Capítulo 10

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Capítulo 10

 

Me llevaron a empujones al interior del departamento de policía, al parecer no le hizo mucha gracia al oficial mi comentario sobre su hija, que debo mencionar no fue del todo falso, es una de las chicas más locas y obsesivas con la que me pude meter pero es linda eso es verdad. Me dieron otro empujón dentro de un pequeño cuarto de interrogatorios y luego me empujaron de vuelta para sentarme.

—Bien Adam, ya me conoces. —Hablo el oficial más viejo. —Soy el oficial Allen y él es el oficial Martínez.

— ¿Y esto me importa por qué.....?—dije observándolos con aburrimiento.

—Es un imbécil deberíamos meterlo en la cárcel de una vez, míralo. Es obvio. —Gruño Martínez.

Con un suspiro de cansancio el oficial Allen se dejo caer en la silla frente a mí. Cruzo sus brazos velludos sobre su redonda barriga y me observo. Me recargue contra la silla y me puse cómodo mientras esperaba.

—Adam. ¿Sabes por qué estás aquí?

— ¿Por qué les gusta joder personas? Saben, bien podría estar con mi chica justo ahora teniendo sexo.

¿Chica? Aleje el rostro de Bonnie de mi mente y me enfoque en las miradas que me daban los oficiales.

—Esta semana hemos arrestado a varios chicos que poseían marihuana, todos y cada uno de ellos respondieron que era para consumo personal.

—Bien por ellos.

—También hemos arrestado a varios otros chicos con la suficiente droga como para ser distribuidores, entre otras sustancias. La mayoría de los chicos estudian en la misma universidad que tú. ¿Sabes algo al respecto?

Ladee mi cabeza riendo. — ¿Acaso tengo pinta de saber? —dije con sarcasmo.

— ¡Esto no es un juego maldito idiota! Si dependiera de mí, tu culo ya tendría una celda y una sentencia. —Grito Martínez.

Me reí de la vena que latía en su cien y tire del arillo en mi nariz. El oficial Allen le hizo una seña con su mano y él se movió por la habitación hasta que finalmente se acomodó en una esquina y observo con su ceño fruncido.

—Adam, solo intentamos averiguar quién es el que está distribuyendo la droga en el campus.

— ¿Por qué mejor no nos ahorramos esto? Todos sabemos que me tienen aquí porque soy el primero en su lista y ya les digo, pierden su tiempo.

Ambos hombres se observaron el uno al otro con claro signo de fastidio. Medite en sí debería preocuparme el silencio que se estaba creando mientras ellos continuaban observándose.

—Si quieren puedo marcharme y dejarlos solos para que tengan mas intimidad. —dije riendo y finalmente me observaron.

Me puse de pie sin esperar por su respuesta. Martínez cubrió la puerta con su cuerpo sudoroso. — ¿A dónde mierda crees que vas?

—Mira, si no tienen una orden de arresto no tienen derecho a retenerme más tiempo aquí, ya les dije pierden su tiempo conmigo.

—Aun no terminamos muchacho.

—Yo termine, la próxima sean más listos, traigan una orden, algo de pruebas y despues vallan a verme. De otra forma no arrastren a un estudiante de derecho sin base alguna hacia su caluroso cuarto de interrogatorios.

Los hombres me observaron incrédulos y no los culpaba, esa era a reacción de la mayoría al escuchar que era lo que estudiaba. En su momento había elegido esa carrera con cierto toque de sarcasmo es decir, admítanlo, un vendedor de drogas estudiando derecho era algo bastante irónico pero ahora debería admitir que me estaba sacando de apuros conocer ciertas cosas. No porque me gustara pero por alguna razón lo que había aprendido estos últimos meses me estaban salvando el culo.

Listen to your Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora