerse de convertir el tendón ambiente en una lucha.

Carlisle y el líder discutieron las estipulaciones del tratado. Insistieron en que no podíamos cazar o transformar humanos, así como transpasar sus tierras. Carlisle propuso el concepto de secreto mutuo, el cual Edward insistió en marcar (luego sabría el porqué).

Acordaron y dividieron las líneas  fronterizas para nuestras respectivas tierras. El territorio Quileute cubría toda la reserva de la Push, además de algunas de las tierras que pertenecieron tradicionalmente a los Hoh's y los Makah's. En algunos lugares, la línea divisora siguió por la autopista 101, pero en otros lugares siguió las antiguas líneas tribales. A su vez, no cruzarian a la tierra Cullen. La ciudad de Forks, junto con algunas otras ciudades circundantes, y la carretera eran "áreas de tregua" donde a ambos grupos de nos permitía aventurarnos.

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— Espera, ¿Me estás diciendo que esas personas con las que hicimos el tratado eran realmente hombres lobo? — dije incrédula cuando volvimos a casa. Acabábamos de informar a Esme y Alice cuando Edward dio la noticia impactante.

Él se rió entre dientes ante mi reacción.

— El término más preciso sería cambia formas, pero sí. Pueden transformarse a voluntad en lobos.

— ¡Fascinante! — Carlisle dijo con un brillo en sus ojos dorados.

— ¿Por qué no se nos acercaron como lobos? Seguramente sintieron que éramos una amenaza. ¿Por qué nos dieron todas las ventajas posibles? — preguntó Emmett.

— Probablemente para mantener un elemento sorpresa. Quizás si nuestra... confrontación fuera para mal, podrían tomarnos desprevenidos — respondió Jasper.

Discutimos el incidente, elaborando posibles medidas de contradefensa en caso de que algo malo sucediera. Estaba agradecida de haberle pedido a Jasper lecciones de lucha hace varios años. Con mi velocidad, la fuerza de Emmett, la experiencia de Jasper, los siglos de experiencia de Carlisle y las habilidades especiales de Edward y Alice, tendríamos la ventaja.

Después de un tiempo, todos volvimos a nuestras actividades. Mi proyecto de hoy era ilegal. Estaba tratando de programar un nuevo caballo de Troya, un dispositivo qué, cuando se empleara, pudiera acceder a sistemas informáticos. Se podría usar para robar, cambiar, eliminar y copiar datos. No estaba del todo segura de loque iba hacer con él, pero era increíblemente útil, especialmente cuando no envejeces.

Inesperadamente, sentí el rostro de alguien descansando sobre mi hombro mientras dos brazos me rodeaban la cintura por detrás.

— Hola — susurró Emmett. Me di la vuelta en mi silla giratoria, levantándome mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello. Lo besé, suave al principio, luego más ardiente, su dulce aroma llenando mi boca. Sus manos exploraron mi espalda baja mientras me acercaba más a él.

— Honestamente no tengo idea de cómo haces esto — admitió, con los ojos entrecerrados mientras escaneaba el código en la pantalla de mi computador. Me reí, supongo que era como leer un idioma extranjero para él.

— ¿Quieres tomar un descanso? Es casi lunes — preguntó. Woah, perdí completamente la noción del tiempo.

— ¿Qué tienes en mente?.

— Bueno, creo que te verías mejor sin esta camisa — susurró, con las yemas de los dedos detrás del cuello de mi camisa.

— Yo también lo creo — rápidamente me alzó en sus brazos, moviéndose a la velocidad vampírica hacia nuestra habitación, donde nos quedamos hasta la mañana.

Génesis [Emmett Cullen] (2) [ESPAÑOL]Where stories live. Discover now